Papa Fina

Historietas de Argentina, España y Japón en una nueva entrega de esta clásica columna.

Papa Fina

09/04/2024

| Por Sebastián Aguilera

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Esta vez toca un mix variado con un manga que estuvo inédito en español del mismísimo Hayao Miyazaki; el misterio que encierra un asesinato macabro en una aldea alejada de Suecia y finalmente, para calmarnos, el mundo del mate hecho tiras humorísticas.

Un comic que te ceba

Lo digo como fanático militante del café: El mate es un gran embajador. Se banca serlo tanto de Argentina como de Uruguay y sin generar discordias. Algo tan simple como compartir un mate conlleva una síntesis de nuestra cultura, tradiciones y por supuesto, la alegría de compartir. Allá por el 2002, Daniel Galantz, uruguayo por nacimiento y rioplatense por adopción, vio las posibilidades que esto podía generar en tiras humorísticas y esbozó una primera versión de Severino. Por entonces se llamaba Mateo. Es curioso pensar que quedó encajonado durante 15 años antes de que el autor lo retomara. ¡Y vaya que lo hizo con mucha fuerza! Severino llegó a Instagram donde consiguió más de 22 mil seguidores. El año pasado salió el primer tomo compilatorio de la mano de Shipú Ediciones, el sello del autor, y fue nominado en la cuarta edición de los Premios Cinder en la categoría de Humor Gráfico.

En las tiras de Severino, Galantz optó por ir a lo simple tanto en el trazo como en los chistes. No hay una reinvención de ninguna fórmula, ni nada jugado porque no lo necesita. En su mundo nos damos con versiones antropomórficas del set de mate básico: Pava, termo y por supuesto, el protagonista indiscutido: Severino mate. Con el pasar de las tiras llegan otros personajes, como Nina la rata, un personaje muy inquieto que rompe con la estática de los objetos inanimados y le da otra dinámica a la tira. Severino y sus amigos son personajes inocentes y muy simpaticones, que se vuelven el vehículo con el que el autor logra encontrar esos espacios de complicidad en todos los aspectos del ritual matero desde poner la yerba hasta el último cebado. Su presencia en la tira es tácita, pero inevitable. Estos personajes logran influenciar, casi siempre de manera positiva, a los que están a su alrededor y no se los ven. Unos mates para mejorar el ánimo, hacer sociales, compartir. Severino y sus amigos también la sufren cuando sus dueños se distraen viendo Netflix o incluso prometen el terror de todo mate: El edulcorante. Es en esta simpleza y complicidad que la tira logra llegar y hacer pasar un buen rato a los lectores. Instagram, por otro lado, es una plataforma ideal para que la gente conozca y comparta esas tiras que van a sacar sonrisas a más de uno. Después de todo, el mate es algo que miles y miles comparten.

Así, pasito a pasito o más bien, tira a tira, Severino llegó con la intención de quedarse en la historia del humor gráfico argentino. Se los dice un loco del café.

El viaje de Miyazaki

Llega un punto en la vida de todo coleccionista en el que no solo esperamos obras nuevas de personajes o autores, sino también estamos atentos a ver con qué sorprenden nuestras editoriales favoritas. Desde hace años sigo a Salamandra Graphic, que por lo general me sorprende gratamente con títulos como Sabrina de Nick Drnaso, Epiléptico de David B y en este caso con una obra de Hayao Miyazaki que fue publicada originalmente en 1983, dos años antes de la creación de Estudio Ghibli: El viaje de Shuna.

Es raro encontrar mangas de Miyazaki. Con suerte puede aparecer Nausicaä del Valle del Viento en ediciones ultra lujosas –y carísimas- o ediciones en japonés de sus mangas cada tanto. Saber que existían mangas de este ídolo me llevó a buscar durante años algo en papel. Solamente conseguí una versión en japonés de Shuna no taby y Nausicaä en inglés. Hoy ver uno de sus mangas clave en librerías es motivo de alegría, sobre todo cuando el año pasado la obra cumplió 40 años.

