Calculo que a alguno/a de ustedes les debe haber pasado. Sip, es algo injusto y molesto, algo que no debería existir, como las guerras, la pobreza y las miniseries de DC que tratan de arreglar la continuidad y se mandan mil cagadas por número: tenemos que vivir en armonía con nuestros comics y nuestras parejas.
No se puede vivir sin comics, supongo que a los que leemos esta página nos parece lógico. Pero, eventualmente, por más capítulos de Trek, más extras en tus DVDs y más juegos de rol o Heroclix que tengamos todos los días, la necesidad de reproducirnos, de recibir mimos o simplemente de que alguien nos traiga una cerveza fría, puede más y terminamos de novios.
Hasta acá todo bien, dirán. Pero tenemos dos mundos (esto dejando afuera las cosas poco importantes, como el trabajo, la família, o si la hija de puta suele comer ajo y te tumba con su aliento) que inevitablemente van a chocar, por que tu mina/ chabón/ fato/ trava/ transa o lo que sea que comparte tu cama, en algún momento se va a dar cuenta de que uno de tus roperos está lleno de revistitas y los estantes tienen libros llenos de colores y gente con ropa interior en lugar de la colección de Clásicos de La Nación.
El tema es que la gente normal, esos que no tienen una erección inmediata por una aparición del otro hermano de Cyclops, o cuando Morrison agarra tal o cual título, no entiende que nuestras malditas revistas son una emoción, son parte de nuestras vidas y nos demandan horas y horas de atención y charlas a los gritos con otra gente igual de dañada que nosotros. Entonces se presentan dos caminos: tratar de introducir a nuestra pareja al mundillo de los comics, o llegar a un acuerdo en el que ella debe entender que no querés tener sexo una noche porque mataron a Question y estás de mal humor.
La primera opción suele ser jodida, sobre todo si salís con una persona molesta, que piensa que entiende el arte y desconoce lo maravilloso que puede pasar dentro de un comic, porque prefiere ver obras de teatro independientes, o películas dramáticas para viejas menopáusicas donde Glenn Close muere de cáncer. La forma correcta de ganarnos a esa gente es meterles un número de Watchmen y un ácido en la bebida y esperar los resultados. Otra forma es apelar a que todos los no-lectores suelen respetar un poco a Batman y hacerles leer algún número por ahí. Pero esto puede fallar si tu novia/o un día accidentalmente abre un comic de la JLA de Morrison, de Pat Lee, o alguna aberración similar. Todo el trabajo queda destruído.
Entonces nos queda intentar que nuestros mundos no se crucen, que nuestra relación sea como una Tierra 2 en la que los comics no existen, que el ropero o la biblioteca sean un portal hacia otro mundo, donde nunca podremos llevar a nuestro fato, por más buena onda que tenga. Porque esa de encontrar la mina linda, comiquera, fácil, divertida, copada y con una hermana gemela lesbiana que te tiene ganas… bueno, no existe.
Los comics y las parejas no se cruzan. Si no te gusta, garchate a Devin Grayson.
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