Fernando Carpena (pronúnciese /Karpéna/) construye con altura y mucho humor la historia de la familia de Sebastián y Miguel (una pareja gay) y Marco, el hijo adoptivo, en una tira cómica sin desperdicio.

Fernando Carpena

31/10/2010

| Por Staff de Comiqueando

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Fernando Carpena (pronúnciese /Karpéna/) construye con altura y mucho humor la historia de la familia de Sebastián y Miguel (una pareja gay)
y Marco, el hijo adoptivo, en una tira cómica sin desperdicio. Aporte más que importante desde la historieta a la lucha por la igualdad de derechos,
«Son y son» comenzó su periplo en la web antes de la aprobación de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo y hoy se publica en el Suplemento
«Soy» de Página/12. Su autor tuvo la amabilidad de contar algunas cosas acerca de su vida y de esta tira que combate los prejuicios de nuestra sociedad
a través de una mirada fresca y sin miedo al qué dirán.

Hernán Martignone: Contanos dónde y cuándo naciste y cómo surge tu interés por el dibujo y la historieta.

Fernando Carpena: Nací el 6 de Septiembre de 1970 en Buenos Aires. Tuve la suerte de tener un abuelo artista, que pintaba, escribía, esculpía y hasta
hacía magia con cartas y palomas. Recuerdo tardes enteras en el altillo de mi casa, dibujando en el piso de su estudio. Luego empezaron a llegar las Anteojito,
las Billiken, las Patoruzito, la Mad, la Lupin y las Condorito. Y yo me pasaba horas tratando de copiar esos dibujos en gigantescas hojas de formulario
continuo que mi viejo me traía del trabajo. Y de pronto empecé a ver que me salía medianamente bien y no hubo papel en la casa que se salvara de ser dibujado.

HM: ¿Estudiaste dibujo o historieta formalmente?

FC: No, jamás estudié formalmente. Siempre fui autodidacta en materia de historieta.

El único estudio formal en ese sentido fue un curso breve de animación dictado por Néstor Córdoba y Oscar Desplats, gracias al cual pude empezar a trabajar
con ellos. Recuerdo que hicimos los nuevos capítulos de Hijitus y la presentación de «Tres Tristes Tigres», el programa de Guinzburg, El Chino Volpato y
Dady Brieva, y algunas cosas para Disney.


HM: ¿Cuáles considerás que son tus influencias en el medio historietístico?

FC: En cuanto a influencias, soy como una gran aspiradora: trato de leer todo y ver todo, ya que soy un amante tanto del dibujo como de la lectura. Pero a
la hora de seleccionar debo decir que me han influenciado mucho Carlos Meglia, con su Cybersix y sus trazos increíbles, Fontanarrosa, por su síntesis y esa
capacidad del chiste en cada cuadro, el Asterix de Goscinny y Uderzo –esos personajes con tanta personalidad y unidos a un proceso histórico real–, y Calvin
and Hobbes
, fabulosos en ese mix de fantasía y realidad.

Debo hacer mención especial a MAUS, de Spiegelman, que me partió la cabeza, y donde realmente comprobé que es factible tocar temas serios desde la historieta.

HM: ¿Cuándo y dónde publicás tu primer trabajo como dibujante?

FC: Lo mío fue muy fluctuante. Trabajé durante mucho tiempo en un diario infantil, Abecediario, que se repartía en colegios primarios allá por los 90.
Luego hubo algunos dibujos sueltos para algunas editoriales, pero lo mío pasó más por los videojuegos. Tuve la suerte de hacer el arte de todos los juegos
de Yo, Matías, de Sendra, más algunos de Dibu, de Gaturro y de varios personajes más. Por suerte fueron juegos que anduvieron bien en el mercado.

HM: ¿Cómo llega el humor a tu trabajo como dibujante?

FC: Creo que nunca llegó, siempre estuvo. Creo que desde el humor podés decir todo y soy muy consciente, como lector, del placer que es soltar una carcajada
al leer un buen chiste. Así que mojo nomás el pancito en el humor y enchastro la hoja con algo gracioso, que siempre te asfalta el camino para dar algún
mensaje. Además, soy de madera para dibujos serios. Con esta limitación y el preconcepto (erróneo, debo decir) de que el dibujo serio requería argumentos
serios, me volqué al humor.


HM: Contanos un poco la génesis de la tira «Son y son», que toma un tema tan espinoso para nuestra pacata sociedad como es el matrimonio gay y, sobre
todo, la conformación de una familia «distinta» de las habituales.

