Descubrir a Raf
Hace relativamente poco tiempo, alguna investigación, algún artículo de algún colega o alguna casualidad me llevó a descubrir a Raf (Joan Rafart Roldán), un autor español muy de la «Escuela Bruguera», al que -por motivos que desconozco- no tenía para nada en el radar. Fue amor a primera vista. Raf me gustó más que Francisco Ibáñez, más que José Escobar, más que Manuel Vázquez, más que todos. Al toque se convirtió en mi autor español de aventuras cómicas favorito… con la pequeña salvedad de que nunca había tenido en mis manos un álbum suyo, y apenas había leído unas cuantas historietas digitalizadas. Por suerte el año pasado, en España, conseguí un librito de Raf, el primero de Mirlowe & Violeta. No fue fácil, porque la inmensa mayoría de los álbumes de Raf (que murió en 1997, con casi 69 años) están descatalogados. Es un autor inexplicablemente ausente en el mercado español actual, pero también inexplicablemente talentoso, al que siempre es alucinante descubrir.
Imaginate un discípulo muy aventajado de Eduardo Ferro, con cosas de Giorgio Cavazzano, y con esa soltura para irse al carajo en materia de violencia típica de Ibáñez y Vázquez. Es un combo devastador, hoy imposible de reproducir. Creo que el único que autor actual que -si se lo propusiera- podría reproducir la estética y la dinámica de las páginas de Raf es el tucumano Sejo. Para el resto, vengan de la escuela de Ferro o de la de Bruguera, Raf quedó muy lejos, demasiado por encima de lo que se ve hoy en día en los pocos medios donde se publican aventuras cómicas.
Revancha ochentosa
Mirlowe & Violeta es una parodia al hard boiled clásico, protagonizada por un detective perdedor y bastante inepto que quiere parecerse a Philip Marlowe, y su secretaria Violeta, una chica voluminosa, atrevida, y que fuma unos habanos hediondos. Es una creación del ídolo que aparece en 1986, cuando al otrora poderosísima editorial Bruguera está a punto de cerrar sus puertas. Es entonces que aparece el Grupo Grijalbo (que tenía los derechos para España de Astérix, Lucky Luke, Blueberry y muchos éxitos más) y arma la revista Guai!, que rápidamente nuclea a varios de los principales colaboradores de Bruguera.
Pero claro, acá Raf no puede retomar a sus personajes de toda la vida, porque Bruguera retiene los derechos sobre -por ejemplo- Sir Tim O´Theo. Entonces el autor saca de la galera nuevos personajes, y aprovecha el hecho de que Guai! no era una revista 100% infantil, sino más apuntada a los adolescentes. Así es como Mirlowe & Violeta nos ofrece una dosis de violencia bastante mayor que las obras anteriores de Raf, a la qie se suma una mirada muy crítica (incluso burlona) hacia la policía, y alguna leve insinuación sexual. Tal vez por eso, esta serie funciona perfecto como punto de entrada al maravilloso mundo de Raf, y tal vez por eso el público de los años ´80 la recibió con beneplácito y permitió que se extendiera hasta 1990, con un total de 825 páginas, que aparecían en entregas de -más o menos- seis por semana en la revista Guai!.
Asesinos seriales
Todo el material de esta serie se consigue digitalizado de manera poco ortodoxa en la web, pero quiero centrarme en el librito de Grijalbo al que tuve acceso (el primer recopilatorio de la serie). Los crímenes de Jack el Estibador, la aventura que se extiende a lo largo de las primeras 46 páginas de la serie, nos presenta a los personajes y a la dinámica entre ellos, diseñada por Raf con la busca del efecto cómico a modo de brújula. Básicamente, Mirlowe subestima y hasta basurea a Violeta, pero (por lo menos en este álbum) es ella la que realmente deduce las pistas que llevan a la resolución del caso.
En el medio hay muchos chistes, tanto verbales como de comedia de enredos, condimentados con gags físicos muy violentos, al estilo de Mortadelo y Filemón, pero con sangre. El humor de Raf seguramente era mucho más efectivo en 1986 que hoy, pero Mirlowe & Violeta conserva intactos varios de sus atractivos: la onda de los personajes, el ritmo frenético (la cantidad de cosas que pasan en cada página hoy sería impensable), la sátira aguda a un género clásico, las pinceladas de costumbrismo español que desentonan con la mímesis de una ambientación que quiere parecer yanki, lo descabellado de algunos giros argumentales y -por sobre todo- la altísima calidad del dibujo.
Perdida en las neblinas del tiempo, oculta en ediciones agotadas de los álbumes o los infinitos números semanales de una revista que pocos fans recuerdan, Mirlowe & Violeta es una serie muy rescatable, ágil, picante, impredecible. Y si bien se lo nombra poco cuando se repasa la lista de próceres del comic español del Siglo XX, yo quiero sumar a ese Olimpo al maestro Raf, un autor hoy cuasi ignoto, que tuvo décadas de enorme producción y del que me gustaría tener muchísimo más material. Gloria infinita para él.
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