A comienzos de los ‘90, el guionista Pat Mills y el dibujante Kevin O’Neill harían una historieta con su famoso personaje Marshal Law burlándose de Batman, llamada Marshal Law: Kingdom of the Blind.
Los poetas de la violencia
La historieta de Marshal Law fue una trompada con un alambre a la cara de los superhéroes y marcó un estilo en cómo criticarlos. Mills y O’Neill construyeron una sátira sólida que se caracterizaba por deshumanizar a los héroes, burlarse de su ropa, sus poderes, sus convicciones, sus problemas sexuales, su ideología y sus orígenes.
La historieta Marshal Law: Kingdom of the Blind es la explicación perfecta de por qué Mills es un poeta. Mills escribió este comic en contra de Batman y manifestó ciertos argumentos y sátiras para respaldar su teoría. En el universo de Marshal Law, Batman es Private Eye, un detective en el máximo esplendor del sueño Orweliano. La guarida del personaje tiene un ojo rojo gigantesco que funciona como metáfora de Big Brother, la famosa novela de George Orwell, donde el personaje tiene un fanatismo por la supervisión de la ciudad. El poder absoluto por el control y el desorden psicológico del villano forman la combinación perfecta para que sea adicto a la noche y a su trabajo como superhéroe.
El superhéroe fascista llevado al extremo hoy es un recurso repetitivo y agotado, que lo único que genera es aburrimiento y dolor en los árboles por haber sido talados para imprimir esas historietas. Sin embargo, la relectura del especial Marshal Law: Kingdom of the Blind demuestra a un autor en su apogeo para relatar una historia. Mills es un guionista que escribe diálogos sólidos y en los momentos justos; no abundan los choclos de palabras en todas las páginas pero sí la voz en off intimista. Los cuadros de texto de Mills son poesía y siempre definen al personaje. Lo interesante acá es cómo Mills mezcla los conceptos de control absoluto de Orwell y el tono descriptivo de Frank Miller (Batman: The Dark Knight Returns) para recrear a un villano perfecto.
El tema en esta historia es la mentira, la identidad, el poder y el odio. Es el especial de Marshal Law más serio de todos los que fueron publicados y el más perturbador. El tono en el que está escrito es desolador, ya que cuenta un origen jodido y sin esperanza que altera la conducta del personaje y la del lector. ¿Cómo te burlas de Batman sin caer en lugares comunes? Mills busca el ridículo de Batman y del superhéroe y por eso recrea un mundo de ciencia ficción absurdo, donde se discute la supremacía del héroe y también la de la policía.
“En el reino de los ciegos, el tuerto es rey”, frase de Maquiavelo, define a esta historieta y a la adicción del poder del villano. La fascinación por el ojo y que se use como artefacto para la guarida, el vehículo, e inclusive el propio traje remarcan una insignia de seguridad en el personaje. Mills, fanático de Maquiavelo, usa ese dicho en el final de la historieta, para demostrar su estocada final y subrayar cómo todo está relacionado con el concepto del control.
El arte de Kevin O’Neill es un golpe de estado al infierno y a las tripas de cualquier ser humano. No existen medias tintas con un dibujante como O’Neill o cancheros en un bar de Palermo reivindicándolo. O’Neill es un dibujante secreto que tiene un culto de fanáticos en el mundo, adictos a todos sus trabajos como Nemesis, League of Extraordinary Gentlemen o Metalzoic. Al igual que la miniserie original de Marshal Law este especial además de ser dibujado por O’Neill está pintado, lo cual marca una diferencia abismal con las obras en las que otros colorean al maestro. O’Neill es un artista que entendió muy bien la narrativa de Steve Ditko (Doctor Strange) y plasma con excelencia páginas de seis, nueve o doce viñetas que impactan en los ojos como una patada de un vikingo.
La pasión por los detalles, la tipografía y los fondos meticulosos son protagonistas en las historietas de Marshal Law y le dan una identidad y una caracterización única al dibujo. El color logra el impacto desagradable y perturbador que tienen los personajes de O’Neill, todos grotescos y con cuerpos exagerados o flacos como si fueran retratos de heroinómanos hechos por Egon Schiele.
La editorial que publicó esta demencia fue la británica Apocalypse, en 1990 y en formato prestige. Es una historieta que pasó desapercibida y merece un mejor reconocimiento. Fue imposible de conseguir bastante tiempo, pero hace no mucho Marshal Law: Kingdom of the Blind fue incluida en una edición deluxe que reeditó DC. Es un santo grial semi-oculto que merece premios, estudio y una reivindicación a la dupla autoral por el trabajo hecho. Les recomiendo de corazón que lean una obra maestra secreta en la carrera de estos dos autores.
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