FC: Si bien mi trabajo (hago arte para videojuegos en una empresa norteamericana) conlleva dibujar, andaba con ganas de hacer algo distinto, algo totalmente
mío. Justo se dio esa época en la que se discutía si ley sí o ley no y se arrancaban los ojos y se amenazaba con grandes cataclismos y fines del mundo si dos
hombres o dos mujeres osaban casarse. La discusión crecía al límite de la ofensa y por momentos casi parodiaba a Rebelión en la Granja, cuando se dice «Somos
todos iguales, pero algunos somos más iguales que otros».

Y me pareció un tema interesante para abarcar desde el comic, con la vieja estructura de la familia disfuncional, en este caso de dos hombres con un hijo adoptado,
y atarla al momento histórico que se estaba viviendo. Los personajes evolucionaban con el tema y siguieron el debate y fueron a marchas, casi una crónica paralela
con lo que pasaba en la vida real. Fue mi grito personal de protesta ante tanta afrenta, mi forma de decir «vean que acá nadie es mejor que otro y que el mundo
no se va a acabar porque se apruebe una ley». La tira comenzó en Facebook y en un blog creado ad hoc, y de pronto empezó a crecer en lectores, con esto de reguero
de pólvora que tiene Internet, y comenzaron a llover los mensajes y los saludos.

Confieso mi asombro ante esto. Es increíble el poder de Internet en este aspecto. «Son y Son» ha llegado a Australia, España, me han mandado mensajes desde EE.UU.,
Canadá, he contestado varios reportajes para México… Una locura.


HM: ¿Se te ocurrió en algún momento no hacer una tira cómica sino algo no humorístico o más narrativo?

FC: No. Creo que no estaba capacitado para acercarme al tema desde una perspectiva no humorística. Yo desconocía completamente cómo era el mundo gay y no podía
cargar con la responsabilidad de un discurso serio ante ese tema. Por suerte, mi amigo Fabián, un tipazo, gay perfectamente asumido, me contó un poco de su mundo
para no estar tan en la nebulosa y de ahí me animé a comenzar la tira, un poco guiado por mis expresiones de deseo y por mi propia lógica y sentido común. Fue
sencillo el plasmar la parte de los NO GAY, los desprecios, los preconceptos, porque los vengo escuchando de toda la vida. La otra parte, la parte en la que hay
que entender cómo funcionan las personas que reciben tantas ofensas, fue más complicada. Es el día de hoy que trato de ir con mucho cuidado para no cometer
equivocaciones que puedan ofender. Igual, a esta altura, ya me conocen y saben que si meto la pata es sin mala intención.

HM: La familia «tradicional» es parte esencial de las tiras cómicas. ¿Te sentís un innovador de ese aspecto del género? ¿O te parece que solamente alteraste
algo pero en esencia el funcionamiento de la tira es el mismo?

FC: Claro, alteré una pequeña parte de lo que es toda familia para hacerla menos «tradicional». Pero, justamente, la esencia de la cuestión es que no hay realmente
tanta diferencia entre esta familia y cualquier otra que podamos ver por ahí en cualquier tira… o en cualquier calle de una ciudad. Lo mismo transmite la excelente
comedia actual «Modern Family», en la que hay una pareja de gays que tranquilamente podrían ser Miguel y Sebastián.

O sea que, justamente, el objetivo era mostrar la cotidianeidad de una familia «tradicional» en un hogar gay, los mismos problemas, las mismas alegrías, para
desmitificar eso tan oscuro que flota alrededor de los hogares de parejas del mismo sexo. Que si harán orgías, que si se drogan, que si todos los días hay una pareja nueva,
que si violan a los hijos… Si ocurre algo de eso es porque hay gente mala en todas partes, y nada que ver con su orientación sexual. El chiste, creo, está en ese contraste
de hogar tradicional pero rodeado de gente que piensa que ahí se hacen invocaciones al Diablo.

Me divierte mucho crear los personajes secundarios. El portero, la vecina, Matilde, Cynthia, todos representan alguna persona estereotipada de la sociedad y le aportan
mucha riqueza al asunto.

Lo que sí reconozco como novedoso (y aclaro que lo es para aquellos que la leen a medida que va saliendo y, luego, ya montadas en algún libro recopilatorio no va a tener
sentido) es cierto juego ida y vuelta, cierta interactividad con los lectores a través de Facebook y del blog, con votaciones al estilo Gran Hermano en las que ellos deciden
la historia de estos personajes. De hecho, en una de las tiras, Matilde, la madre de Sebastián, comenta que tiene perfil en Facebook; y muchos de los que leen la tira, la
buscaron y… ¡la encontraron! Hasta con fotos de vacaciones. Y Matilde sigue comentando en su perfil y tiene casi 300 amigos que la saludan y le piden consejos. Amigos
dibujantes: no es muy recomendable hacer esto si sufren de esquizofrenia. Se agrava considerablemente.

