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NOTAS

Papa Fina

Hoy recorremos tres grandes obras de autores extranjeros que tienen edición argentina.
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Martes 15 de octubre, 2024

Dentro de la oferta de material viñetil que podemos encontrar en ediciones nacionales, hay joyas que esperan ser descubiertas y compradas. Papas finas que están a la espera de que las consuman.

Un trío de borrachinas

En la demografía del manga, hay colores para todos los gustos. Desde los años ´70, el Josei, un sub género pensado para mujeres adultas, ha sabido hacerse un lugar importante. Por lo general encara historias costumbristas de mujeres japonesas, y retrata romances realistas, de esos que duelen y muchas veces no terminan como los personajes –o los lectores- quisieran. Son historias un tanto crueles por su verosimilitud, que han sabido mostrar con mucha inteligencia otra faceta de la cultura japonesa. Entre los Josei, hay uno que con humor crudo y a veces doloroso, ha sabido destacarse dentro del género: Tokyo Tarareba Musume –Tokyo girls- de Akiko Higashimura.

La mangaka, conocida por Kuragehime –La princesa medusa-, tiene una impronta personalísima a la hora de narrar y sobre todo, construir personajes complejos e interacciones aún más complejas. Esto le ha valido premios como el Kodansha de Manga. En cuanto a Tokyo Girls, el manga se publicó en la revista Kiss de la editorial Kōdansha, entre Marzo de 2014 y Abril de 2017. Tuvo una enorme aceptación que se reflejó en un volumen importantísimo de ventas.

La historia está centrada en Rinko, una soltera de 33 años que no está conforme con su vida. Tiene frustraciones laborales y en el amor directamente no tiene suerte. Su salida son las juntadas para emborracharse con sus amigas Kaori y Koyuki. En esas juntadas se ríen de todo, critican sin tapujos y obviamente, se vuelven ruidosas a medida en que el alcohol corre más y más por sus venas. Sin embargo, hay algo que les pesa mucho y es la presión social frente a lo que deberían haber hecho a su edad.

La autora escuchaba atentamente las desventuras amorosas de sus amigas. Muchas de ellas habían pasado las tres décadas, y las historias de amor se volvían lejanas para dejar lugar a relaciones más pragmáticas y criticadas por una sociedad que es aún cerrada. En este sentido, Higashimura ha sabido analizar con ojo comiquero todas estas situaciones para volcarlas en el microcosmos de Rinko y sus amigas. Con mucho humor y cierto sadismo, enfrenta el modo de vida de las tres protagonistas a unas convenciones sociales rígidas de una sociedad a la que le gusta juzgar sin decoros. Las juzgan por ser solteronas, emborracharse ruidosamente y por la forma en la que ven la vida. Sin embargo, este choque genera cuestionamientos filosóficos y sociales muy profundos en ellas, por ejemplo, Rinko tiene un amorío tóxico con un hombre mucho menor que ella. Cada una tiene su historia, lo que genera un cosmos propio que hacer que la obra se vuelva coral y eventualmente, las líneas argumentales se enreden en una telaraña narrativa muy bien lograda y para colmo, divertida.

Tokyo Girls es uno de los mangas más divertidos y complejos que han surgido en los últimos años. Es una mirada crítica y dura del Japón actual en lo que conlleva a las relaciones sociales y a los convencionalismos sociales.

Los tarados de las realezas extraterrestres

Pasamos de obras realistas a ciencia ficción humorística y paródica. E Reberu Ī, Level E es un manga corto en la obra del conocidísimo Yoshihiro Togashi. Sus 16 capítulos fueron publicados originalmente en la revista Weekly Shōnen Jump entre 1995 y 1997. A pesar de ser una obra que aún se mantiene fresca, quedó relegada a un segundo plano por los tanques del autor: Yū Yū Hakusho y Hunter × Hunter.

El mundo de Level E se parece al de Men in Black. En la tierra coexisten más de 500 especies de extraterrestres que se han sabido adaptar a la vida en nuestro planeta, e incluso disfrutan deportes como el béisbol. Por supuesto, algunas de estas especies son pacíficas, otras no y no faltan las que son sumamente peligrosas. Con este planteo, lo lógico sería pensar en una saga tipo seinen o algo muy a la Ishinomori, donde grupos tipo Power Rangers se enfrenten a las amenazas galácticas y sus esbirros. Yoshihiro Togashi va por otro lado totalmente distinto: relatos costumbristas en los que a los personajes les toca vivir desventuras al entrar en las burbujas sociales de los aliens y de sus excentricidades.

