La Mansión Wayne

La transformación física era evidente e innegable pero, ¿por qué no se transformaba nadie más en el cuarto?

La Metamorfosis (parte 2)

04/07/2017

| Por Bruno Magistris

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LA_RAZON_371835_008lrd06fot1La transformación física era evidente e innegable pero, ¿por qué no se transformaba nadie más en el cuarto? Él mismo había leído esas revistas y ningún cambio se había dado en él. Sabía que los padres del chico estarían exentos de cualquier daño, al no ser lectores, pero volvía a lo mismo… ¿y él?

De pronto, tuvo la respuesta.

– Gregorio -dijo- ¿cuánto hace que lees historietas?

El joven secó sus lágrimas y contestó debilmente:

-Hace unos años.

-¿Tienes amigos que también lean?

-No – contestó avergonzado.

-Mmm… -musitó el cura. ¿Dime una cosa, Gregorio… lees historieta en el colectivo, en el tren, cuando viajas?

  • ¿Está loco usted? ¿Quiere que me convierta en eso que me convertí frente a todo el mundo?
  • Ajá -dijo el cura, que comenzaba a entender. Y dime otra cosa, ¿has llevado alguna vez alguna remera, o llavero, o algo que dé a entender que te gusta la historieta?

– No -contestó el joven.

  • -¿Por qué?
  • No sé… no me animo. Cualquiera que me viera creería que soy un idiota, ¿o usted cree que es fácil ser comiquero?

fregley-diary-of-a-wimpy-kidLa mirada del cura se llenó de una luminiscencia llena de paz, y le dijo:

  • No, sé que no es fácil, hijo…

Frente a sí, tenía el chico convertido en nerd otra vez. Sin haber vuelto a tocar ninguna revista, que yacían lejos de él. El cura entendió por fin, y fue hacia el joven. Se arrodilló ante él y lo tomó por los hombros.

  • .. me equivoqué al pensar que una amenaza exterior se cernía sobre ti. Tantas veces me ha pasado que erré en mi razonamiento deductivo. No, el problema no está fuera. No hay posesiones infernales, ni conjuros malignos… no. El problema está dentro tuyo. Verás, amigo Gregorio, yo también pasé por algo como lo que te afecta, aunque nunca a tal extremo.

Aquí el padre del chico interrumpió, vislumbrando por primera vez una cura.

  • ¿Y cómo se sale de esto, Padre?

El cura guardó silencio. Volvió a mirar al chico, y le dijo:

  • Tu lo sabes.

No dijo más, se irguió y recogió su morral. Todos lo miraban en silencio. Saludó cortesmente, abrió la puerta, y salió.

Gregorio entendió, o creyó entender, qué le había querido decir. Y supo que se venían tiempos difíciles, durísimos… pero necesarios.

48090e0c814d48e56f4e09b4bfeeef73--ideas-para-tatuajes-change-La historia concluye muchos años después, cuando el cura sintió que alguien golpeaba la puerta de su cabaña. Cuando abrió, vio delante de él un hombre con una remera del Corto Maltés. Su mirada rondaba la emoción alegre que da el ver a alquien muy querido, y muy importante. Llevaba una mochila que parecía pesada, y al extender su mano a modo de saludo, el cura notó un tatuaje del Eternauta. El hombre dijo gravemente:

  • Hola Padre… ¿se acuerda de mi?

El cura sonrió con los ojos, le puso la mano en el hombro y lo hizo entrar.

Entre libros y unas frugales sopas, pasaron esa fría tarde hablando de autores, sagas, y otras maravillas.

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