Nuevo mes, nuevas lecturas realizadas durantelas últimas semanas.
Para el podcast Distinguida Competencia (que mantenemos con Andrés cada vez que podemos juntarnos a grabar), preparamos un especial de Action Comics escrito por Geoff Johns. Básicamente, se me juntaron un personaje y un guionista que jamás fueron de mis favoritos, pero bueno, a veces ser divulgador de historietas nos obliga a interiorizarnos en temas que no nos ceban en lo más mínimo. Dicho y hecho, de los cinco trade paperbacks (si no me falla el cálculo así, hecho al aire), tres me parecieron una cagada, uno me gustó mucho, y el último, el que quiero reseñar ahora, me tapó la boca como casi nunca me sucede.
Escape from Bizarro World (2008, DC Comics) es esa saga que me rompió la cabeza, que transcurre entre los números 855 y 857 de la antología que supo ver nacer allá por finales de los ´30 al primer superhéroe moderno. La historia es tan simple que la puedo resumir en esta oración: Bizarro secuestra a Pa Kent, lo lleva a su propio mundo, lo cual obliga a Superman a efectuar el rescate pertinente. Eso. Ni hay que aclarar que Superman lo logra casi sin problemas y todo vuelve a la normalidad (de hecho es tan así que la historia parece bastante descolgada con respecto a lo que se contaba en la Action); pero el guión, realizado a cuatro manos entre Johns y Richard Donner, quien oficiaba de co-guionista desde unos números previos, es tan sólido y conciso que, si retirás los elementos supermaníacos y ponés a otros personajes (incluso reemplazando al héroe por un ser humano común y a los Bizarros por, digamos, zombies), funciona igual y sin problemas. Por supuesto que la gracia está en el protagonismo de Kent y su forma amable de resolver las cosas, porque el corazón que tiene esta historia no es algo que se vea todos los días en este tipo de historias. “Wholesome” le dirían los yanquis, a falta de un mejor término que sepa resumir en una palabra este tipo de obras que son cálidas donde -si bien figura la siempre querida y bien recibida machaca- las resoluciones no se dan a las piñas, sino con un improbable e infumable diálogo entre Supes y su contraparte bizarra.
Por si esto fuera poco y si tanto amor no los convence, lo tiene que hacer el laburo de Eric Powell. Descomunal como pocos, con su estilo pictórico tan personal y particular, ayudado con maestría por los colores de Dave Stewart que saben generar un clima tétrico de los que tan bien le salen al creador de The Goon. Un dibujo poderoso, cautivante y por momentos aterrador, es el complemento ideal para esta historieta corta y efectiva, que capaz pueda pasar por debajo del radar hasta de los fans del superhéroe, y que justifica en cierta forma la existencia de esta columna. Más allá de los Man of Steel, Red Son, All-Star o las eras gloriosas como la de John Byrne, están estas historias simples pero que se merecen más de una lectura, además de varios hurras.
Me paro en Argentina para una recomendación tardía de Bestias Alteradas (Under Press, 2020) de Julián Mono. Esto es todo lo contrario a lo de Superman: un comic guarro, irrespetuoso, mala leche, sin concesiones y sin necesidad de caerle bien a nadie. El artista marplatense es el Benjamin Marra vernáculo, alguien que sabe utilizar la parodia para contar historias de alto impacto que, quizás terminan por ser una pelotudez irredimible, pero realizada con altura, frescura, sinceridad y un dibujo “over the top”, que pega tan fuerte como sus personajes. Las historias, hiper-paródicas, son dos: un lobo humanoide que tiene que ir a buscar el sorete de Dios (sic) y un robot que no claudica en su idea de matar bichos. No hace falta que las historias tengan sentido: Julián utiliza estas ideas (la segunda, la del robot, escrita por Watkins) para, además de cagarse de risa, aplicar conceptos completamente escatológicos a las tan usadas ideas de mundos post-apocalípticos, gobernadas por criaturas antropomórficas fusionadas con robots. La Metal Hurlant pasada por el filtro de South Park y memes de internet, pero no por esto no son historietas pasatistas. Por supuesto, hay cosas más largas como La Última Navidad (originalmente publicada por Ediciones Noviembre, pero que ahora se puede leer entera en el instagram de Julián), que -con la misma intención salvaje- cuenta una historia más larga. Esto es un tributo a esas historietas de aventura desbocada, corte Conan, pero con el humor camp puesto en volúmen 11 (gracias Spinal Tap). Algo que esas historietas “de machos” tienen en el fondo de su ADN, pero jamás se harían cargo del mismo.
En el rubro de historietas bancadas por sus propios aristas, paso por Un lugar mejor (2022), de Lejana, dibujante cordobesa que actualmente figura como nominada en los Premios Cinder, donde compite justamente en el rubro de obras autopublicadas. Originalmente serializada en el “suplemento” Hora Cuatro bancado por Zinerama, Lejana propone un dramón con elementos de ci-fi muy interesantes: Olga, una actriz venida a menos, está a punto de morir, y en lugar de ser recordada en la camilla de una clínica, se somete a un tratamiento que “obliga” aquellos que la ven morir (en este caso Lorena, su hija), a que la recuerden de una forma un poco más “realizada”, si se quiere. La situación se tensa porque la relación madre/hija es básicamente una poronga. Olga es una jodida y Lorena está cansada de ser una sometida, que por el agotamiento de la cuestión la deja floja de papeles con su vida. Lejana sabe hacer uso del tiempo, sabe cómo plantear los tirones entre la dupla y de qué forma se van a terminar de resolver (o no), y al igual que Superman pero en otra escala, el corazón en la historia está presente, de una forma tal vez más violenta, pero que en cierta forma entrega algo de paz para las protagonistas. El dibujo es impecable, estilizado y muy personal, con una buena dedicación a los detalles de los fondos, quizás por momentos emparentado a Taiyo Matsumoto, o a ciertos mangakas de los ´70 de la Garo, que descuidaban -es un decir- las figuras para imprimir dibujos más pasionales, directo de los sentimientos como el Nejishiki de Tsuge. Lejana entrega un guion y dibujo lleno de pasión.
Así las cosas, me despido hasta el mes próximo.
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