HM: ¿Cuáles fueron las primeras reacciones que recibiste al empezar a publicar la tira en internet o cuáles fueron las que más te llamaron la atención?

FC: Hubo de todo. La mayoría fueron comentarios agradables, de felicitación y de saludo, pero también algunos muy agresivos y hasta amenazas. Hasta tuve que bloquear personas
porque se tomaban el trabajo de entrar todos los días a dejar mensajes discriminatorios en el grupo. O sea… gente enojada con un dibujito… Primero me sorprendía mucho, pero
luego lo entendí. Si te deshumanizás tanto, al punto que creés que una persona por tener una identidad sexual distinta es inferior a vos, es lógico que pierdas el sentido del
humor. La risa es una característica muy humana.

Pese a esto, los lectores crecían día a día, y la tira fue cobrando cierta notoriedad, hasta lograr por mérito propio ser requerida para aparecer en el Suplemento SOY de
Página/12 los viernes.

Los mensajes siguen llegando. Incluso hay quienes le cuentan a Matilde, como si fuera una persona real, situaciones muy dramáticas acerca de sus vidas, sus temores a confesar su
condición y realmente uno no sabe muy bien qué hacer ante eso. Me sentiría un poco tonto contestando a eso como Matilde.

Algo muy agradable que pasa como parte de las reacciones es que, según me cuentan, hay muchos docentes secundarios o universitarios, a nivel Latinoamericano, que usan las tiras
para dar cursos, clases especiales, talleres para abarcar el tema de la diversidad desde el humor. Es muy halagador ver que tu trabajo, más allá de divertir, ayuda a cambiar
mentalidades.

HM: El Eternauta II fue (y es todavía, injustamente en mi opinión) menospreciado y muy criticado por el «mensaje» explícito montonero que se deja ver en él, es decir, por su
compromiso político. ¿No temés que se critique tu trabajo por el hecho de que tu tira tiene también un «mensaje»?

FC: No, para nada. De hecho ojalá sea lo que más se mencione. Es importante romper ese preconcepto de que si es «comic», es sólo para divertir. Se pueden decir cosas muy importantes
desde el comic y tocar temas muy duros. En «Son y Son» se ha tocado el tema de la homosexualidad, el aborto, la adopción, la Iglesia como institución opositora a los cambios sociales,
la discriminación, la homofobia.

Invito a quien quiera a leer la tira en la que un sacerdote habla acerca del aborto en el Facebook. Hubo más de 170 comentarios en esa edición, y te juro que la discusión sobre el tema
sería envidiada por más de un programa de debates. Jamás vi una discusión con opiniones tan encontradas pero al mismo tiempo con tanto respeto y altura para intercambiar ideas. Me quedé
absolutamente maravillado de la calidad de la gente que estaba en ese foro.

El mensaje va de la mano del humor, un excelente «abre puertas» mentales. Si querés, al leer te podés quedar en el chiste; o, si te animás, podés ir al segundo nivel y ver el mensaje
crítico y debatir sobre eso. Hubo tiras que incluso tuvieron gente que dijo que no les gustó tal o cual tema y me encantó que así sea, porque yo busco el debate. Me gusta que no sea
algo que leés en 30 segundos y luego te olvidás.

HM: Ahora la tira se publica, con el título «Marco familiar», en el suplemento «Soy» de Página/12. ¿Cómo es esa experiencia? ¿Cambió en algo su recepción respecto de la publicación online?

FC: Se originó con una nota acerca del comic en el Suplemento, una gran emoción porque fue la primera vez que veía mi trabajo en un medio tan importante. Luego llegó un llamado y la
propuesta de salir todos los viernes, acompañando toda esta movida.

Claro que la aparición de «Son y Son» en un medio masivo ayuda a su difusión. El grupo de Facebook explotó de nuevos lectores (actualmente hay 5000 personas).

Y, por supuesto, ya es mi ritual comprar el diario y mirar la tira ahí. Todo dibujante sabe la emoción que da ver tantas horas de trabajo puestas en algún medio. Es una sensación muy
placentera. Y, sobre todo, si estás en el medio correcto. No imaginaba mejor lugar para ver publicada la tira que en este suplemento, que apunta directo al tema.


