La Mansión Wayne

Estaba en casa de un amigo y de pronto llegó la pregunta que define tu vida: ¿Batman o Superman? - “Batman, obvio”.

¿Por qué Batman?

06/02/2018

| Por Bruno Magistris

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2Esta es una columna muy personal (bah, ¿no las son todas?), en donde todo lo que diré vendrá desde un ángulo muy subjetivo, quizás demasiado. Y la intención es intentar explicar el por qué de un fanatismo por un personaje que lleva casi ochenta años de publicación ininterrumpida.

Mi primer cebamiento infinito llegó, como el de tantos, de la mano de Tim Burton, con su seminal “Batman” de 1989. Tenía once años y, como ya comenté en alguna otra ocasión, era difícil no engancharse con el fenómeno que el personaje generó en aquel momento. Fui al cine con mi viejo y salí de allí, de alguna manera, cambiado… como si el querido Tim hubiese dado en la tecla de un montón de cosas que me estaban pasando y que ni siquiera sabía. O sea, no es que tuviera tendencias a disfrazarme y salir a combatir el crimen por las noches (aunque en otras circunstancias, ¿quién sabe?), sino que algo muy profundo en mí se había identificado con la existencia doliente y trágica del personaje.

Creo que para ser fan del murciélago (fanático en serio) tenés que ser o haber sido en algún momento de tu vida un tipo retraído, tímido, casi antisocial y rayano en lo xenófobo. En los años de mi niñez, llamarse “Bruno” no era algo tan común como quizá lo pueda ser hoy, y cuando llegaba el momento de conocer a alguien (primer día en la escuela, o en el club, o en un cumpleaños), al infaltable “¿Cómo te llamás?” seguido de mi respuesta, venía la gastada de “Ah… como Batman, chana nana nana nana nananaaá Batmaaan” (leasé con la entonación de la serie de los´60). Entonces no me quedó otra que, en futuros encuentros, mentir mi nombre y hacerme llamar “Cristian” (¿por qué ese nombre?, vaya uno a saber). Obviamente, con el tiempo esa negación se revirtió y hasta fue un orgullo ser llamado igual que el superhéroe que había elegido un tiempo antes, y de eso es de lo que quiero hablar ahora.

4Estaba en casa de un amigo y de pronto llegó la pregunta que define tu vida: ¿Batman o Superman? Es increíble cómo de chicos uno tiende a ser absolutista, a ir para un lado o para el otro: Los Ramones/Queen, Beatles/Rolling Stones, Coca/Pepsi. Y la aliteración comiquera de esa pregunta es igual de importante. Quizás para reforzar mi elección, la duda existencial me llegó mientras tenía algún comic de Perfil en la mano, con una ilustración del murciélago de Jim Aparo. Fue escuchar la pregunta, mirar la ilustración, y contestar: “Batman, obvio”. Y mi amigo retrucó: “¿Por qué?”

Quizás sea lo perfecto de su traje (una silueta, dos orejas puntiagudas, ojos blancos.. y ya está, no necesitás nada más). Quizás sea lo rico de su mundo (la “bat-family”) lleno de personajes satelitales. Quizás sea ese perfecto origen que le da movimiento a todo lo que hace. Quizás sea la tragedia, lo épico, lo monumental… todo junto.

No sé. Lo cierto es que si bien creo que Marvel suele tener los mejores autores, muchas de las mejores historias del mainstream, mucho de los mejores productos artísticos en el campo de la historieta; que tiene el mejor universo cinematográfico (DC da lástima, especialmente con la Liga); que la llaman “La Casa de las Ideas” porque la rompe al lado de su competidora número uno… Marvel tiene todo eso, sí. Tiene un plantel de jugadores que te ganan todos los partidos… pero DC tiene a Batman. Y es Maradona en cualquier partido que lo quieras poner.

3Y Batman te da la Batman ´89, Returns, la serie animada (para mi, el Batman definitivo, en su versión TAS, Gotham Knights o Beyond), el DK, todo “Legends of the Dark Knight”, el run de Morrison (insuperable, incomparable, imbatible), el de Snyder, el de King. Batman tiene todo eso y, además, hasta lo conoce mi vieja. Si le pregunto “che, ma, ¿cómo se llamaba el alter ego de Batman?”, ella seguro lo sabe. Preguntale lo mismo de Iron Man… A comerla.

Batman es un ícono, con miles de iteraciones. Batman se adapta al mundo en el que le toca vivir, como si fuese una historia auto-consciente de quién es y qué tiene que hacer para no desaparecer. Batman es un avatar en el que todos hemos estado alguna vez, sintiéndonos poderosos, con una vida secreta y genial que nadie conoce. Batman es el esfuerzo personal, la autosuperación, el perfeccionismo llevado al último extremo.

Y qué sé yo… quizás si en vez de Batman ´89 hubiese sido “Capitán América ´89” la historia hubiera sido diferente… aunque lo dudo.

Uno se identifica con aquel personaje al que más se asemeja (en un punto muuuuy lejano) a lo que es uno de verdad, o al menos quisiera ser.

Batman-24-Marry-Me-Catwoman-bannerPara terminar, una última anécdota. Cuando era adolescente, nunca disfruté el salir a bailar. Quizás los ámbitos no ayudaban, y terminaba siempre en boliches de cumbia y sarasa semejante. Tampoco tomo alcohol, y ¿qué iba a hacer si me pasaban un trago? Como era un gil, tenía que probarlo. Así que disimulaba y aparentaba disfrutar, hasta que volvía a casa de madrugada. Pero antes de acostarme, prendía la tele y ponía un capítulo de Batman TAS. Quizás era una especie de baño psicológico, de lavada de cara espiritual… no sé. Pero juro que lo necesitaba.

Como si fuera una pastilla para poder dormir en un mundo que nunca terminó de cuajar a mi alrededor. Como si una batiseñal se hubiese prendido dentro de mí y no hubiese forma de apagarla hasta volver a la raíz, a lo profundo, a lo verdaderamente mío.

Como mirar dentro de la máscara y encontrar, sorprendido, mi propio rostro.

“¿Quién eres”, le pregunta el maleante. Y el otro, que lo sostiene en el borde de la cornisa, responde secamente “Soy Batman”.

Claro que sí.

Y yo también.

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