-¿Defendió a Giffen? ¿Después de cómo choreó a Muñoz? ¿No vio “Chigger and the Man” de la Taboo nº1? Es indefendible, no lo puedo creer.
-Bajá un cambio, Adán- dijo seco y triste el inspector.
-Pero Giffen le afanó a Kirby, a Starlin, a Druillet, a Maguire, a Bisley, a…
-Basta, Adrián.- Y el uso del nombre verdadero del barbado proto-guionista lo descolocó y dejó al transpirado joven boquiabierto y sorprendido.
-Acá están- se levantó Jezabel desde dentro de un cajón del archivero con un par de fichas en sus manos.- Mire estas. Giffen afana, Giffen afana, Giffen afana, ¿qué hay de “los afanos de Giffen están mal aunque sea un talentoso artista y buen tipo”?
-Jezabel, vos también, terminala- dejó caer el gato mientras se echaba en su sillón giratorio. –No me interesa ese tema. Hay dos cosas mucho más importantes que tengo que decirles.
-Sí, lo bueno que está la Legión reformulada por Giffen en esa etapa que se conoce como ‘Five Years Later’…
-O Ambush Bug- acotó la asistente por sobre el fanzinero revoleándole otra ficha sobre el escritorio.
-No, no- McCurro se agarró la cabeza que le dolía como después de un pedo nivel Súper Saiyajin. – Termínenla con Giffen. Son dos cosas totalmente aparte y mucho más importantes.
-¿Más importantes que haber evitado el juicio entre Giffen y Muñoz cuando el choreo es evidente?- interpeló Babylon.
-¿Más importante que defender a un artista que hace del plagio un estilo?- le retrucó Janos.
-Sí, sí, mucho más importante- el felino fisgón se agarraba la cabeza con las dos manos ocultando su cara.
-Permítame dudarlo, inspector- volvió a la carga el fanzinero esgrimiendo una de las fichas que le pasara Jezabel.- Esto no es una tapa reversionada, o un tema en común, como suelen ser sus fichas. Acá hay evidencia, cuadrito a cuadrito.
-Y dale con Giffen- dijo McCurro hastiado e hizo girar el sillón 180 grados.
-Es que a usted no se lo puede dejar solo- intercedió la joven,- sale a tomar un vermú y termina revelando turbias historias de su pasado.
-Bueno, justamente de eso les quería hablar- el gato frenó el sillón frente a sus asistentes.
-¿Quiere un vermú?- arriesgó el barbado artista under.
-¿Va a revelarnos turbias historias?- se atrevió Jezabel.
-No y no- el felino volvió a darle movimiento al sillón pero esta vez se frenó a 90 grados, dándole la espalda a su público. –Me tienen que dejar solo.
-¿Eh?- fue todo lo que pudo articular Adán mientras se pasaba la toalla por la cara para secar la transpiración.
-Inspector, ¿qué dice?- y por primera vez, Jezabel Janos entrevió la posibilidad de que el estado de ánimo del felino se debiera a lo que tenía que decirles. Y era muy serio.
-Dos cosas que necesito contarles y me voy a quedar solo- ante el silencio profundo de sus asistentes, el gato giró el sillón y siguió hablando de frente a esos ojos entre desesperados y tristes.- Uno: terminó la cuarentena. Pueden volver a sus casas. No sé si tienen alguien que los espera o los extraña, pero ya se puede circular casi con normalidad. Les traje unos barbijos nuevos y una SUBE cargada. Se acabó el encierro. A la calle, los dos, vamos.
-Inspector, espere- metió Babylon mientras se paraba y encaraba hacia la puerta.- Dijo dos cosas y esa es una sola. ¿Qué más nos tenía que decir?
-Que se acabaron Los Casos del Inspector McCurro.
-¿QUÉEEE?- largaron a coro los dos más fieles seguidores del felino fisgón.
-Así como lo escuchan- el gato apoyó los codos sobre el escritorio y cruzó las manos.-Ya está, ya fue. La próxima es la última columna y se acaba todo.
-No, Inspector, no puede ser, no nos haga esto- imploró el proto-guionista transpirando más que de costumbre.
-No les estoy haciendo nada, Adán. Ya fue demasiado tiempo. El próximo es el último caso. No se discute.
-Pero, Inspector- intercedió Jezabel,- todavía hay muchas fichas, cientos de curros, docenas de anécdotas, no puede…
– Es una decisión tomada, Jez. Estás despedida. Váyanse. Se acabó el show. Nuff said.
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