Tercera parte del informe acerca de la heroína más icónica de la historia del comic.

Wonder Woman (parte 3)

09/09/2015

| Por Andrés Accorsi

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3) VEINTE AÑOS… MUY RAROS

tumblr_m841pf0R681qbgo38o1_500En 1967, cuando el boom de la serie de Batman resucitó a DC/ National de su letargo, los viejos dueños de la empresa tuvieron la brillante idea de venderla. La nueva conducción impuso un montón de cambios, entre ellos el ascenso al puesto de Jefe de Coordinadores del prestigioso dibujante Carmine Infantino. Dispuesto a sacudir el status quo, a despertar a DC de la siesta que le había permitido a Marvel comérsela cruda, Infantino se propone modernizar toda la línea editorial. Así es como en 1968, raja a Robert Kanigher de sus dos puestos en Wonder Woman (guionista y coordinador) y pone como coordinador a Jack Miller, el co-creador de Deadman.

Miller arma un equipo creativo integrado por Denny O’Neil (guión) y Mike Sekowsky (dibujo) y ambos alteran drásticamente el look y el status de la serie, en el legendario n° 178 (Sept-Oct 1968). Aquí nos enteramos de que las amazonas decidieron mudarse con Isla Paraíso y todo a otra dimensión y por ende, Diana pierde sus fabulosos poderes. Pero esto no la desanima (a pesar de que renuncia a la Liga de la Justicia): empieza a trabajar como agente secreta del gobierno yanki y aprende artes marciales bajo la tutela de un sensei llamado I-Ching. Cambia su peinado y su vestuario y empieza a parecerse mucho a Emma Peel, la sexy agente británica de la serie de TV The Avengers, a pesar de que O’Neil asegura no haber visto jamás ese programa. La serie se vuelca al espionaje, y el plot (que involucra a la maléfica Dra. Cyber) avanza de a poco, pero con mucho ritmo y mucho guiño al mundo real, un lugar al que Wonder Woman solía visitar poco y nada. Steve Trevor es asesinado, hay un breve reencuentro con las amazonas… todo bien. Para el n°183 el propio Sekowsky empieza a escribir los guiones y llega un punto en el que, como la serie vende bien, hasta lo dejan ser su propio coordinador.

Wonder_Woman_Vol_1_212Pero para el n°196, una pelea entre Sekowsky e Infantino termina con el reinado del dibujante-guionista-coordinador, aunque no con esta versión de Wonder Woman, que aguanta un poco más bajo la batuta de un regresado Denny O’Neil. Sin embargo, para fines de 1972, la onda de la relevancia y los comics que se hacen eco de los problemas y las tendencias del mundo real están en clara decadencia. Las ventas de Wonder Woman caen en picada y la decisión no se hace esperar: O’Neil recibe un puntapié en el orto y a falta de algo mejor, regresa el viejo Robert Kanigher, listo para demostrar que todavía la tenía clara.

Entre los n°s 203 y 204, Wonder Woman retrocede unos quince años y vuelve rápidamente a los absurdos guiones de antes, repletos de amazonas, gigantes, espejos deformes, fórmulas para reducir a la gente al tamaño de un alfiler y hasta una hermana gemela de Diana… pero negra. I-Ching es eliminado en el acto y los poderes de Diana vuelven así, como si nada. Pero la onda retro fracasa estrepitosamente y la serie vuelve a cambiar de dirección apenas nueve números después.

Esta vez, el necromante que intentará resucitar al fiambre es un experto en la materia, Julius Schwartz, y ni bien asume como coordinador (n°212, Jun-Jul. 1974), decide reintegrar a Diana al núcleo del Universo DC y, por ende, a la Liga de la Justicia (en la que la amazona militó entre 1960 y 1969 sin que esto se viera nunca reflejado en su propia revista). En el medio, se había estrenado con gran éxito el dibujo animado de los Super Friends: los pibes querían a Wonder Woman interactuando con Superman, Batman y familia y hacia ahí orientó Schwartz su movida. Apenas dos meses antes del crucial WW n°212, otro título de Schwartz, Justice League of America n°110, nos mostraba la reacción de los héroes al enterarse de que Diana había recuperado los poderes.

