Otra vez me toca hablar de una serie que fue cancelada, pero a diferencia de las veces anteriores esta vuelta estoy medianamente de acuerdo con la decisión editorial, ya que nos encontramos ante una serie que arrancó con todo y fue derrapando sin sentido hasta su número final.
Y acá es donde envidio un poquito al que colecciona revistitas y no los TPB, porque de seguro se dio cuenta a tiempo cómo venía la mano y pudo dejar comprar la serie a tiempo; en cambio al menos en mi caso, me terminé ensartando y comprándola en su totalidad. ¿Por qué? Porque la mano venia más o menos así: me la recomendaron mucho porque la verdad que el primer arco es genial, Tony Moore está prendido fuego y toda la idea que propone el guionista Simon Oliver es más que interesante. Si bien el protagonista es un tanto estereotipado los personajes secundarios levantan la serie un montón y el primer arco te deja manija.
Pero antes de irme por las ramas, aclaremos que la idea surge de un piloto televisivo que el guionista vio poco viable de realizar y decidió adaptar a la historieta. La misma nos cuenta la historia de Henry James quien, tras salir de la cárcel, empieza a laburar en la empresa de fumigaciones del marido de su vieja. Así es como descubrimos que el veneno mas poderoso para eliminar a la plagas, Draxx, es también utilizado como una droga por seres humanos, sin contar que parece estar mutando a las alimañas generando una nueve especie de cucarachas que evoluciona saltándose varias generaciones.
Y gran parte del fuerte de la serie está en el contraste de la vida cotidiana de estos personajes aparentemente normales, con un laburo común, y cómo se ven inmersos en un mundo con bichos que mutan, corporaciones malignas y magia del antiguo Egipto. Y como si todo esto fuera poco, el primer arco abre puntas a varios subplots mas que interesantes que tienen que ver con el pasado de los trabajadores de Bug-Bee-Gone (la empresa del padrastro de Henry), la corporación que fabrica el Draxx y quiere usarlo como droga para eliminar pobres en la -que por esas casualidades del guión- trabaja la novia del protagonista, más el mismo Henry, con su pasado como presidiario y su presente como ex-convicto al que la policía no le saca el ojo de encima.
Como decía, la serie promete mucho y el segundo arco argumental tampoco decepciona: se sigue profundizando en los personajes, la trama principal con las cucarachas evolucionadas comienza a encaminarse y el dibujo de Moore sigue cumpliendo con creces si bien acá deja de entintarse a sí mismo y recibe la ayuda de Ande Parks en ese rubro y también hay un numerito dibujado por Chris Samnee. Vamos para adelante, y llegamos al tercer tomo, que es donde la cosa empieza a derrapar: algunos de los subplots comienzan a resolverse de manera no demasiado eficaz y Tony Moore sólo dibuja dos numeritos para ser reemplazado por John Lucas, que no está mal, pero sin dudas no es lo mismo. Más adelante llegarán desde el banco de suplentes capos como Darick Robertson y Ty Templeton, a mantener alto el nivel de los dibujos.
Y acá es donde digo que envidio a los que compraban la serie mes a mes, porque quizás notaran esta baja en el nivel general y se hubieran decidido a dejar de comprarla en ese transcurso. Pero uno que sólo compra los brolis, manija como había quedado con los dos primeros le perdona a este volumen ser un poco más flojo que los otros (tampoco es que sea espantoso, no jodamos) y sigue para adelante comprando el cuarto que sí es bastante mediocre y nos define en cortar la serie.
Pero entonces nos enteramos que, si bien Simon Oliver la había planeado como una serie de 50 episodios, se cancela en el número 30. Con lo cual sólo nos falta un tomo para tenerla completa… y qué sé yo… a veces a las series cortas estas cosas le juegan a favor. Si ya llegamos hasta acá, por qué no tener el último y ver cómo termina todo. Aparte para estos números vuelve Tony Moore, así que nada, ya estamos jugados. No voy a contar detalles sobre los últimos arcos por si alguno quiere leerla. Que a mí no me parezca una gloria no quiere decir que no lo sea para alguien más o incluso que no se banque una lectura a falta de algo mejor. Convengamos que un título mediocre de Vertigo suele estar por encima de la media de un título mediocre más mainstream, al menos por las ideas limadas que suelen involucrar.
Asi que, en conclusión y como para ir cerrando, estamos ante una serie terriblemente despareja que arranca con todo para convertirse en un clásico instantáneo y defrauda de manera inentendible, siendo ese su principal defecto, decepcionar al lector. Son sólo 30 números (originalmente aparecidos entre 2006 y 2008) que están ahí y puede leerlos todo aquel que sienta ganas de hacerlo, pero si salen decepcionados o se quedan con gusto a poco en la medida que avanzan los episodios no digan que no se los avisé.
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