Nuevo mes, nuevo día, nueva tanda de reseñas al paso que traigo a este espacio. Hoy tengo dos novedades de historieta publicada en nuestro país (una salió ayer lunes) y un “blast from the past” gringo que es con lo que elijo arrancar.
En 1977, el novelista Tom De Haven, ultra fan de los comics, sacó su primer libro titulado Freaks’ Amour. 15 años después, la editorial Dark Horse publicó una adaptación en formato de miniserie (tres números con tres tapas del mega carajo a cargo de Charles Burns, Mike O’Barr y Mike Mignola) a cargo de Dana Marie Andra y Phil Hester, que tuvo su recopilación en trade paperback en 2013. En un poblado de Nueva Jersey ocurrió una explosión nuclear que mató a 1200 personas y aquellas que sobrevivieron, quedaron mega deformes y tan afectadas que sus hijos ya nacen también deformes. Así de heavy es la premisa inicial contada en las primeras páginas del comic. Hay una intriga que atraviesa las páginas: ¿cómo carajo sobreviven estos deformes a la vida cotidiana, más cuando les prometen que gracias a una cirugía costosísima pueden ser normales? Bueno, algunos se dedican a montar espectáculos granguiñolescos donde simulan violaciones entre sí, otros venden una droga que proviene de unos peces, cuyo efecto hace que uno muera y reviva en poco tiempo.

Hay una cuestión muy interesante y movilizadora sobre la disforia de género, entre aquellos que no aceptan sus deformidades y buscan como sea, así sea humillándose, ser normales. Otros lo aceptan en un mayor o menor grado de resentimiento y/o resignación, y prefieren estar en un ghetto para huir de la humillación. Esto no es un dato menor: en la edición original, quien firma los guiones es Mark Burbey, que años después se haría una operacíón para cambiar de sexo y en el epílogo de la edición en TPB, ella cuenta su sensación con la historia mientras atravesaba su cambio. Pero vuelvo a la historia. Hay un resentimiento mayor en esta especie de “choque de clases” entre los que quieren dejar de ser monstruos y los que buscan seguir “fieles” a sí mismos. Quienes mejor representan a ambos grupos son dos hermanos que nacieron deformes y que, por supuesto, tomaron caminos más que opuestos en cómo vivir su vida miserable. Dana pone el ojo en Grinner, quien atraviesa un vía crucis horrendo e incomodísimo, una representación del humillado que terminará exaltado sobre el final. Con la diferencia que a la guionista le recontra chupa un huevo generar un final que reivindique a Grinner y a todo este poblado. Hay un hallazgo, por otro lado, en no mostrar una convivencia total entre los deformados y los normales, si bien estos últimos son los que pagan por ver como cogen los primeros, solo pintan para simbolizar la humillación y nada más. Todo este clima absolutamente desolador está dibujado por un Hester con todas las pilas puestas y una chapa infinita, con un gran uso del claroscuro y con una inventiva para generar criaturas deformes de forma ingeniosa, por momentos confusa pero no por ello menos gloriosa.

