Seguramente te habrá pasado, amigo comiquero, quedarte mirando la humilde biblioteca que tenés y pensar “Mierda… no tengo nada”. A mi sí, muchas veces. Por más que, de ponerme a contar los libros que tengo llegaría a una cifra seguramente asombrosa, a simple vista me da siempre la sensación de que no tengo un carajo.
Cada tanto aparecen en internet esas fotos de colecciones de esos hijos de puta que tiene un cuarto entero dedicado a bibliotecas fastuosas, anaqueles, cajas, que albergan miles y miles de historias.
¿Tiene fin este ansia de más y más? Muchas veces, por diferentes cuestiones de la vida y el destino, pensé: “Bueno, hasta acá llegué. No compro más. Tengo muchos gastos y no puedo seguir invirtiendo fortunas en estas cosas que, si bien amo, necesito parar un segundo. A releer se ha dicho”. Peeeero…
Por ejemplo, mi costado más pochoclero me está tentando con una saga que seguramente es menor, pero que “hay que tener”, que es 52 de DC.
Se reeditó toda la historia en dos enormes libros, genial. Debe ser papel ilustración, con extras, agregados y demás, genial. Pero si hoy quiero hacer el pedido en Amazon, esos dos libros (grandes, sí, pero que ocupan 10 centímetros en la biblioteca) me salen mil seiscientos once pesos, envío incluído. Podría aligerar un poco el costo optando por el envío más light… pero suele tardar más de un mes. Y como no tiene código de rastreo, dependés del tipo del correo que no prefiera quedarseló y darseló a los pibes en vez de entregarteló. Podés reclamar, obvio, y Amazon te lo va a enviar de nuevo… pero por ahí, desde que hacés el pedido original hasta que finalmente te llega, pasaron dos meses. Y la vida es corta, muchachos. Prefiero pagar 200 mangos más y tener lo que encargo a los 5 días.
Así que, como decía, esa saga de dos libros me sale mil seiscientos mangos. ¿La compro? ¿Y qué hago durante el mes con los libros de Salvat que, religiosamente, le engargo al diariero? ¿Puedo con todo? A ver: Salvat me consume más o menos mil trescientos mangos por mes. ¿El de Star Wars? Mmm… si bien los libros de su época clásica están muy bien, traen en general mucha bóñiga, así que en cualquier momento lo corto. Así que tendría entonces, en un mes, casi tres lucas en comics.
Salvat crece en la biblioteca, sí, pero… ¿qué otra cosa compré? Dos libros más, tan sólo dos.
Y al mes siguiente, quizá sí surja algo que me haga parar el carro (¿conciencia económica?) y no compre nada del exterior, y siga solamente con los hermosos tapa dura de los kioscos.
Como bien dijeron en algún podcast, esta podría ser la futura “generación Salvat”, así como muchos somos la “generación Perfil”. Pero, ¿son tan diferentes esas generaciones?
Cuando era chico, estaba en el secundario y no había mucha guita en casa. Perfil salía religiosamente cada jueves (en Provincia) y tenían precio de tapa de $2,50. Los azares del destino hicieron que mi horario para hacer gimnasia en el colegio me hicieran tener que comer afuera, porque no tenía tiempo de volver a casa antes de entrar a clase. A mi vieja le mentí (¡te amo, viejita!) y le dije que una hamburguesa y una coca salían 5 mangos, cuando era más barato en aquella época. Así que con esa plata, no comía aquellos días, y me compraba mis dos comics de Perfil. No cuento esto para generar simpatías al pibe pobre que dejaba la vida por leer, sino para hacer una comparativa con estos tiempos. Antes, no podía elegir qué comprar: Perfil publicaba lo que publicaba y no había otra cosa. El tema es que lo de “no había otra cosa”, era literal. Con Salvat pasa quizás algo similar: el pibe que quiere seguir sus colecciones, queda en cero para poder comprar otra cosa. Pero hoy sí tiene opciones. No hace falta aclarar las diferencias en lo fácil que puede ser hoy hacerse con CUALQUIER comic que a uno le venga en gana.
¿Está bien o mal comprar sólo Salvat? Yo creo que en muchos casos es una bendición que se consigan esas ediciones. ¿Por qué? Primero: la practicidad. Caminás dos cuadras y en el kiosco de diarios lo tenés. Si sos previsor, se lo encargás al diariero y te guarda uno siempre para vos, sin riesgo a perderlo.
Segundo: el valor. Cada libro tiene un precio imposible, irreal, que los que lo compramos agradecemos al altísimo porque Juan Carlos Salvat no lo aumente nunca. Cualquier otra cosa que intentes comprar, ya sea impreso acá en el país, o venido de afuera, tapa blanda o dura, con más o menos páginas, termina saliendo muchísimo más en comparación.
Tercero: cada libro trae un anexo con notas, historia de los personajes, de los autores, bocetos, tapas adicionales y demás que los hacen muy completos.
Y si bien las colecciones son bastante diferentes (negra, roja, DC), todas incluyen cómics muy buenos en un catálogo algo variado, pero que siempre garpa. En la negra (a mi juicio, la mejor) encontrás joyas de autores como Miller, Windsor Smith, Morrison, Brubaker, Ellis, y muchos más que han dejado su huella en la “Casa de las Ideas” y han hecho muy buenas historias.
Sí, te dejan pocas opciones a la hora de querer comprar otra cosa.
Sí, te vacían el bolsillo y te hacen sentir que estás dejando la vida y un pedazo de alma cada semana al comprarlos.
Pero a mi entender son colecciones que están buenas, que son baratas y que si no las comprás ahora, olvidate. Al menos a este precio.
¿Y entonces a qué viene todo esto?
A que vuelvo a mirar la biblioteca y siento que no tengo nada. O sea, el techo de la biblioteca se inclina ante estos volúmenes tapa dura, que cada vez son más, pero que no dejan ser parte de una sola cosa. De una “colección” que es genial, sí, pero que si ese día no tengo ganas de leer superhéroes, es como descartar 120 libros de un saque para seguir eligiendo qué agarrar.
Es como una bola de nieve que se retroalmienta.
Y ya no sé qué hacer. No puedo (a esta altura, NO PUEDO) dejar de comprar Salvat porque mi costado pochoclero pide a gritos completar el dibujo del lomo. Es una boludez, sí, pero no puedo dejarlo por la mitad.
¿Hay remedio para esto? ¿La sobresaturación del mercado con libros y libros en los kioscos es buena o mala?
¿Qué es lo mejor para un comiquero? ¿No tener un mango y conseguir lo que hay, o no tener un mango por intentar conseguirlo todo?
Preguntas…
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