Otra vez me siento a pensar en voz alta y esta vez el tema es la relación entre las mujeres y la historieta. ¿Qué onda? La mitología dice que son dos cosas bastante incompatibles, como ser fan de los derechos humanos y votar al PRO. Pero, ¿es tan así?
Hay una primera distinción y es entre la lectura de comics y la militancia comiquera. Lógicamente, todos conocemos muchas más mujeres que leen comics que militantes comiqueras, de esas que van a las charlas de los historietistas, escriben en los foros, recorren infinitas comiquerías en busca de las revistas (o libros) que les faltan, leen religiosamente el sitio de Comiqueando, etc. En lo visible (el ámbito comiquero), hay pocas minas. En lo invisible (la intimidad de cada lector, puertas adentro de su casa), hay bastantes más.
La segunda distinción es una especie de ranking. En todo el mundo, hay muchísimas chicas que leen manga. En Argentina, hasta el shonen tiene mucho público femenino. Yo sospecho que es porque acá no se edita yaoi y los shojos que se editan son desgarradores, pero bueno, son sospechas, nomás. Lo cierto es que el del manga es un sub-palo donde el olor a huevo se siente un poco menos.
Después viene la historieta argentina. De la genialidad de Mafalda a los bofes infumables de la Intervalo, la historieta argentina tuvo, tradicionalmente, una interesante cantidad de lectoras. Hoy lo vemos con Macanudo, por ejemplo, y por supuesto en la historieta infantil, donde la barrera de géneros casi no se nota.
El tercer puesto sería para el comic yanki alternativo. Daniel Clowes, Chris Ware, Craig Thompson, los hermanos Hernández, en menor medida Crumb y Bagge, también tienen su hinchada. Y por supuesto las autoras como Alison Bechdel, Jessica Abel o Julie Doucet, aunque claro, acá ya no estamos hablando de la cajera del supermercado, sino de minitas con un perfil más intelectual, o incluso más freak.
Cuarto puesto para Vertigo, o para cualquier cosa donde meta mano Neil Gaiman, que es otro autor fetiche entre las mujeres. Por supuesto, es más fácil que se copen con Sandman que con Preacher Scalped o Transmetropolitan, pero Vertigo tiene muchas series donde las lectoras pueden sentirse identificadas. Dale Fables o Y, The Last Man a tu chica, a ver qué onda.
Quinto puesto para el comic europeo. En Francia supongo que habrá muchas, pero en Argentina no hay casi fanáticas de Moebius, Pratt, Trondheim, Bernet, Bilal, Marini o Meziéres. Ni siquiera de Astérix, Spirou o Tintin. No pretendo que se hagan fans de Manara, pero es raro que no se enganchen con autores como Paco Roca o Frederik Peeters, por poner apenas dos ejemplos.
Y sexto lugar para el mainstream yanki, o sea, superhéroes y afines. Acá la llegada de las chicas fue tardía y se está dando, pero de a poquito. Por ahora, es difícil enganchar lectoras mujeres en estos festivales de la machaca y la testosterona. Tiene que ver con los contenidos, supongo yo, con cómo están planteados los conflictos, cómo están gráficamente representados hombres y mujeres, cómo tratan los guionistas a estas últimas y con un detalle no menor que es el del elemento fantástico.
Hay excepciones, por supuesto, pero en general, a las mujeres no las ceba mucho lo fantástico. Les tira más lo real, lo verosímil. Entre Persépolis y el Incal, se quedan de una con Persépolis. Les gusta más V for Vendetta que Watchmen, porque “es más realista”. Se emocionan más con la autobiografía o el costumbrismo que con la épica y la grandilocuencia. En realidad, les gusta lo mismo que a nosotros: las historias originales, bien narradas, con conflictos humanos atractivos. Pero miran demasiado la cáscara. Si el conflicto humano atractivo tiene como protagonistas a 25 chicos y chicas del Siglo XXXI con superpoderes, cuerpos perfectos y trajes estridentes pensados para resaltar la perfección de esos cuerpos, ya es más difícil que se enganchen.
Enseguida van a saltar las chicas a contarme que leen a Tolkien, a Rowling o a Lovecraft y que se copan con un montón de obras de géneros fantásticos. Welcome to Freakville. Las chicas que leen este sitio web están (como dice mi amigo sociólogo) fuera de la media, son casos muy aislados y –lamentablemente- poco representativos. Igual me interesa escucharlas, obvio.
Pero vamos a lo importante, que son las ideas acerca de qué hacer para que más cromosomas XX pueblen el universo comiquero.