Como todo autor inquieto, Miyazaki buscó locaciones exóticas y documentarse para poder crear sus mundos únicos. Para el viaje de Shuna se inspiró en una leyenda tibetana, El príncipe que se convirtió en perro, que narra de forma ficticia la llegada de la cebada al Tíbet. Lejos de mantener un rigor histórico, el autor optó por ambientarlo en una época no definida “No está claro de qué época estamos hablando. Tal vez de un pasado muy remoto, quizás de un futuro muy lejano” Esto le da libertad para hacer que el protagonista recorra locaciones que van desde villas donde la sequía y el hambre son ley hasta escenarios post apocalípticos que recuerdan a Nausicaä. La historia de por sí, es una aventura de búsqueda y descubrimiento donde el personaje va a darse con escenarios peligrosos, exóticos o incluso mágicos. Están estructurados y en cada uno hay una historia con un tema específico que aborda Miyazaki. Por ejemplo, la esclavitud, el hambre o la guerra.

Como explica el traductor de la versión inglesa en una nota al final del libro, Alex Dudok de With, en realidad no se trata de un comic o novela gráfica propiamente dicha, sino de una historia ilustrada, conocida en Japón como emonogatari. Cada página nos lleva a ese mundo que descubre Shuna y también logra trasmitir de manera poética los sentimientos y preocupaciones de los personajes, que se mimetizan con las locaciones. Lo increíble, y muestra del talento brutal del autor, es que no pierde dinamismo en ningún momento, sino genera una pregunta ¿Por qué no lo hizo película? Claro, que a muchos de los elementos, fauna y locaciones los veremos más adelante en sus obras, entre ellas Mononoke Hime (La princesa Mononoke)

El viaje de Shuna es una muestra de lo que vendría después, pero no deja de ser una obra notable por si sola. Sí hay que mencionar que en la edición nacional la calidad de impresión no es buena, los colores están opacos y carecen de los tonos de la edición original. De todas formas, es un libro que vale mucho la pena tenerlo en cualquier biblioteca.

Rojo en la nieve

La pandemia fue una época en la que muchos artistas aprovecharon para explorar nuevos terrenos. El artista español Linhart comenzó a serializar Röd i Snön (Rojo en la nieve) en sus redes sociales, sorprendiendo por la naturalidad con la que manejaba el género negro nórdico. Guste o no, le debemos el boom de esta variante del noir a la trilogía Millenium. Esos parajes fríos que resaltan lo sombrío y las ambigüedades morales de los personajes, atrae y mucho. Es un soplo de aire fresco al siempre interesante hard boiled y también, un recorrido por lo más sórdido del ser humano: La paranoia, el racismo y la violencia en su estado más puro. Gracias a la editorial Loco Rabia podemos disfrutar de este libro en edición nacional.

La historia comienza cuando Arne, un inspector de seguros llega a una aldea sueca alejada, con pocos habitantes y recursos para investigar un crimen brutal. Antes de su asesinato, Jakob había convocado a todos los habitantes del pueblo para contarles algo que consideraba de importancia vital. Sin embargo, nunca llegó y encontraron su cadáver con el rostro desfigurado y sin manos. En este escenario, Arne debe indagar y lograr sacarles respuestas a personajes que encierran secretos y no son reacios a hablar.

Por más que Rojo en la nieve diste ser una obra maestra, es un noir que logra mantener la tensión y el interés hasta la última página. Desde el inicio, Linhart juega con la idea de que todos tenemos algo oscuro. El protagonista Arne, por ejemplo, es una bomba de tiempo cuya historia se va a ir develando con flashbacks. Destila algo peligroso que genera aún más desconfianza en los habitantes de la aldea y sus secretos se vuelven aún más herméticos. Todos parecen tener algo que ocultar, cosa que acentúa el ambiente frío y alejado. Lamentablemente, esto es un elemento que queda en segundo plano cuando todo parece apuntar a un único culpable del asesinato. Claro, que estamos hablando no solo de noir, sino de noir nórdico donde los giros argumentales son obligatorios y el autor tiene que sorprender y dejar helados a los lectores con la revelación final.

Rojo en la nieve es una novela gráfica muy bien narrada que logra grandes tensiones con la promesa de que va a pasar algo violento. El dibujo de Linhart logra acentuar las atmósferas del noir nórdico y genera un clima frío y opresivo con el que es imposible soltar el cómic hasta llegar al final.

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