Apocalipstick

Las novelas mudas surgen de una necesidad de expresar esa opresión cultural y la angustia de la vida en la post-guerra.

Novelas mudas

24/06/2016

| Por Annatole

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Si sos cool no leés comics, leés novela gráfica.

Si sos cool no leés comics, leés novela gráfica.

Es interesante ver cómo la discusión dentro de la historieta pasó de la intermedialidad (cómo la imagen y la palabra interactúan generando una relación que no se ve en otro medio artístico, pero que lleva relación con todos) a marcar una diferencia entre lo mainstream, la cultura para masas y las “literarias” novelas gráficas (y esa línea divisoria gris entre las dos posibilidades del medio). Además de las diferencias entre un acercamiento más relacionado a la semiótica y el otro más relacionado al campo de los estudios culturales, surge como sello de calidad la etiqueta “Novela Gráfica”, meramente como instrumento de marketing ya que viene cargada con ese je ne sais quoi de lo que “hay que leer si estás en la onda”. Un Puaner por ahí no lee el último número de Action Comics o Unbeatable Squirrel Girl, pero lee The Sandman o Pyongyang; pero incluso desde este ángulo, sigue siendo importante la interrelación entre lo visual y lo verbal, por más ambivalente que pueda ser. Perdonamos bloques de texto interminables en Fun Home, porque está relacionado intrínsecamente con lo que plantea la autora que es un paralelismo entre su sexualidad, la vida y muerte de su padre y cómo está todo atravesado por la literatura; pero Flash habla más de 80 caracteres y ya estamos puteando al guionista.

Giovanni Piranesi, el padre del noir.

Giovanni Piranesi, el padre del noir.

Sin embargo, a pesar de que los académicos han subrayado la posibilidad de comics y novelas gráficas puramente visuales, las producciones de este tipo siempre pecan un poco de experimentales, ensayos de estilo, ejercicios teóricos o trabajos muy vanguardistas. Pero, por lo general, estos estudios dejan (adrede o no) de lado a la bellísima tradición literaria de la novela muda, muy popular de los años ’20 a los ’50. Hubo ejemplos esporádicos de comics mudos en el medio: The Little King, Henry, Spy vs. Spy. Pero rara vez fue una “cosa”.

Voy a ir un poco para atrás. Antes del Noir, vino el Expresionismo. Influenciado por artistas europeos, los cineastas de Weimar exploraron la luz y la sombra de formas increíbles, aplicándola a una atmósfera angustiante, opresiva, con una estética angular que parte de las raíces del claroscuro en la pintura y lo pone en movimiento. Antes del Expresionismo, estaba el Gótico. Con una marca en la angustia, el amor prohibido y la visceralidad de las relaciones entre el bien y el mal, compone el lado oscuro del Romanticismo, mientras Europa lloraba en el siglo XIX. Pero ANTES del Gótico, viene Piranesi. Un arquitecto frustrado, Giovanni Battista Piranesi (1720-1778) compensando por la falta de trabajo, crea lo que se considera en su momento los paisajes más increíbles del mundo. Sus dieciséis prisiones imaginarias (Carceri d’Invenzione) llevaron el imaginario arquitectónico a un mundo inimaginable de rincones oscuros. Estas cárceles son las primeras concepciones de lo que consideramos como Noir; y todos éstos elementos son considerados como los precursores del movimiento, pero en el inicio del siglo XX se desarrolla una corriente artística con el mismo linaje oscuro, forjadas en madera como sellos en páginas contaban historias complejas y cargadas con una crítica y un peso social que no podían expresar en una sola imagen, así que lo hicieron en muchas.

Frans Masereel propone una narrativa distinta.

Frans Masereel propone una narrativa distinta.

Las novelas mudas surgen como una necesidad de un grupo de artistas en expresar esa opresión cultural y la angustia de la vida en la post-guerra en una forma que comprometiera más activamente al espectador, que lo mantuviera atento, hilando detalles en el aire, superponiendo la imagen con su propia realidad diaria. Hay algo hipnótico en el contraste del blanco y negro, es como si extrajera todas las distracciones innecesarias y dejara sólo el mensajefundamental. Hay belleza en esa simplicidad. Es re loco porque, naturalmente nuestros ojos procesan la luz y la transforman en colores en el cerebro, pero así es como mejor entendemos las imágenes, porque cuando somos bebés es la forma en que llamarían nuestra atención, una pulsión natural para apreciar el trabajo en blanco y negro. Se dice que esta corriente artística, inspiró el trabajo de storyboarding en la pre-producción cinematográfica, incluso se mimetizan en una colaboración entre Frans Masereel (el primero de éstos artistas plásticos) y Berthold Bartosch en un cortometraje de la novela muda “La idea”. Ahora, ¿Y LOS COMICS?

Lynd Ward, el ícono de la novela muda.

Lynd Ward, el ícono de la novela muda.

Más allá de ser un grupo primigenio de imágenes secuenciales, guardan relación con la novela gráfica en términos de producir un producto artístico, comercial serio a una audiencia masiva y adulta. Sin excepción, las novelas mudas comunicaban importantes dilemas humanos y estaban comprometidos con la justicia social, y vieron ésta forma de arte como un medio para hacer un cambio positivo en la sociedad. Al yuxtaponer una novela gráfica con estas novelas, no sólo se entrevee lo poco que cambiamos como sociedad y como individuos, sino que vemos que- si bien las estructuras narrativas cambiaron- las raíces surgen del mismo lado.

En el ’38 Will Eisner era un pionero de la industria comiqueril, y vio el enorme potencial de la obra de Lynd Ward para la historieta. En ese momento la concepción del comic estaba limitadísima a una audiencia pueril y no tenía un valor artístico en sí mismo. Cuando se aleja de la industria mainstream, después de todo su trabajo docente, debuta la obra A Contract With God, marcada como la primera novela gráfica. Eisner llamó a Ward y a otros artistas plásticos de la corriente, “provocativos narradores gráficos” y parte intrínseca del trabajo de investigación que llevó para concebir la obra.

Spìegelman, prisionero del Planeta Infierno.

Spìegelman, prisionero del Planeta Infierno.

Con el interés por la novela gráfica, resurge el interés por la novela muda, y los fans del género discutían la obra de Masereel y Ward en distintos medios gráficos, lo que lleva a Art Spiegelman a hacer una tira de pocas páginas llamada “Prisioner on the Hell Planet” en un estilo super expresionista, que después incorpora de forma increíble y mucho más íntegra en Maus.

Si bien la novela gráfica usa globos de diálogo y cartuchos, hay una serie de artistas en los que se destacar Eric Drooker, Thomas Ott (quizás el más expresionista de todos), Masashi Tanaka y Lewis Trondheim, que han hecho novelas gráficas mudas. Además, existen novelas con globos que contienen sólo símbolos, íconos u otras imágenes como método de comunicación; y la influencia de esta forma de expresión se puede ver claramente en obras como Flood (1992) y The System (1997). Y es tanto así que desde el 2011 se entrega el premio Lynd Ward Prize for Graphic Novel, en la universidad de Pennsylvania, para mostrar la influencia de estos artistas en el género y promover el desarrollo de la novela gráfica.

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