La Mansión Wayne

La industria del comic se autodesprecia, reniega de lo que es, y se esconde bajo cantares falaces de “literatura gráfica”.

Autoconsciencia

08/02/2016

| Por Bruno Magistris

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23589246Releyendo la maravillosa saga de Sandman, me encuentro con esta introducción en el tomo 8 de la edición en castellano de Norma (que, valga aclarar, es hermosa: tapa dura, prefacios, etc) llamado “El fin de los mundos. La misma la escribe el renombrado Stephen King, quien creo intenta “reivindicar” el medio con las siguientes palabras:

“…Probablemente, lo más satisfactorio de la obra de Gaiman –lo que siempre me hace repetir- es que ha encontrado una manera de dar un rodeo al “final sorpresa” estándar sin sacrificar la sensación de maravilla y asombro que hace la fantasía tan satisfactoria y esencial. Mete esas cosas en el corazón de sus historias, en vez de en los finales, nada más; aquí no tenemos la sensación de leer chistes de horror elaborados, con salpicaduras de sangre y vísceras como remate final. Sale un monstruo enorme en una de estas historias –tiene algo que ver con un misterioso viaje por mar pero aparece más bien hacia la mitad, en vez de al final (y en otra de las historias, un miembro del grupo en “El Fin de los Mundos” se refiere a él como “una pija gigante”, cosa que demuestra a la perfección la confianza que tiene Gaiman en sus propias habilidades). De hecho, estas historias funcionan tan bien como cualquiera de las que he leído, en cualquier medio, a los largo de los últimos años de mi vida. Mejor que la mayoría. Y creo que conozco el motivo. En la mayor parte de los cuentos literarios, sean de género o no, encontramos a veces una sensación de autoconsciencia, la impresión de que la obra está llena de significado…pero difícilmente encontramos sentido del humor. En la ficción gráfica –en los comics, dicho con otras palabras- normalmente encontramos mucho humor… pero ninguna sensación de autoconsciencia, ninguna impresión de que la obra debe ser tomada en serio por sí misma.”

-Hola, soy Stephen King y vengo a legitimar  las paparruchadas infantiloides que estás por leer...

-Hola, soy Stephen King y vengo a legitimar
las paparruchadas infantiloides que estás por leer…

Al terminar de leer esto, me dio una profunda pena. Por varios motivos que paso a enumerar.

Primero: ¿Por qué esa necesidad de ir a buscar a un autor de literatura para hacer un prefacio en una obra de comics? No digo que sea una locura, pero ¿no se puede buscar a alguien dentro del medio? ¿Sería una opinión “menos calificada” que la del “gran” Stephen King?

Segundo: Cuando quien sea que coordinó y editó estas palabras iniciales del escritor las leyó… ¿no pensó en lo denigrante que eran? ¿No intuyó un bastardeo hasta casi inconsciente de alguien que intenta alabar, sí, pero que hace lo opuesto? Seguramente… pero ¡Che! ¡Es Stephen King! ¡Que diga lo que quiera!

Tercero: si ves la tapa del tomo, vas a notar el diseño que se repite en todos los de la obra (en la versión de esta editorial, obvio): una tapa dividida en dos horizontalmente, los nombres de los autores intervinientes arriba, el número del tomo en romanos, el título… y un libro antiguo. Ese libro ¿qué significa? ¿Por qué un libro y no un comic? Porque “la gente seria” es atraída más por el primero que por el segundo. ¿Cómo vamos a poner una vil historieta en la tapa? A ver si todavía no nos toman en serio…

Metete tu "major motion picture" en el orto.

Metete tu «major motion picture» en el orto.

El medio que llamamos Historieta es ilimitado, poderoso, innovador, transgresor, moderno, original, iluminador y hasta trascendente. Dentro de sus páginas, desfilan autores como Grant Morrison, Alan Moore, el viejo Breccia, Oesterheld, Moebius, Manara, el mismo Gaiman y millones más, que dejan la vida en cada viñeta, en cada color, en cada recurso utilizado para sorprenderte, maravillarte, hacerte soñar.

Tiene miles de páginas publicadas, obras maestras irrepetibles e imposibles de traducir en otros medios.

Tiene libros que desafían tu paradigma universal, y que te lo cambian, te lo tiran a la basura y a empezar de nuevo.

Tiene obras con el poder de hacerte una persona diferente una vez que las terminaste de leer.

Tiene todo eso… pero no tiene huevos.

Es la eterna industria que se autodesprecia y que lo hará siempre. Que reniega de lo que es, y se esconde bajo cantares falaces de “literatura gráfica”. Que busca constantemente la aprobación de figuras de otros medios, rogándoles su visto bueno y rezando que aquellos que la bastardean y lo harán siempre, tengan alguien del palo que les diga “no, pará, esto no es como lo otros comics de mierda del mundo. Esto es “Literatura”.

Por más modelo que seas,  si no sabés quién es Kirby,  la remera te queda grande.

Por más modelo que seas,
si no sabés quién es Kirby,
la remera te queda grande.

Es triste… pero es así.

Tenemos que sufrir que en la portada de V for Vendetta, una de las obras más zarpadas y rupturistas de su época (y cualquier época), una obra que promueve el anarquismo, el ver la vida y a todo desde una postura de chupenmelá… tenemos que sufrir, digo, que en su portada se lea “Now a major motion picture!”.

Quizás esto cambie en el futuro. Quizás no.

Por lo pronto, la alegría que me daba ver a todo el mundo con la remera del Capitán América se va difuminando en algo gris cuando me doy cuenta que esa gente no tiene idea de quién fue Jack Kirby, y que cree que el Cap es dos o tres películas y se cagan en el medio en el cual surgió porque “eso es pa´ los pibes”.

Es lo que hay.

¿Nos conformamos con eso?

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