En el primer relato, Yukitaka Tsutsui comienza su nueva vida. Está feliz por la mudanza, pero se da con que en su departamento hay un intruso que encima tiene el descaro de usar su ropa, Baka Ki, el príncipe amnésico del planeta Dogra. Con humor costumbrista y muchas ganas de darle dolores de cabeza a Yukitaka, el autor nos sumerge a través de lo cotidiano a esa realidad en la que la coexistencia con los aliens es una realidad y puede afectar el día a día de una manera muy drástica. En este relato también conocemos la forma de actuar excéntrica y sádica de Baka Ki, quién es lo más cercano al protagonista del manga, o al menos el eje conductor de muchas de las historias. Su mera presencia promete problemas y también establecer las reglas narrativas en lo que respecta a esos seres que van a pulular por estas viñetas.

Estos relatos van desde el misterio de terror, donde un grupo de amigos tienen que arreglárselas contra un ser que devoró a una de sus compañeras, a una saga donde los seguidores de Baka Ki tienen que evitar que una reina extraterrestre consiga pareja, porque eso significaría la extinción de la raza humana. Si bien van pivoteando entre distintas facetas de la ciencia ficción y la aventura, lo que tienen en común, es que Togashi se las ingenia para dar vueltas de tuerca muy inteligentes a los clichés del género. Así logra algo fresco y novedoso, que sorprende incluso décadas después de que fue publicado. La mano del autor también se hace evidente en su maestría para lograr enganchar desde las primeras viñetas. Genera climas de misterio, incertidumbre y peligro tan bien logrados, que lo convierten en un manga adictivo. Gente, esto es maravillosamente divertido. Level E vale mucho la pena.

Olvidar los clásicos

Pasamos de la sátira japonesa a una mirada crítica de la degradación cultural y la mercantilización del arte por parte del francés Ugo Bienvenu. Su segunda obra, Preferencias del Sistema, fue publicada originalmente en el 2020. Este año, Hotel de las Ideas sorprendió con una edición nacional de esta joya.

Los dibujos de Bienvenu nos sumergen en un mundo superficial, donde hay algo distante en las relaciones humanas y si bien la tecnología ha logrado formar parte importante en el día a día de las personas, no brinda grandes cambios a su calidad de vida: tan solo han aumentado las distancias interpersonales. En este sentido, muchos buscan llenar ese hueco interactuando con robots andróginos que pululan por las páginas del comic.

El protagonista, Yves Mathon, es un enamorado del arte. En su función de archivista, defiende a rajatabla obras que ocupan espacio en la nube, y que para muchos son obsoletas e irrelevantes. Entre ellas está 2001: una odisea en el espacio. Sin embargo, las prioridades son otras: Contenido superfluo de redes sociales, videos virales y productos producidos por influencers. En ese sentido, no hay lugar para esas obras de antaño que sirven para entender el desarrollo cultural y evolución artística. Y peor aún, si deciden eliminar un archivo, intentar salvarlo es un crimen. Mathon, al igual que el protagonista de Farenheit 451 de Ray Bradbury, arriesga todo por salvar aquello que él considera fundamental, incluso a costo de poner en riesgo a su familia y a su modo de vida.

​Como toda obra con una fuerte influencia de la Métal Hurlant, Preferencias del Sistema se toma su tiempo para poner todos los actores en su lugar y dejar bien en claro cómo son las reglas de ese mundo antes de pasar a la acción. El cambio de ritmo es tan marcado, que incluso obliga a dar un salto de tiempo y cambiar el enfoque de la obra. A pesar de esto, el mensaje de Bienvenu se acentúa aún más y la crítica se potencia.

Preferencias del Sistema es una obra compleja, muy inteligente, en la que el autor nos hace pensar sobre la dicotomía entre las producciones culturales y el exceso de contenido superfluo que abunda hoy en día. Y sobre lo crucial que es no olvidarnos de lo que es realmente importante.