Hablemos de Byrne

En 1992, el ídolo máximo colaboró con el escritor de ciencia-ficción Larry Niven en una historia pensada para redefinir a los Green Lantern Corps.

Ganthet´s Tale

28/06/2016

| Por Francisco Lobo

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latestEn 1992 DC publica “Green Lantern: Ganthet’s Tale”, una novela gráfica de 60 páginas en la que el olímpico John Byrne colabora con el guión junto a Larry Niven[1], y se hace cargo de las tapas, lápices y tintas, mientras que el color fue responsabilidad de Matt Webb.

La historia comienza como una especie de “Year One” del Universo mismo, en la que Krona, un científico miembro de una raza llamada maltusianos, desarrolla la tecnología necesaria para estudiar el origen de la existencia, un momento “cuando todo era nada, era nada el Principio”. Este acto de soberbia científica es castigado con un rayo que destruye la maquina en cuestión y a la vez da lugar a la aparición de la maldad en toda la creación en una especie de expulsión del paraíso bíblico en tonada greenlanterniana. Con la necesidad de combatir a la neonata “maldad”, aparecen los Guardianes del Universo. Esto es narrado por el Guardián Ganthet, personaje que debuta en el Universo DC con esta historia, y que posteriormente será una piedra angular en la ampliación conceptual de la mitología de los Green Lantern, como el Guardián que cuestiona las verdades sempiternas talladas en piedra esmeralda de los enanitos azules. El Guardián mas punk de todos, que en esta primera aparición tiene un look similar al de Oberon de la JLI (a diferencia del clásico uniforme/toga/piyama de los Oanos) y es mucho menos solemne que en futuras actuaciones, ya muestra ese rasgo distintivo cínico. El mismo le revela a Hal Jordan (Green Lantern al que Ganthet pide ayuda) que la versión del Génesis cósmico anteriormente narrado no es mas que humo y espejos, una “operación mediática” de los Guardianes para justificar algunos privilegio y protegerse.

GT0La historia avanza sobre la idea de un posible advenimiento de un cataclismo temporal/existencial en todo el Universo de la mano de una familia compuesta por un Guardian renegado y una Zamarona (los pináculos de la evolución maltusiana) y sus respectivos hijos, quienes pretenden retomar los pasos del infame Krona, por lo que Ganthet, Hal, y Percival (un recién reclutado Green Lantern, miembro de la raza Leprechauns, otra desembocadura evolutiva de los maltusianos), deben plantarse en combate.

El guión, que surge con una idea interesante para ampliar la arquitectura de la continuidad de Green Lantern, rápidamente se sofoca ante la cantidad de conceptos de ciencia-ficción (algunos medio rebuscados) propios de la caja de herramientas de un escritor de las características de Niven, que nunca terminan de maridar bien con los superhéroes utilizados y termina ofreciendo un relato bastante frío, por lo menos a los que, como yo, no son acólitos del genero Sci-Fi/paper académico[2]. Conceptos que tipos como Jonatahan Hickman trabajarían a lo largo de varios números (como en su paso por Fantastic Four), aquí el autor los incinera en una historia de 60 páginas, y arroja a la misma pira puntas interesantes como los paralelismos bíblicos o el debate ciencia versus religión/ética.

GT1Lo desabrido del guión hace lo propio con los personajes ya que de la galería de los nuevos, con la honrosa excepción de Ganthet, ninguno tiene la onda mínima necesaria para generarnos un poquito de interés y querer saber más de ellos. Hal, que ya de por sí es un personaje con escasa onda, y Percival son algo más que los sidekicks del Guardian, y la pareja de villanos, Dawlakispokpok y Thwarcharchura, nunca terminan de convencer como enemigos. Asustan más los hijos de estos, dos adolescentes enojados con anillos de poder que rozan lo genérico.

A la hora del dibujo, nuestro mesías parece ir a media máquina, sobre todo con los fondos. Es cierto que hay una escenografía, como puede ser el espacio exterior que permite simplificar los decorados de manera considerable, pero da la sensación que se tira un poco a chanta en algunas páginas. Claro que cuando pone segunda y empieza a hacer despliegue de efectos visuales para describir cataclismos cósmicos ratifica su status divino. Algo similar sucede con el diseño de personajes y máquinas, donde no deja de sentirse cierto aire a “non finito” Parece que la mayor dosis de creatividad está en el hecho de que la corbata de Ganthet cambie de estampado en cada aparición. Aún así, un Byrne a media máquina es un tren de híper velocidad con la formación completa, si se lo compara con algunos degenerados contemporáneos que decían llamarse dibujantes. Aunque existan trabajos de mejor calidad, las anatomías perfectas, los efectos energéticos y los hierros doblados están ahí, para el regocijo del ojo que aprecia la belleza cuando la ve.

Green Lantern Ganthet s Tale     Bchry-DCP - página 28Esta novela gráfica aparece entonces como un ambicioso intento de congeniar el genero de superhéroes con la ciencia-ficción dura, pero se queda corto. Parece que la cantidad y complejidad de propuestas conceptuales necesitaban una pista más larga que 60 páginas para despegar y terminó como un producto frío y desabrido, incluso bajo el calor de llama prometeica del Todopoderoso Byrne. De todas formas, se dejan plantadas un par de semillas que serán cosechadas con el correr de los años en el universo de los Green Lantern: por un lado el personaje de Ganthet, su personalidad contestaria y el rol de tutoría con los miembros terrestres del Corps, y la ficha que le cae a Hal Jordan respecto a las agendas maquiavélicas de los Guardianes, que disfrazadas de “actos necesarios para un bien mayor” por lo general no son más que roscas egoístas para beneficiarse ellos mismos.

[1] Un consagrado escritor de ciencia ficción, famoso por el rigor científico de sus obras y autor de la multi galardonada “Ringworld”, publicada en 1970.

[2] Poco aporta al guión la explicación del principio físico que genera que un haz de luz de cierto color cambie a otro cuando se mueve a determinada velocidad.

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