No pude evitar tener un infiltrado en las joyitas de este mes. El llamativo Beta Ray Bill se hizo su lugar entre las recomendaciones, gracias a Daniel Warren Johnson. Por otro lado, tenemos la primera novela gráfica de Carina Altonaga, Chamán, que demuestra su amor por los thrillers de terror. Finalmente, María Eugenia Alcatena y Muriel Frega sorprenden con una antología de cuatro historias cortas brillantes.
En búsqueda del arma perdida
A todo personaje le llega su gran momento, incluso cuando están relegados a ser segundones o figuras curiosas dentro de las viñetas. Es el caso de uno de los héroes más curiosos que aparecieron en las páginas de Marvel Comics: Beta Ray Bill. El Thor alienígena con cara de caballo monstruoso y corazón de héroe.
Lo que Daniel Warren Johnson tuvo muy claro es que, a un personaje tan estoico como Beta Ray, había que moverle los cimientos sin perder la identidad propia del personaje y sus elementos clave: Su apariencia bizarra y el origen de ciencia ficción.
Ya desde su primera aparición en la mítica etapa de Walter Simonson en Thor, el buen cara de caballo supo convertirse en el centro de atención. Como bien dijo su creador “Diseñé a Bill deliberadamente como un monstruo” y continúa “Lo escribí deliberadamente, así que al comienzo no estaba seguro de si era un buen tipo o un mal tipo”. Bastó un par de números para dejar en claro que el personaje tenía corazón de héroe y una historia trágica. Eventualmente fue una carga menor gracias a que la magia de su martillo, Stormbreaker, le devolvía su apariencia original. Lastimosamente, Thor lo destruyó en la etapa de Donny Cates y el pobre Bill quedó convertido en un monstruo, sufriendo las consecuencias de su desgracia. Warren Johnson lo aprovecha de manera magistral en el primer número y logra convertirlo de manera divertida en el motor principal que va a mover al personaje hacia una aventura espacial en búsqueda de otra arma mágica que le devuelva su apariencia.
Por otro lado, Beta Ray trajo consigo una fuerte carga de la épica de las space operas, que funcionaron de maravilla con la reinvención de la mitología nórdica que vimos en las páginas de Thor. Si bien ya habían ahondado en la space opera, el origen trágico del personaje, donde lo modifican para convertirlo en protector de su gente a costo de convertirse en un monstruo, enriqueció mucho la mitología de la serie y potenció las aventuras espaciales de los asgardianos. Es aquí donde el desenfreno de Warren Johnson se acentúa más. La búsqueda lleva a Beta Ray y los suyos hacia un mundo peligroso, al reino de fuego de Muspelheim, que el mismísimo Odín usa como prisión para Surtur y otros elementos peligrosos.
Ya con todos los elementos puestos en escena, lo que hace el autor es simplemente divertirse. Juega con la épica de las space opera y la mezcla con batallas dignas de la mitología. Lleva a los personajes hacia mundos extraños, los enfrenta a amenazas brutales y los pone en jaque constantemente de una forma desenfrenada y descarada. Lo suyo son peligro, explosiones, lagos de fuego y muchas onomatopeyas grandiosas. Todo dibujado como los dioses y con una narrativa exquisita.
Los cinco números de Argent Star se publicaron originalmente en 2021. Fueron recopilados en TPB a finales de ese año. Recientemente se publicó la edición de Panini, dentro de la línea Marvel Vintage, que se distribuye en nuestro país. No es un comic que pueda llamarse obra maestra, pero sí es de lo más divertido que nos dio la Casa de las Ideas en años.
Tierra de diablos
Carina Altonaga es una artista a la que le gustan los thrillers, las historias de terror. En su haber como dibujante destacan sus participaciones en antologías como Historieta Revólver, del sello Primavera Revólver y Cthulhu de Diábolo Ediciones. También hay que destacar su trabajo en El Petiso Orejudo, que contó con guiones de Pablo Barbieri. Toda esa experiencia y páginas editadas pedían a gritos una obra suya como artista integral. La respuesta fue Chamán.