120602-18525-109544-1-wonder-womanAsí, a partir de la Wonder Woman n°212 y hasta la 222 (Feb-Mar. 1976), los distintos miembros de la JLA supervisan los casos en los que interviene Diana para juzgar si sus poderes han vuelto como corresponde y si está en condiciones de volver al grupo. Cada historia es un mundo aparte: los guionistas (Martin Pasko y Cary Bates) se meten algunas veces con la mitología griega, otras con los villanos clásicos y otras son casi novelas policiales. Muchas se dejan leer sin asco. La mejor es, lejos, la del n°220 (con Atom), dibujada como los dioses por Dick Giordano. Las peores son las dos historias cortas (con Red Tornado y Phantom Stranger) que componen el n°218. Y las más difíciles de conseguir son las de Green Lantern (214) y Green Arrow (217), por tratarse de números de 100 páginas. Lo cierto es que Diana sale más que airosa y recupera su lugar en la Liga en la JLofA n°128 (Mar.1976). Schwartz, sin embargo, no logra ver los frutos de su jugada. Pronto se estrena la serie de TV de Wonder Woman y, en busca de nuevos lectores, DC decide que el comic tenga por escenario (al igual que la primera temporada de la serie) la Segunda Guerra Mundial.

En la WW n°228, la revista pasa a ser mensual y a tener como estrella a la Wonder Woman “de Tierra Dos”, bajo el mando de O’Neil, Pasko, Gerry Conway y un sinfín de dibujantes poco inspirados, entre ellos José Delbó y Alex Saviuk. Cuando la serie de TV pasó a estar ambientada en el presente (segunda temporada), el comic no tardó en imitarla y enseguida volvimos a “Tierra Uno”, con una resurrección de Steve Trevor y todo. Pasaban las décadas y los autores, pero nadie le encontraba la vuelta al asunto. Wonder Woman seguía siendo un misterio insondable para la DC.

Para 1980, la revista vendía muy mal y ningún autor en su sano juicio (o con otras opciones) quería trabajar en Wonder Woman. Gerry Conway hizo de todo: recontó el origen, llevó a Diana de regreso a la Isla Paraíso, reintrodujo los aspectos de la vida militar que no se veían desde los ‘50 y hasta trajo de nuevo a la Dra. Cyber. Nada funcionó. En 1982, Roy Thomas, guionista de éxito en Marvel y DC, se envalentonó, sacó pecho y dijo “Dénmela a mí”. A partir del n° 291 se embarcó en una saga ambiciosa, en la que aparecían como invitadas todas las heroínas del Universo DC y que contó con los maravillosos dibujos de Gene Colan. Pero la venta no mejoró y Thomas se quedó a duras penas hasta el n° 300.

4157016-ww+#329Su sucesor fue Dan Mishkin (el creador de Amethyst y Blue Devil), a quien tampoco se le ocurrió nada brillante en los dos años en los que llevó adelante la serie. Para empeorar las cosas, tras el n° 305 el maestro Colan se despidió de la serie y fue reemplazado por Don Heck, un dibujante antiguo, pasado de moda y odiado por la mayoría de los fans. Cuando Mishkin se cansa (n°324), le toca el turno -por fin- a una mujer, la novata Mindy Newell. Pero la suerte está echada. Se viene la Crisis en Tierras Infinitas y DC aprovecha para hacer borrón y cuenta nueva en todas las series más avejentadas y herrumbrosas de su línea, un ranking que Wonder Woman lideraba con toda claridad.

El n° 329 (Feb.1986) es doble y la historia escrita por Conway y dibujada por Heck le da un cierre definitivo a un personaje (en realidad, a dos, porque había Wonder Woman de Tierra-1 y de Tierra-2) que llevaba casi 45 años de publicación ininterrumpida y que pocos meses más tarde dejaría de existir. Sí, en serio. Como si nunca hubiese existido. Y para siempre. Uno de los pocos “para siempres” de DC que fueron posta.

 

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