Los noventa. Todos nos acordamos de esa época muy bien. Algunos con mucho cariño, otros con resentimiento, y dejando la política de lado, los noventa para la historieta fueron años maravillosos. Entre las historietas que empezaron a venir de afuera (que fueron la piedra fuerte), hubo muchas pero muchas gemas editadas por autores argentinos. Ya sabemos que me gustan las superheroínas, ya sé que me odian por eso. Pero ésta es importante. O éste. ¿O es una androide, o un androide, o mujer, o hombre, o vampiro? O… No importa, pero los géneros son difíciles.
A ver, por partes. Allá por el ´89, Carlos Trillo estaban trabajando mucho para la Eura, en los semanarios como Skorpio. Historietas de 12 páginas, blanco y negro, las conocemos de memoria, hizo más de las que nos da el tiempo para leer, pero por el ´92, le piden que haga una historia larga, en capítulos, para competir con Bonelli (que es la editorial que edita Dylan Dog y todos esos dinosaurios), así que levanta el tubo y le propone a Carlos Meglia seguir con la mecánica de episodios semanales de doce páginas, pero pensados como una serie. Les fue TAN bien, que además, les pidieron un mensual de 96 páginas. La muñeca de Meglia, pobre, se le tendría que haber caído la mano del ritmo de laburo que estaban sosteniendo, incluso usando técnicas como los fondos contínuos y la asistencia de media docena de dibujantes, para alivianar un poco el ritmo de trabajo. Incluso el mismo Trillo, que uno imaginaría que puede, le pide ayuda al genio de Fernando Calvi y a Viviana Centol. Y seguro hay cuarenta asistentes más (todos muy valiosos) que yo no tengo idea de cómo se llaman, pero ¡gracias!. Estamos hablando de una serie que tuvo unas cuarenta novelas gráficas de 96 páginas. Es una locura.
Éxito en todos lados. Al país llega por primera vez en el ´93, en el número 33 de la revista Puertitas, después hubo un libro. En el ´94, sale Cybersix: El Libro de la Bestia, miniserie a color de 3 números todos los chiches. A principios del ´95, se editan Meridiana Blues, Secuestro en Meridiana y Chip Woman. Y después, los episodios de 12 páginas que salieron en Comiqueando, entre los n°s 10 y 19.
Y si eso te parece un montón, hubo una serie de TV argentina protagonizada por Carolina Peleretti (olvidable), pero si te cuento que tuvo su propia serie animada hecha por el mismo estudio que hizo Akira, te querés morir. Ahora, si nunca leíste esto, te estarás preguntando, ¿quién es Cybersix?
Hombre de día, mujer mega sexy/cyborg/vampiro/superheroína de noche. O sea, literalmente es todo lo que quieren las wachas. Y si digo wachas, porque, Cybersix tenía algo re-interesante para ser una superheroína: una base de soap opera. Gran parte del motor de la acción eran las relaciones amorosas de los personajes, las relaciones interpersonales, cómo nuestra protagonista sostenía esta dualidad de género, pero al mismo tiempo tenía dosis de acción y dinamismo. Considero que es una lectura más que ideal para cualquier adolescente o jovencita que quiera empezar a leer historieta argentina y le gusta la serie de Supergirl, por ejemplo. Y creo que de hecho es lo que hizo que la trama fuera tan sostenible a lo largo del tiempo y de tantos números: uno mira María la del Barrio y siempre quiere que ellos estén juntos y cuando vos decís “ahora están juntos, fin, todos felices” siempre pasa algo y la sostienen por 250 capítulos. Pero si ya estás diciendo “Uh, es una mierda, ahora no lo leo ni a palos”, vos fumá.
Cybersix es la número seis de la serie Cyber, creada por el malévolo ingeniero genético Dr. Von Reichter (una especie de Menguele), quien decide eliminar a los miembros de la serie por haber desarrollado conciencia propia y no responder como autómatas; y solo nuestra heroína logra escapar.
El malévolo doctor decide utilizar como punto de partida para sus maléficos planes a la ciudad de Meridiana, donde libera a sus esbirros del mal que trepan en la sociedad ganando poder.
Estos seres para sobrevivir, se tienen que alimentar de un elemento llamado Sustancia, que les dá este doctor a los que sigan en su nómina. Así que nuestra heroína tiene que alimentarse de las criaturas de su enemigo, saliendo a cazar con una pantera negra (badass as fuck), llamada Data (sí, como el de ST). Cuando ella llega a Meridiana, entiende que debe esconderse, así que toma la identidad de un niño muerto, llamado Adrián Seidelman, quien ya de adulto se vuelve profesor de literatura. Como Adrián, Cyber se enamora de Lucas, que a su vez está enamorado de Cyber. Y el drama recién empieza.
Cybersix hace un interesante cruce de géneros. A los rasgos típicos del comic de superhéroes, le suma elementos de ciencia ficción y terror, en un clima casi noir en que se desenvuelven las intrigas en Meridiana, agregando a la mezcla una carga erótica increíble. El travestismo de su alter ego crea novedosos conflictos provocados por su doble identidad, como la relación de amor-amistad entre Cyber-Adrián y Lucas, o con Lori, la alumna que a toda costa quiere acostarse con su profesor Seidelman.
La trama se desenvuelve entonces entre varias líneas: el deseo de dominación de Von Reitcher y su intento por atrapar a Cybersix, la lucha de esta contra los esbirros del doctor y su cacería para obtener su sustento, los conflictos de identidad que se le plantean. Todo sustentado por el dibujo ágil y detallista de Carlos Meglia, que está prendido fuego.
A todo esto, para sumarle al drama, Meglia (ahora sus herederos asumo) está en juicio con Cameron y la Fox, porque tiempo después de que saliera la serie animada de Cybersix (que es super super recomendable), sale Dark Angel. Que es literalmente un plagio.
Se me hizo largo, pero, si no sabés qué regalarle a tu hermana para que deje de leer boludeces en Tumblr, podés empezar por acá.
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