Iberia Incógnita

Hoy nos metemos con una obra española de primer nivel, publicada en el año 2014.

Serie B

16/04/2024

| Por Andrés Accorsi

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Romper las reglas

Se supone que esta columna está dedicada al comic español de los años ´70, ´80 y ´90, pero hoy quiero hacer una excepción, cagarme un poquito en la consigna para hablar de Serie B, la novela gráfica escrita y dibujada por Andrés G. Leiva en 2014, publicada por Dib-buks.

Leiva es de mi generación (nació en 1969 en la Córdoba de España) y creció leyendo las mismas historietas que yo. De adolescente flasheaba con las revistas de Toutain, y las historietas de Richard Corben, Miguelanxo Prado, Das Pastoras y Carlos Giménez. Recién empezó a producir historietas a fines de los ´90, y en el ´98 fue destacado en el Primer Certamen de Cómic Injuve, donde presentó un capítulo de su primera obra: Historia de Iván (2000). O sea que su obra de alcance más o menos amplio, por fuera del underground, se inicia junto con el Siglo XXI. Sería una cagada no hablar nunca de sus historietas solo porque llegó un par de años tarde al período que tratamos de abarcar en este espacio.

Otras obras de Leiva (repartidas entre las editoriales Sins entido, Dib-buks y Astiberri) son El misterio de Electra / Horrible Hórreo, Juana de Arco,  Evelyn: el extraordinario caso del doctor Corman, 15 (su primer trabajo con guionista, en este caso David Muñoz) y Uno de esos días. Varias de estas obras recibieron premios, o nominaciones a premios importantes del mercado español.

Lo imposible

Llegué a Serie B con expectativas muy altas, porque venía recomendada enfáticamente por varias personas cuya opinión suele coincidir con la mía. Y no, no me mintieron. Esta es una obra maestra, de la que me sorprende no haber oído hablar mucho antes. Es insólito, inaudito, inverosímil que, así como recibió tantos galardones con sus otros trabajos,  Leiva no haya levantado premios a lo pavote con este homenaje al Hollywood más trucho, más precario y a la vez más genuino.

El guion es exquisito, lleno de sorpresas. Tiene un truco muy ingenioso para hilvanar pedacitos de historias que parecían totalmente inconexas, tiene personajes muy bien desarrollados, y dos relatos en dos niveles distintos: uno de ficción (un director, una guionista y un equipo de actores filman un largometraje con dos mangos) y uno de ficción dentro de la ficción, en el que vemos como «reales» las aventuras que imaginan los autores del film.

Fauna fílmica

Los mejores momentos de Serie B tienen que ver con el carisma de algunos personajes (un elenco magistral donde no hay ni buenos ni malos) y con ese contraste entre lo que narra el film y lo que sucede en el backstage. Cuando Leiva explora este lado de la cámara y revela cuáles de todos esos elementos fantásticos y bizarros existen en el mundo «real», Serie B levanta un vuelo alucinante.

En medio del absurdo se nota que Leiva tiene una mirada tierna para con estos personajes (de hecho, trae de vuelta a Evelyn y el Doctor Corman, creados para una obra anterior). La mezcla alucinada entre ficción y realidad le da espacio al autor para desarrollar a toda una fauna fantástica de entrañables (y deleznables) personajes como la mujer gigante, hombres-anfibio, un astrónomo-periodista obsesionado por un paraíso en la Luna, una inquietante y misteriosa mujer en busca de su hija perdida, balleneros que parecen piratas y un pirata jugando a ser pescador de ballenas escondiendo un gran tesoro.

 

Dibujos de película

El dibujo de Serie B está muy en la línea de Joann Sfar, Blutch y Christophe Blain, con ese trazo muy suelto, muy expresivo, una línea generalmente fina y con un cierto tembleque, un color puesto con acuarelas, muy jugado a los climas… Por momentos aparece también la estética retro de Ben Katchor, pero la influencia principal son los autores franceses ya mencionados. Y está buenísimo, porque uno asocia a Sfar, Blutch y Blain con grillas muy tradicionales, de viñetas regulares, y Leiva elige un rumbo diametralmente opuesto para su puesta en página. Hay páginas de cuatro o seis viñetas de idéntico tamaño, pero también páginas llenas de cuadros horizontales (en formato widescreen) o verticales, cuadros enormes, páginas splash, variaciones en la forma de delimitar los contornos de las viñetas… Serie B está llena de sorpresas en materia visual, y tiene la extraña virtud de no parecerse en nada a los trabajos anteriores de Leiva, donde la impronta gráfica era radicalmente distinta (tiene obras en las que el registro es decididamente brecciano). Acá (como en el cine) la luz tiene un rol preponderante y, combinada con el gran manejo de las acuarelas , es la que marca el rumbo estético de la obra.

Ojalá que más gente busque y lea esta obra y, ya que estamos, también los otros trabajos de ese genio poco conocido en Latinoamérica, que es Andrés G. Leiva.

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