HM: Tu dibujo tiene una línea clara que parece adecuarse a la historieta infantil, y el niño que la protagoniza (Marco) puede generar identificación entre los más chicos. ¿Creés
que «Son y son» puede leerse como una historieta para chicos? ¿O que pueden leerla los chicos?

FC: No, no creo que sea para chicos. Hay ciertas cosas referidas a estereotipos, a prejuicios, que tal vez ellos no entiendan ya que, por suerte, los chicos vienen sin ellos y muchos
no los adquieren hasta entrada la adolescencia.

Si tuviera que catalogar la tira, te diría que es «apta para todo público con la presencia de un mayor», que les explique algunas cosas que aparecen ahí, para poder entender cabalmente
dónde está el chiste (y dónde «no es chiste»). Es que parte del humor de este trabajo funciona a través de la identificación, de gente que dice «yo conozco alguien que dice eso o piensa
así». Y los chicos no conocen tanto aún de estas realidades como para entender la acidez de algunas tiras.

En cuanto a la línea del dibujo, que sea infantil me pareció adecuado ya que apunta a lo simple, simple como el mensaje que quiero transmitir: «somos todos iguales como personas».

Me interesaba que se fijaran en lo que dicen los personajes antes que en un preciosismo dibujado, por eso casi no hago fondos, sólo manchas de color. Las expresiones acompañan, los gestos
ayudan, pero lo importante está dentro de los globos.

HM: Tu tira se empezó a publicar como «un apoyo modesto desde el comic al matrimonio gay», cuando la ley aún no era una realidad. ¿Te parece que la aprobación afecta en algo tu trabajo
o que tenés que seguir haciéndola con más ahínco que antes?

FC: Te cuento que cuando se aprobó la ley, me dije: «Listo, se acabó la tira. Misión cumplida» y a otra cosa. Pero luego me di cuenta de que había mil cosas por contar: ¿Qué pasa con esta
familia luego de la ley? ¿Se casan? ¿Cómo reaccionan sus familias? ¿Cómo sigue el mundo a partir de acá? Y lo mejor fue que me daba la chance de despegar a los personajes de un momento
histórico concreto y llevarlos a situaciones cotidianas, independientes de si se dan en este año o en el que viene.

«Sólo se aprobó una ley, no se extirpó a los idiotas» dice por ahí un personaje en una de las tiras. Aún se puede ver que se sigue atacando a la comunidad gay como si nada hubiera pasado.
Todavía nos falta una gran evolución como sociedad para entender el concepto de diversidad y, si desde este comic se puede dar una ayuda, ahí se seguirá haciendo para apoyar y para, en
cierta medida, educar.

Los personajes han cobrado vuelo y ya son ellos los que me dictan cómo seguir. Es un efecto colateral fabuloso.

HM: ¿No se te ocurrió hacer una tira sobre el conflicto en Medio Oriente? Quizás podrías lograr que se resolviera finalmente…

FC: Y, podría ser… pero vamos de un tema a la vez, porque con éste aún no se soluciona nada. Tal vez se lograron algunas carcajadas, alguna cabeza cambiada, pero el camino es largo
todavía.

Pero me la voy a pensar lo de Oriente. Soy muy adicto a la comida árabe, así que capaz que me pego una vuelta. Igual, por las dudas, ni loco me pongo a dibujar a Mahoma.

HM: ¿Tenés algunos otros proyectos para el futuro inmediato o no tan inmediato que quieras compartir?

FC: Mirá, con la tira el sector dibujo lo tengo cubierto. Acabo de regresar de Córdoba de recibir una distinción por una novela de la que me dieron la gran noticia que va a ser publicada
el año que viene. Nada que ver con el tema de la historieta, es un relato para público adolescente acerca de la conciencia y de la capacidad de elegir.

Así que vengo estimulado por el lado de la escritura. Estoy tratando de hacerme tiempo para terminar un par de novelas que tengo empezadas y sacarme el gustito de escribir.

Seguro que Miguel y Sebastián, y sobre todo Marco, me van a permitir distraerme un ratito. Total, ahora ellos están como locos con sus preparativos de casamiento.

HM: ¡Muchas gracias!

Son y son en internet:

Blog: http://sonysoncomic.blogspot.com/

Facebook: http://www.facebook.com/#!/group.php?gid=101798823203663&ref=ts

Hernán Martignone es coautor, con Mariano Prunes, del libro Historietas a diario. Las tiras cómicas argentinas de Mafalda a nuestros días (Libraria, 2008)

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