Desde Adentro

Cavilar sobre ideas, anotarlas obsesivamente, hablar sin parar sobre una historia que no existe, que no se hace, es mucho menos que una paja.

Fer Calvi

08/06/2016

| Por Staff de Comiqueando

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Ojo+de+Dios+bajaSi querés ser historietista lo único que vale son tus historietas hechas, no hay nada más.

Empiezo por cualquier lado pero llego pronto al punto, prometo. Desde hace ya muchos años doy talleres de historietas a niños, en diferentes ámbitos, muchos de ellos en escuelas. Durante esos talleres no hablamos de historietas, no pensamos en historietas, no planificamos historietas: las hacemos. Quiero decir: esos niños, de entre 6 y 12 años, diseñan un personaje, escriben un pequeño guión y dibujan, a lápiz y tinta, una página de historieta durante el taller, que dura dos horas. Mucho más que muchos aspirantes a historietista que he conocido. Claro que sí: hablamos un poco de historietas, las pensamos un momento y hacemos una planificación; pero eso es la gatera de la que partimos, el arranque, lo que importa es que después de eso, el grueso del tiempo se destina a hacer la historieta.

454319Lo primero que les digo a los chicos es: “no pretendan hacer buenas historietas, primero hagan historietas”. Porque si agarro hoy una guitarra me va a llevar un rato tocar como Hendrix, lo mismo con la historieta. La práctica hace al master del universo. Y sin práctica, sin hacer docenas de historietas, cientos y cientos de páginas, buenas malas y regulares, no hay forma de hacer “buenas historietas”.

No gastes tu tiempo en amasar las ideas como si fueran eternos ñoquis de goma. No pierdas tu vida en preproducciones inmensas, no estás por filmar una película de 500 millones de dólares. No pierdas la nafta, las ganas, el impulso, la espontaneidad. No esperes el momento ideal, justo, en que tu capacidad y la idea estén a punto: ese momento no existe. Pero, sobre todo, no gastes tus ideas, tus historias, hablando horas y horas de ellas; atormentando y aburriendo hasta el infinito a tus amigos, familia, parejas, en eternas contadas y recontadas de lo mismo una y otra vez. No creas nunca que cavilar, pendular con una idea por años es trabajar; no lo es. No creas que estás avanzando si diseñás y rediseñas mil veces el mismo personaje; estás girando en el mismo lugar. No te enamores de tus ideas, una idea no es nada ni es de nadie. Enamorarte de una idea y no de una obra terminada (con virtudes y defectos) te aísla en un mundo de soberbia y estupidez: creés que tu idea es brillante, porque, claro, no está hecha, no se expone nunca a los fallos y aciertos de lo concreto. Ideas tiene cualquier idiota. Lo que no tiene cualquier idiota son páginas y páginas de historieta terminadas que cuenten una historia con su estilo y personalidad. Eso es algo, y, repito, si querés ser historietista: eso es lo único. Las excusas no se dibujan. Y siempre va a ser mejor la peor historieta del mundo terminada que una que está girando en un cerebro eternamente, porque esa no existe.

ficciones-Bosquenegro02Con una mala historieta se aprende, se avanza, se entrena la mano y la mente. Cavilar sobre ideas, anotarlas obsesivamente en libretas o archivos de Word, hablar sin parar sobre una historia que no existe, que no se hace, es mucho menos que una paja. Con una paja se acaba, y el orgasmo es la realización de ese ejercicio. Lo otro es un interruptus solitario y eterno. Y por último, si no amás el proceso de hacer las historietas, si aún cansado de horas y horas de hacer otras cosas, a veces penosas, sentarte un rato en la mesa con una hoja en blanco para hacer una historieta no es tu mayor recompensa y enorme fuente de placer: la historieta no es lo tuyo. Y más te conviene, en lugar de seguir perdiendo el tiempo y atormentando a tus amigos con esas ideas que no van a ningún lado, ponerte a pensar en dónde enfocar esa neurosis, en dónde volcar toda esa líbido reprimida. Eso.

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