Primera idea: que haya más mujeres involucradas en la realización, la edición y la comercialización de los comics. Hoy hay muchas más que hace 20 años, es cierto, pero la proporción sigue sin reflejar la del “mundo real”. Guarda: esta fórmula puede fallar. De hecho, la intentó DC en los ´80 y ´90, cuando puso mujeres en sus cargos directivos, contrató coordinadoras, guionistas y dibujantes mujeres, etc., y siguieron sin venderle un puto comic a nadie que no usara calzoncillos. En las editoriales grossas de Francia pasó algo parecido. Al final, resultó que repartir un… 15% de los cargos de una editorial entre personal de sexo femenino no genera –por lo menos en el corto plazo- una masa de lectoras que arrime al 15% del total de los consumidores.
Igual, como primer paso, no está mal. Yo creo que en Argentina, por ejemplo, habría más lectoras de historietas si hubiera más minas escribiendo y dibujando historietas. Pero hay poquitas: Patricia Breccia (de vez en cuando) en la Fierro, Caro Chinaski en Tiempo Argentino, Alejandra Lunik en Oh La Lá… y después no sé si hay alguna otra, por lo menos en los medios más conocidos. Me extraña que no haya chicas haciendo comics, por ejemplo, en Genios y Billiken, que son revistas tan leídas por varones como por mujeres. El resto de las autoras o están ocultas en el under, o sólo publican en la web, o aparecen cada tanto con un libro interesante, pero de baja tirada y cero presencia en los medios masivos. Volvé, Maitena, que te extrañamos.
Segunda idea: cuidar la forma en que se muestra a la mujer en las historietas. Sean varones o mujeres quienes las escriben y dibujan, las historietas tienen que ser más piolas a la hora de reflejar el mundo femenino, a la hora de generar complicidad con lectoras de ese sexo. No podés seguir escribiendo –como en los ´40- minas que no sirven para nada, que suelen ser una molestia, una pelotuda a la que el villano captura para condicionar al héroe, o (en el mejor de los casos) una villana encubierta. Ya está, ya cansó. Una mina es más compleja que eso. “Elena! Martita!”. Déjense de pelotudear en esa casa y hagan algo más productivo que esperar a que el macho las venga a rescatar.
Terminemos también con el power-yiro, la mina hiper-agresiva, violenta, armada hasta la argolla, que se comporta como un muchachón del puerto, pero con tetas. Una de vez en cuando se banca, pero ya sobran. El sólo hecho de que las mujeres (sobre todo en el género superheroico y demás comics para adolescentes) anden siempre ligeras de ropa, con casi toda la merca al aire, es piantavotos. La mina no quiere leer acerca de las fantasías pajeras del varón. Si la protagonista es mina, tratemos de que piense, sienta y SE VISTA como una mina, no como una bailarina del caño pasada de tequilas.
¿Y por qué en los comics el 95% de las minas están buenísimas? ¿No vale meter chicas fuleras, o petisas, o muy altas, o culonas, o dientudas, o con sobrepeso, o con tetas que en vez de melones parezcan picaduras de mosquito simétricas? Por supuesto hay excepciones, pero ¿cuántas son? ¿Respetan la proporción de minas no-modelos que se ven todos los días por la calle? Ni a palos, y eso también acota el potencial de llegada a las hipotéticas lectoras.
Tercera idea: urgente, comics para nenas de 10 a 14 años! Cuando los chicos se cansan de Los Pitufos, ponele, pueden pasar a Batman, Tintin o Patoruzú. ¿Y las chicas? Largan las historietas de la Genios ¿y qué agarran? Mafalda, ponele… pero se te acaba enseguida. ¿Qué se edita para ese segmento? Archie en EEUU, esos comics de chicas y caballos en Alemania, en algún momento W.I.T.C.H. en Italia y los comics de Purita Campos en España… ¿Alcanza para mantener a millones de borregas adictas al comic hasta que descubran el shojo, las tiras de Liniers o –mejor aún- el sexo? Vamos, loco! Media pila! Quiero comics de Barbie, de Floricienta, de los Teen Angels, de Justin Bieber, si fuera necesario! Tiene que haber historietas que reflejen las boludeces con las que se ceban las pendejas de 10 a 14, que hablen de los granitos, del primer beso, la primera menstruación… aunque sea en términos medio pavotes, no importa.
Y tiene que haber más ideas, pero se me van a ocurrir leyendo los comentarios que aporten ustedes, chicos y chicas que se comieron esta infinita parrafada, con paciencia y estoicismo…
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