Palomar y Después

En 1996, Dark Horse da a conocer la primera obra de Beto Hernandez post-Love and Rockets.

Girl Crazy

30/04/2024

| Por Andrés Accorsi

0 comentarios

Girl Crazy es una obra que Gilbert “Beto” Hernandez dio a conocer en 1996, cuando la serie original de Love and Rockets ya era cosa del pasado y cuando sus fans no nos imaginábamos ni ahí que unos pocos años después podría regresar. El gesto de Beto fue más que elocuente: se pasaba de Fantagraphics a Dark Horse, del formato magazine al comic-book y del drama familiar a la aventura pochoclera, como si quisiera enfatizar de modo contundente que con Girl Crazy empezaba otra historia.

La verdad es que esto es MUY diferente de las historias que Beto nos había presentado en Love & Rockets. Acá hay aventuras, ciencia ficción, superpoderes y chistes, y las protagonistas son tres chicas de 15 años que –si bien se hacen cargo de que existe una cosa llamada sexualidad- no garchan ni por accidente. Nada que ver con esos dramas suburbanos de gente pobre, repletos de corrupción, corazones rotos y polvos de alta intensidad. Claro que, si miramos por debajo de la superficie, Girl Crazy ofrece bastante más que pochoclo, diversión y minitas con escasa vestimenta. Sobre todo en el último tercio, en las últimas 24 páginas, la historia cobra un espesor dramático muy interesante, con un giro magnífico que tiene que ver con la psiquis de estas tres amiguitas, y con un evento cataclísmico que impondrá un cambio profundo en el extraño mundo que habitan Kitten, Gaby y Maribel. El ritmo de “palo-y-palo” no decae nunca, pero en este tramo final se apagan un poquito las luces de la fiesta y Beto nos ofrece machaca, explosiones, sangre y muertes, en un contexto más maduro, más reflexivo, en el que las consecuencias de lo que sucede son realmente jodidas.

El guion tiene muchísimos hallazgos, desde chistes boludos a escenas de acción tremendas, revelaciones impactantes, roscas impredecibles… Y además tiene ricos condimentos, boludeces que no son centrales para la trama, pero que la hacen más rara, más idiosincrática, más difícil de olvidar. Lo más limado es el mundo en el que transcurre la historia, un mundo en el que la IRS (la AFIP de los yankis) tomó el poder y es el organismo rector de la vida (y la muerte) de la gente. Por otro lado, aparecen cuatro locaciones muy extrañas: una ciudad en la que todo está idéntico a como era en los años ´50; un Hollywood destruído, convertido en una especie de jungla urbana con dinosaurios y bichos raros; una ciudad cyberpunk con androides y punks; y una Tijuana futurista, donde todas las chicas tienen pechos enormes y todos se visten como si fuesen miembros de la Legión de Superhéroes. Se nota que Beto se divirtió a lo pavote a la hora de imaginar esos trajes, esas naves, esas armas, esos robots, esos monstruos, todas esas cosas bizarras que tan bien decoran al argumento y de las que Beto es fan desde su más tierna niñez.

El dibujo también, destila pasión y talento por donde se lo mire. Además de todo ese plus que le puso Beto al diseño de trajes, objetos y locaciones, tenemos seis o siete personajes importantes, todos con unos diseños brillantes, originales, potentes. En las chicas se ve claramente esa obsesión cuasi-enfermiza de Beto por la belleza femenina y un gran cuidado para darle a cada una rasgos físicos muy distintos, que tienen que ver con la personalidad de cada una de ellas. Beto es un pajero jugando al límite: no se puede ir a la mierda con escenas muy hot porque aclara de entrada que las chicas son menores, y por otro lado alcanza con mirar… cuatro páginas para darse cuenta de que Girl Crazy no es un comic “para todas las edades”, sino que juega con códigos del género superheroico, la ciencia ficción y el cine bizarro que sólo los grandes pueden interpretar.

Y como siempre, tenemos composiciones perfectas, un claroscuro logradísimo y un festival de texturas y tramas logradas a mano, con una técnica (y una paciencia) que te pone los pelos de punta. La magia del plumín de Gilbert acá brilla en todo su esplendor, sin nada que envidiarle a sus mejores trabajos.

 

Para la edición en comic books, Dark Horse no escatimó esfuerzos: le encargó la coordinación del proyecto nada menos que a Bob Shreck, y le puso portadas de Dave Stevens (otro autor obsesionado por la belleza femenina), Jaime Hernandez y Chris Cooper (este último, muy por debajo de los otros dos) y cuando Girl Crazy se recopiló en trade paperback, al año siguiente, Beto se dio el gusto de ponerle su propia ilustración a la portada.

Si sos fan de Beto Hernandez y pasaste por alto Girl Crazy porque no engancha ni por casualidad con ninguna de sus obras más conocidas, dale una posibilidad, que está buenísima, sobre todo al final. Y al revés, si te gusta una onda más superheroica o más aventurera y nunca te acercaste a la obra de este monstruo porque no te atraían las temáticas, acá vas a encontrar un relato muy redondito, muy accesible, con todos los elementos que te pueden atrapar en una historia de ficción bien loca y bien power. Y excelentes personajes. Y excelentes dibujos. Y el sello de calidad siempre altísima de uno de los más grandes narradores del Noveno Arte.

Compartir:

Etiquetas: ,

Dejanos tus comentarios: