Zona de polémicas

Los apresuradamente autodenominados críticos de cine especializados en historieta también podrían ser llamados “periodistas chotos”.

El nacimiento del periodista choto

26/05/2017

| Por Martín Fernández Cruz

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-11_ Es innegable que los éxitos de Marvel en el cine redefinieron el panorama comiquero. La llegada de miles de outsiders a los comics motorizaron un cambio en la industria que no necesariamente se tradujo en un subidón espectacular de ventas (esos números siempre se logran con bruscos cambios de continuidad y odiosos reseteos), pero sí en la necesidad de adaptar algunos personajes del comic a la lógica del cine. De esa forma y por caprichos de guión, el histórico Nick Fury le cedió su lugar a uno mucho más parecido a Samuel Jackson (¡Millar visionario!), como así también hubo una segunda Guerra Civil y hasta Apocalypse protagonizó una mega-saga como villano central; aunque también hubo otros efectos mucho más dañinos como la desaparición de nuevos mutantes o el desarticular a los Cuatro Fantásticos (movidas editoriales cuyo objetivo era el de no darles más de comer a las franquicias propiedad de FOX).

portrait_incrediblePero lo cierto es que Marvel pudo instalarse como moda pop, repitiendo en el cine los sueños empresariales de Stan Lee y meterse en el bolsillo a una generación de niños y adultos que ven en pantalla grande las colosales luchas que leyeron en viñetas unas mil veces. El cine no dignifica a la historieta, eso se entiende desde el vamos, pero el cine es muchísimo más masivo que los comics, y eso sirve para instalar a los personajes no sólo como ídolos de la tribuna, sino también como marcas que generan millones en ganancias, porque a fin de cuentas, para los ejecutivos eso es lo importante.

2_ Y DC no paró de hacer cagadas. Más allá de las desastrosas películas que adaptaron ese universo (me refiero a los últimos años y la etapa comprendida a partir de la Superman de Zack Snyder), la evidente torpeza de Warner por salir a buscar billetes dejó en evidencia la cara más desagradable de una empresa desesperada por subirse al bondi de los comics (la reciente adquisición de Joss Whedon para el film de la Liga, deja en claro que DC quiere lograr a como dé lugar el éxito de Marvel). Se sabe que el arte es subjetivo, que no hay vara que mida la belleza estética y que el amor por una película surge de lugares que la mente desconoce. Y sé que es soberbio decir “Batman vs. Superman es una mierda” siempre y cuando no justifique mi posición ni argumente por qué la considero así.

batman-vs-superman-el-origen-de-la-justiciaY en ese sentido pienso en dos o tres argumentos que parecen relativamente sólidos: A_ una pésima construcción del arco dramático, y B_ un alarmante desconocimiento sobre la sensibilidad histórica de esos personajes en su versión viñeta, esos serían dos motivos. En ese sentido, me refiero a los rasgos generales de esos héroes, y no a esa búsqueda imbécil de adaptar “fielmente” y al pie de la letra la lógica de unos tipos que están cerca de cumplir cien años. Me refiero a creer –y querer – a esos héroes, a entender cuál es su esencia y poder compactarla en una aventura de dos horas en las que entendamos qué los hace tan grandes (y eso, guste o no guste, es un punto a favor en Marvel, porque cada una de sus películas rescata el núcleo de sus personajes).

El último argumento que podría esgrimir contra esa película es, sencillamente, la falta de un horizonte, la imposibilidad por parte de los guionistas y de Snyder por construir protagonistas con objetivos concretos (y por favor no me vengan con el “hacer justicia” porque es la cosa más abstracta posible), y que tengan una motivación que vaya más allá del “le pego porque es malo”, justificación hermosa para los cortos de los Hermanos Fleischer pero algo endebles para un film de más de 150 palos verdes que se produce en el siglo XXI. La tan golpeada Superman Returns de Bryan Singer, por el contrario, sí cumplía con ese requisito porque trataba sobre un inmigrante que buscaba cumplir el sueño de concretar un núcleo de pertenencia, de pasar de la orfandad a la familia, y en ese sentido ése Superman muestra un corazón que el de Snyder no supo tener.

