Hay que aprovechar la necrofilia que genera la muerte de Stan Lee y sumarse a la misma de alguna manera. Entonces, como esta columna no podía ser menos que el resto de la humanidad, acá estamos para hablar un poco sobre la colaboración del “viejito que sale en las películas del MCU” y nuestro ídolo máximo, amo y señor de esta sección, el gran John Byrne.
Para poner un poco en contexto (aunque a esta altura todo el mundo debe saberlo), un día pasó lo impensable y el viejo Stan Lee se fue a escribir a DC. Lo que al principio fue una movida de marketing espectacular y nos tenía a todos al pelo, rápidamente se transformó en una venta de humo cuando la gran idea era que Stan solo tomara los nombres de los personajes y reimaginara sus orígenes, poderes, etc. O sea como el titulo lo decía, qué hubiera pasado si (eso me suena de otro lado) a estos personajes los creaba Stan Lee.
Pero la realidad es que las ideas no fueron muy buenas, los conceptos no eran innovadores y todo estaba pensado para que se terminara en el especial dedicado a cada personaje (si bien al final no terminó siendo asi). Ni el All-Star Squadron de dibujantes que le armaron tuvo el peso suficiente para levantar un muerto que arrancó vendiendo fortunas y que para el último número ya no le importaba a nadie.
Pero en cuanto al especial que nos compete, esta nueva versión de Robin (aparecida en 2002) es la punta de lanza de la segunda tanda de especiales, ya que después de Superman, Wonder Woman, Batman, Green Lantern, Flash y la Liga, decidieron seguir adelante con otra tanda de seis libritos que culminarían en Crisis.
Byrne (en esta ocasión entintado por Terry Austin) sólo se encarga de los dibujos y sale bastante bien parado. Como ya dijimos en otras oportunidades, estos años no son los mejores del maestro y a la hora de dibujar se tiraba bastante a chanta, dejando buena parte del laburo en mano del entintador. Igual su narrativa está intacta y las escenas de acción muy bien resueltas, sin ser un laburo destacable por la parte grafica.
Pero el principal problema está en el guión. Se supone que estos unitarios son justamente eso: especiales que cuentan una historia que empieza y termina y si bien hay un ligero arco que avanza entre todos, uno esperaría algo bastante mas cerrado, pero no. Está planteado como si fuera el primer episodio o arco (ya que al ser un prestige tiene más paginas que un número regular) de algo que fuera a continuar y eso me parece una estafa. Lee y Byrne nos cuentan la historia de este Robin, cómo es abandonado en un orfanato desde chico, donde jamás nadie lo adopta por ser antisocial, y cómo se dedica a entrenarse en distintas artes marciales, en busca de una forma de canalizar su frustración. Al ser mayor, dejará el orfanato para ser reclutado por el reverendo Darrk (que es el villano de este universo), quien le encargará algunas misiones. Todo esto se cuenta por medio de flashbacks, ya que la acción arranca con Robin luchando contra Batman, que fue la primer misión que le asigno Darrk.
Sobre el final hay un segundo enfrentamiento entre estos personajes que se prometen a sí mismos que las cosas no van a quedar así y… nada. El especial se termina y uno siente que le robaron. Como si fuera poco, al final hay un back-up que solo aporta más plots abiertos para hacer más interesante a Darrk como villano y meter referencias oscuras al DCU, con personajes que tienen nombres familiares pero no tienen un carajo que ver con los que conocemos.
Básicamente un lindo juego, que se extendió más de la cuenta. Para mí todo habría sido más interesante si posta Stan Lee hubiera tenido carta blanca para hacer lo que quisiera con los personajes del DCU (dentro o fuera de continuidad, eso era irrelevante) en lugar de crear unos Elsworlds de la B, que pasaron al olvido el mismo dia que dejaron de publicarse. Ahh no, perdón… Si se fijan en la guía de Multiversity, siguen ahí, en Tierra 6, esperando que alguien les dé pelota.
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