De acá nos vamos al primer estreno del día, con Tierra de nadie (2023, Comic.ar) de Roberto Barreiro (si, el mismo escriba que acá habla de cowboys enmascarados y otras rarezas comiqueras) y Edu Molina. El libro salió publicado originalmente en México, debido a que el proyecto fue presentado al concurso de SecuenciArte en 2021, donde resultó ser uno de los ganadores. El premio, por supuesto, era la publicación en físico que ahora se replica en Argentina con una ventaja: el libro mexicano tenía dos historias y éste nuevo tres. ¿Y que hay acá? Historias muy extrañas de guerra, un género antiguo que varias editoriales yankis, sobre todo DC, supieron explotar con ganas desde los ´40 hasta ya entrados los ´80 con demencias como The Haunted Tank. Es difícil entrar en detalles porque las historias son medio cortas y contar de más sería un poco escupir el asado, pero tengo que decir, para empezar, que quedé sorprendido con la lectura. No soy muy fan de este tipo de historias que -con una lectura crítica- quedan recontra viejas (las de DC hablo, por supuesto), más allá de las mega-luminarias que las supieron dibujar. Pero la sensación que me deja Roberto es de buscar el impacto rápido, de forma ordenada y sin pasarse dos pueblos tanto en la explicación de lo “weird” como para encontrarle un sentido a la resolución. Roberto cuenta lo justo y necesario para que uno se entretenga (porque al final del día, este tipo de historias medianamente conocidas como “pulp fiction” son eso: entretenimiento barato, sin entender esto como algo malo sino todo lo contrario), las revelaciones aparecen cuando tienen que aparecer e impactan de lo lindo gracias al laburo de Molina, un ex-alumno de Alberto Breccia… y se nota mucho, no porque sea un plagiador, sino porque maneja los mismos niveles de tensión artística que el Tripero. Las expresiones hablan por sí solas sin necesidad de palabras, los momentos de acción tienen un desquicio propio del tipo de historia que se cuenta y está todo bien diagramado para bancarse el formato cuadradito que presenta el libro. Un gran comic que acaba de terminar su preventa y que ya pueden conseguir en su comiquería amiga. Recomiendo que lo hagan.

Desde Bélgica con amor, un libro que todavía continúa en preventa y que también recomiendo fuerte: Beatrice (2023, Loco Rabia) debut de Joris Mertens que tiene la particularidad de ser una historieta muda. A éste comic le pasa lo mismo que a Tierra de Nadie, le bastan pocos elementos (y un dibujo del carajo) para contar algo que, de tan sencillo es perfecto. Una vendedora de shopping de andar melancólico se encuentra con un álbum de fotos abandonado que refleja la historia de amor de una pareja. Hay algo en dicho objeto que atrae y enamora a Beatrice al punto de comenzar a vivir esta vida que le pertenecía a otra gente. Eso nomás, algo que encima se cuenta a los pedos porque no hay una palabra, es todo dibujo. Pero a veces una historieta no necesita de frases o parlamentos inspiradores o una historia de travesías infinitas para deslumbrarnos y hacernos sentir que es lo único que importa. Sobre todo en estos tiempos de sobreexplotación de hipérboles superheróicas donde siempre hay una ultra hiper mega crisis o que va a bajar el hijo sietemesino de Galactus pero que le triplica el poder y encima tiene el Guantelete del Infinito completo. A Mertens le alcanza y sobra con contar una historia romántica que ya pasó, de una ciudad que no es la misma de siempre y cómo esto impacta en personas que buscan el amor. La ternura que exuda esta historieta es enorme, pero no empalagosa, no es un dramón con Andrea del Boca pensado para hacerte llorar y pegarte un golpe bajo mientras estás en el piso. ¿Y lo mejor? El dibujo, por supuesto. Un nivel de detalle alucinante, geométricamente impecable y no es realista pero sí correcto y cuidado. Tan delicado como la historia misma.

Tres historietas, una que se puede conseguir tranquilamente por obra y gracia de la internet y dos que están ahí, al alcance de tu mano y encima están buenísimas. Ojalá las consigan, las lean y las disfruten como yo. Au revoir!
3 respuestas a «Papa Fina»
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Si si, Roberto es un maestro. Eso lo sabemos todos y no lo niega nadie.
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Roberto trabaja profesionalmente como guionista hace muchos años, junto a dibujantes muy capos tanto de Argentina como del exterior. Anunciamos la publicación en Argentina de trabajos suyos en los Comic Clips del 21 de Julio de 2015, 14 de Enero de 2016, 8 de Septiembre de 2016, 7 de Marzo de 2017, 6 de Abril de 2017, 20 de Diciembre de 2018, 31 de Julio de 2019, 1 de Junio de 2020 y 16 de Marzo de 2023, entre otros…
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Me re cebaste con los primeros dos, no sabia que roberto tambien era guionista.
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