Allá por 1981, la editorial Columba hizo algo que no había hecho nunca: republicó en un libro de más de 300 páginas los primeros 24 episodios de su serie más popular, que aparecía desde 1967 en la revista D´Artagnan. Me imagino que en aquel entonces un libro de este volumen en los kioscos de revistas debe haber sido una cosa rara, medio alienígena. No tengo idea de cuánta plata eran $ 15.000 en 1981, pero seguramente eran mucho más que lo que valía una revista de historietas normal, de las que habitualmente uno compraba en cualquier kiosco para leer y casi seguro no guardar.
Este libro rompió esa lógica. Claramente, era una publicación para atesorar por siempre en la biblioteca. Ya desde el prólogo del maestro Ray Collins se nos advertía que no era una historieta más, no era un simple pasatiempo, sino una obra clave, un clásico contemporáneo para el Noveno Arte argentino. Y la gente lo entendió. Y lo compró. Y lo guardó. Y hoy es muy, pero muy difícil de conseguir. Estamos hablando de un libro que, si lo ves en los sitios de venta online, rara vez baja de los $ 900, y cuando baja es porque se trata de ejemplares hechos mierda, a los que les faltan páginas, o están sumamente baqueteados. Porque –ese es otro detalle importante- Columba nos vendió este libro como La Gloria, como un paradigma nuevo en materia de edición, pero le puso el mismo papel horripilante que a cualquier revista de las que salían semana a semana. O sea que es casi imposible que alguien haya podido conservar un ejemplar en perfecto estado, sin marcas en la portada, sin que el papel se haya tornado entre amarillo y ocre.
Otro punto que hace mítico a este libro es el hecho de que muchas de estas historietas aparecían por primera vez a todo color. Las primeras apariciones de Nippur de Lagash en D´Artagnan eran invariablemente en blanco y negro y en este libro se republicaron a color. Obviamente es un color tan espantoso como el que había que padecer en esa época en TODAS las revistas de Columba, pero bueno, en ese momento fue un gancho extra, sobre todo para los más pibes, que se habían enganchado con Nippur en los ´70, cuando ya se publicaba a color, y no habían visto nunca estos primeros episodios.
Hoy hay una segunda opción para acceder a este material, que son las reediciones españolas de ECC. Tienen dos ventajas: están en blanco y negro, sin esos colores nocivos para las retinas, y fueron completamente re-rotuladas. Es decir, se reemplazaron esas tipografías mecánicas nefastas que usaba Columba por unas más modernas, más lindas. Y tienen tres desventajas: no son baratas, traen menos episodios por tomo y como son importadas, no siempre llegan con regularidad al país. Vos sabrás por cuál inclinarte.
A todo esto, no mencioné que las 24 historietas de este libro cuentan con guiones del inagotable Robin Wood y dibujos del inolvidable Lucho Olivera. ¿Están buenos? Y… da para discutirlo largo y en otro ámbito. Estos son los primeros trabajos conjuntos de la dupla y eran dos chicos jóvenes que estaban aprendiendo el oficio. Son historietas que, leídas hoy, resultan raras, porque –para bien o para mal- no tienen nada, pero nada que ver con la forma en la que hoy se piensa, se escribe, se dibuja y se lee la historieta argentina. Pero, ¿se justifica esa chapa de clásico que tiene este material? Yo diría que sí por el impacto que causó en su momento y la influencia que ejerció en la historieta industrial durante los lustros siguientes. No tanto por las historias en sí: algunas son realmente atrapantes, con dramas humanos fuertes, con conflictos complejos, presentados con gran emotividad, pero también bastante predecibles y reiterativas, casi escritas según una fórmula, obviamente eficaz, pero con poco margen para la sorpresa. Y tampoco por los dibujos, que por momentos son deslumbrantes, impresionantes, con un grado de elaboración imposible, con técnicas re-avanzadas para su época, y por momentos parecen apenas bocetos hechos directamente en tinta, a los que se les nota el apuro, el “sale con fritas”, y con un abuso sistemático de los primeros planos y una escacez de fondos que sólo Ben Templesmith se animaría a superar.
Lo cierto es que este libro fue un hitazo devastador y menos de seis meses después, Columba volvió a la carga con un segundo tomo que reeditó los siguientes 27 episodios de Nippur. Y después… nada, silencio sepulcral hasta ya entrados los ´90, cuando empezó a salir con cierta regularidad la Colección Clásicos, en la que se reeditaron varios episodios más de esta serie, en dos tomitos mucho más finitos y crotos que este.
Hoy, si querés leer Nippur desde el principio, tenés los ya clásicos scans, la edición española que mencionábamos hace un rato y este libro, el aurático, el mitológico, el que jerarquiza la biblioteca de los que lo tienen y amenaza con destruir la economía de los que no. Salir en su búsqueda puede resultar una epopeya tan llena de peligros como la que en 1967 imaginaron Robin Wood y Lucho Olivera.
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