A comienzos del siglo XXI, el escritor Alejandro Jodorowsky y el dibujante François Boucq, crearon una obra maestra llamada Bouncer.
Western shakesperiano
La historia de Bouncer es la típica de venganza entre familiares y la codicia por un tesoro. Sin embargo Jodorowsky y Boucq buscan una sensibilidad más por Shakespeare, que por el spaghetti western de Sergio Leone o el cine clásico de John Ford.
El protagonista de la serie es un joven llamado Seth, que fue testigo de la muerte de su padre, madre y perro a manos de su tío (Ralton) y una banda de forajidos. Seth escapó con vida y se instaló en la ciudad de Barro, donde conoció a su otro tío (el bouncer del salón, una especie de sheriff manco) y él le reveló toda la historia de su familia.
El primer volumen (Un diamant pour l’au-delà, 2001) además de una introducción al lejano oeste, es una perversa búsqueda de un diamante (el ojo de Caín), el elemento que une a todos los personajes y que genera una histeria insoportable. La narración a partir de este objeto está dividida en el presente y en un pasado, donde se revela la historia familiar del padre de Seth y sus dos tíos.
Jodorowsky no busca la oscuridad de las descripciones del escritor literarario Cormac McCarthy, sin embargo el arte de Boucq y lo que sugiere cada página parece hecho por el oriundo de Providence. Los cuerpos podridos, las violaciones, el coleccionismo de cuero cabelludo, la ciudades de barro y oscuras como las pieles de los cuervos son algunas semejanzas entre ambos autores. Aún asi Jodorowsky logra su tono.
El gran conflicto de Bouncer es la búsqueda del diamante y esa histeria jodorowskiana insoportable, donde todos los personajes viajan hasta los confines del mundo por un objeto. En el primer tomo, Jodorowsky usa ese elemento no sólo para presentar personajes sino para contar sus historias y así unir todo el gran argumento. A partir del segundo tomo, la serie expande su universo y tiene muchas semejanzas con Deadwood la mítica serie de HBO creada por David Milch, ya que hay muchas subtramas e ideas.
Bouncer es una evolución del western y se lee como si fuera una novela larga, ya que ciertas descripciones e indagaciones del lejano oeste no tienen nada que envidiarle a la prosa maximalista de Thomas Pynchon. Jodorowsky no se queda sólo con bandidos e indios, sino que busca la historia de un pueblo. La ciudad de Barro no es Deadwood, pero la oscuridad de sus personajes tiene muchos parecidos con la serie de televisión. No es coincidencia que en ambos productos el cabaret sea el lugar ideal para contar historias.
¿Es el arte de Bouncer un ajuste de cuentas con Blueberry de Moebius? Desde la primera página hasta la última, Boucq cambia el enfoque de su narrativa y utiliza con frecuencia el panel horizontal, no sólo para darle otro aire a la historieta sino para no repetir lugares comunes ya explorados por Moebius. Boucq mejora sus puestas de página y su calidad como dibujante porque incorpora lo mejor de Moebius y su documentación del lejano oeste. La abundancia de paisajes y las inesperadas transiciones de planos medios de personajes son dos características fundamentales para entender Bouncer.
La línea de Boucq en los personajes es el mejor homenaje a Moebius: varios trazos que marcan la ropa, la cara e inclusive las armas, están presentes en Bouncer pero él resuelve en su estilo. El ídolo nunca se traiciona y su narrativa está llena de ideas de acción como si fuera el cine de Michael Cimino (ver La Puerta del Cielo). Boucq no llena la página de detalles sino que sugiere en cada viñeta velocidad y dinamismo. La escena de la muerte de la madre de Seth es un gran ejemplo de cómo mostrar varios puntos de vista y una síntesis prodigiosa en sus viñetas.
No existe ningún dibujante vivo que haya trabajado con Jodorowsky, que pueda ganarle el lugar a Boucq en esta serie. Bouncer es Boucq desde el primer tomo, ya que los diseños de los personajes destilan caracterización y personalidad. En las páginas que hay flashbacks y se cuenta la historia de la familia el arte parece de Michael Kaluta o Barry Windsor-Smith después de tomar muchas copas de bourbon. Esas líneas oscuras en la cara, que reflejan oscuridad y al mismo tiempo sugieren un trazo elegante.
La mejor edición de Bouncer es la de Norma Editorial, ya que editó todos los tomos en tapa dura por separado y popularizó un integral que contiene los primeros siete volúmenes. En Estados Unidos, Humanoides Asociados también publicó una especie de ómnibus con toda la serie.
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