El sello Hotel de las Ideas acaba de publicar en un hermoso libro Borges: Inspector de Aves, una gran historieta de Lucas Nine aparecida originalmente por entregas en la revista Fierro.
El prólogo es de Franco Della Imagine y el texto promocional dice:
Eterno colegial, virgen como una página en blanco, se mantiene disponible para toda reescritura, a la manera de un impasible Tintin literario (¿será Bioy Casares su Milú?). Acaso nuestros juegos borgeanos incluyan esa cuota de crueldad con la que el gato intenta prolongar la biografía de una rata muerta. Pero es justo recordar que si Borges, el personaje, aún tiene cosas que decirnos, es solo porque somos nosotros los que movemos los hilos de la marioneta; y nuestra es la voz que sale de sus labios; improvisado Chirolita que recita sus gracias en un teatro vacío.
La idea misma de obligar a un representante de la gran literatura a oficiar de protagonista en una saga narrada en una de sus formas más irrisorias, comporta algo de la legendaria degradación a “inspector de aves”, infligida al escritor por el peronismo. El episodio es el que dio origen a estas páginas, y vale la pena recordarlo: en 1946, las nuevas autoridades removieron a Borges de su cargo de bibliotecario, y lo destinaron a tareas de inspección en el ámbito de las ferias municipales. El señor Nine lo imagina ejerciendo este puesto enfundado en un impermeable a lo Bogart, mientras recorre gallineros dotados de un clima más propio del “noir” de Raymond Chandler que inmersos en las simples realidades del pollo argentino.
El libro ofrece 160 páginas y ya se consigue en las mejores comiquerías del país a $ 250.
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