Este el quinto libro de la colección Trouz que publica Primavera Revólver, donde también se publicaron obras como “Mirame” de Diego Agrimbau y Tomás Aira
Me gusta decir que el norte argentino encierra secretos. Algunos ancestrales, otros creados como mitos modernos. Hay ciertas fechas y lugares donde esto se acentúa, como el carnaval de Jujuy, donde está ambientado el comic. Un grupo de personas llegan buscando a Severino, un Chamán al que la gente llama simplemente “Tío”. Él va a ser el guía para llevarlos a un lugar mágico: el cerro del sol, una mina abandona, a la que bajan los diablos en esas épocas. Sin embargo, como aclara el tío, “Esta es tierra de diablos, pero no de los diablos de ustedes”.
La historia comienza un poco torpe, con ciertos tropiezos narrativos en los que a la autora le cuesta presentar al protagonista. Sí logra generar rápidamente en una página el pacto con el lector donde deja muy en claro que lo suyo es un thriller con peligros sobrenaturales y secretos oscuros, aunque la montaña también tiene los propios.
En menos de 65 páginas, la autora se las arregla para generar un halo de misterio y peligrosidad en los cinco expedicionarios. Cada cual tiene sus secretos ocultos y una historia dura con la que cargan. Lo interesante es que la misma caminata hace que se vayan abriendo los unos a los otros, algunos en forma de confesión divertida, otros como catarsis. Ellos son sus propios demonios y están desesperados por encontrar la forma de sanar, incluso cuando se involucra magia de antaño. En medio de todo esto, hay un peligro tácito, invisible, con el que Altonaga comienza a jugar. Lamentablemente lo termina por resolver en pocas páginas, lo cual deja gusto a poco. Es posible que haya tenido que recortar el oómic o simplemente acelerar la producción porque el cambio de ritmo es un tanto brusco para el final.
El dibujo sigue la línea realista y detallada a las que nos tiene acostumbrados Carina Altonaga. Hay momentos en los que rompe con esta dinámica y pasa a un uso de claroscuros y juegos de sombras para acentuar el terror. Es aquí donde se luce a nivel técnico y compositivo, con páginas realmente impactantes.
La primera novela gráfica de Carina Altonaga es un muy buen comic de terror, que sabe mantener el suspenso y darse el lujo de desarrollar personajes complejos. Es un excelente punto de partida para conocer el trabajo de esta artista.
Una dupla para tener en cuenta
Las Durmientes consiguió el décimo lugar en el ranking de los más vendidos de Agosto en la Fábrica de Historietas. Un logro no menor teniendo en cuenta que María Eugenia Alcatena en guiones y Muriel Frega en dibujo son autoras contemporáneas, es una obra reciente y el sello editor es relativamente nuevo.
Es llamativo el nivel de complicidad y química artística que hay en Las Durmientes. Por un lado, la configuración de página de Frega rompe con la narrativa clásica y permite el lucimiento de la escritura de Eugenia Alcatena quien, al venir del mundo de la literatura, maneja otro tipo de tiempos y dinámica. Entre las dos encuentran dentro de las formas, una manera muy linda y atípica para expresarse y potenciar lo que quieren contar. Lo suyo son historias que aprovechan la ilustración para hacerse entender y ser disfrutadas. Hay un juego pictórico en cada una, pero en este sentido no hay de esa experimentación pirotécnica donde el lector está perdido, intentando encontrar algún significado dentro de lo críptico. Lo suyo llega, se entiende, se disfruta y encima es hermoso a la vista.
Estas historias cortas son una muestra clara de lo que es el mecanismo de relojería de un cuento. Comienzan con fuerza, atrapan y tienen un desarrollo con la medida justa para impactar. Son historias que dejan huella, algunas sobre todo por su crudeza y crueldad. Lo verdaderamente sorprendente es que logran mostrar, entre otra cosa, una mirada alternativa de emociones que fueron explotadas hasta el hartazgo, como el amor o la culpa.
Esta obra fue publicada por Leitmotiv Editora, un sello que apuesta a historieta formal dentro del mercado de las viñetas nacionales. Como expresó su fundador, Walter Koza, hay que competir no solamente con calidad, sino también con originalidad.
Un título que vale muchísimo la pena. Esperemos que estas autoras sorprendan con más obras suyas en el futuro.
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