En fin, el punto es que al menos intenté argumentar mi posición, y si bien pueden coincidir o no, lo importante es que estamos frente a una gravísima falta de discusiones bien argumentadas que busquen justificar por qué una película es mala o es buena. Y en buena medida, eso tiene que ver con la llegada de una camada de los apresuradamente autodenominados críticos de cine especializados en historieta a los que podemos llamar “periodistas chotos”, lo que nos lleva al siguiente punto.

por-que-es-mala-batman-vs-superman-113_ El fan devoto sabe que ama algo con locura porque su piel se lo pide. Todos los que estén leyendo esto probablemente lo sientan así. Tu vida te pide leer determinadas cosas, escuchar cierta música y jugar ciertos juegos. Forman parte de una terapia que va más allá del “divertirse”. Y muchos que frecuentan esta página entienden el leer historietas como un ejercicio diario que se hace pura y exclusivamente porque no nos sale hacer otra cosa. Somos lectores y nos apasionamos y discutimos hasta cansarnos sobre eso que dirige nuestras vidas. Ahora bien, desde el boom del cine de superhéroes aparecieron periodistas presuntamente especializados en lo que muy vagamente podríamos llamar “cultura nerd”, con el supuesto objetivo de echar luz sobre estos temas en medios populares (grandes diarios, grandes radios y grandes webs).

Y acá es donde la cosa empieza a ensuciarse y surge la infame figura del “periodista choto”. Para definirlo claramente, habría que establecer una serie de características claras. Este periodista es aquel que leyó un par de cosas de DC de la época Perfil (ponele), pero que no tiene ni puta idea quién es John Ostrander y que de pedo ubica a Norm Breyfogle. Es un periodista que entiende que el comic europeo empieza y termina en Astérix (le decís Blueberry y piensa que es un vino), y obviamente comprende que el manga es cosa de japoneses que “para qué voy a leer si es mejor Superman”. Incluso es el periodista cuya agenda cultural comienza y termina con la Comic Con, los invitados de tele y últimos muñequitos de Funko.

1ed3c84c43230edce4fc57e5ff0d2c04Ese periodista choto nació a la par de la popularidad de ciertas modas nerd e irresponsablemente ocupa un espacio importante que sólo sirve para agregar confusión y alimentar prejuicios sobre la historieta. Porque un tipo que puede dedicarse horas a alabar en un medio grande a Superman, pero que no sabe quién es Carlos Giménez ni Guy Delisle, es lisa y llanamente un ignorante que sólo sirve para consolidar esa vetusta imagen del comic como “baja cultura” (y no digo que Delisle o Giménez sean autores importantes por sobre cualquiera que trabaje con Superman, me refiero a entender en profundidad el campo de especialización con el fin de tener herramientas y opciones que puedan conmover a aquel potencial lector que considera a Superman una mierda porque “la historieta de tipos que se pegan es sólo para chicos”).

Spiderman-720x10664_ Pero lo verdaderamente imperdonable con respecto al periodista choto es que justamente mezcla de manera torpe una pasión superficial y se dedica solamente a alabar desmedidamente y sin criterio a esos personajes populares que conoció hace treinta años. Insisto, no estoy hablando de objetividad (es idiota pedirle objetividad a un periodista), sino simplemente de ARGUMENTACIÓN. El periodista choto, víctima de sus propias limitaciones, de su desconocimiento profundo sobre la historieta pero feliz en su ignorancia, mezcla Batman con (lo poco que sabe de ) Maus como si todo formara parte de una misma bolsa, sin comprender que en la argumentación se encuentra la única clave para construir una mirada válida sobre por qué “Batman vs. Superman” no es (o sí es) una mierda, tratando de discutir con inteligencia contra aquellos que tiene una posición opuesta.

El periodista choto es un ignorante pleno que solo puede dar puntajes porque no sabe cómo explicarlos, y probablemente se agarre de muletillas fáciles como “ideal para amantes del género” porque básicamente no es ni crítico de cine ni de historietas. Un fan puede discutir sin argumentar y eso está perfecto, pero un periodista no. Un periodista debería a través de su texto confrontar con sus lectores, apasionarlos, discutirles o brindarles otra mirada. Y para eso hay que argumentar. La actual primavera de periodistas chotos que elogió sin argumentar a Batman vs. Superman fue incapaz de transmitir pasión, de convencer al público de que probablemente ahí sí había un film de valor. El periodista choto confía en su pasión pero es incapaz de trasladarla, y eso no es responsabilidad de la calidad de la película; eso es culpa de ese fan con ínfulas de Truman Capote que no entiende que la crítica de cine es ante todo un diálogo con un lector, y no un ejercicio onanista sobre qué tanto le gusta Superman.

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