Primera parte de un ambicioso informe sobre Lucifer, el único spin-off de Sandman que le hizo justicia a la serie de Neil Gaiman.

20 años de Vertigo (parte 22)

06/04/2015

| Por Diego Accorsi

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1048271En Season of Mists, uno de los primeros arcos argumentales de la monumental  The Sandman de Neil Gaiman, aparece por primera vez esta interpretación de Lucifer Morningstar, el Señor del Infierno. Aburrido de su rutinaria existencia eterna, Lucifer expulsa a todos los demonios y almas condenadas del Averno, cierra sus puertas y le entrega la llave a Dream de los Eternos. Como podemos leer en la gloriosa Estación de Nieblas, el Infierno queda entonces en manos de dos ángeles, Duma (el ángel del silencio) y Remiel, mientras “la Estrella del Alba” se retira a la Tierra a vivir otra vida sin preocupaciones ni lamentos. Y la deja ahí, picando.

21b7e1c808c6a8b55d5309ea597c23b3_lPara cuando en 1996 Neil Gaiman decide que ya alcanzó el desarrollo que deseaba para la historia, cierra The Sandman y deja como pauta que no se puede usar a su personaje protagónico en ningún cómic que él no autorizara, más la condición de emplear al resto de los Eternos sólo en cameos y, consiguientemente, el fin de una de las franquicias más rentables y más celebradas por la crítica de la historia de la línea Vertigo. Pero por supuesto, en DC no iban a dejar que se perdiese todo ese potencial,  y así como Neil nutrió a su mundo con personajes del DCU, en Vertigo leyeron bien la letra chiquita y un par de meses después de la publicación del último número de Sandman arrancaron con uno de sus spin-offs más longevos: The Dreaming. En esta revista, los personajes secundarios de The Sandman que Gaiman había usado pero no creado, aparecían en historias claramente dentro de la continuidad de Morfeo y las historias del guionista de Portchester, que se las tenía que fumar y figuraba de vez en cuando como Consultant, sin participar demasiado. Cuando a Gaiman le preguntaban qué personaje creía más idóneo para lanzar una miniserie y eventualmente una serie regular, su respuesta era invariable: Lucifer, el Señor del Infierno, al que había tenido que incorporar a un triunvirato forzoso por razones de continuidad pero que tenía claro que era el que llevaba la voz cantante en el Averno y que él concibió a imagen y semejanza del cantante David Bowie. Pero como Neil estaba afuera, contando billetes, ningún editor ni guionista le dio mucha bola, y recién en 1999 se decidieron a seguir su consejo, y le dieron luz verde a Mike Carey, un prometedor guionista británico. Surge así The Sandman Presents: Lucifer (subtitulada, “la opción Estrella del Alba”), una mini-serie de tres partes que retoma la historia del Caído, de vacaciones en la Tierra.

lucifer-3Dijo Carey con respecto al origen de la serie: “Por aquel entonces yo trabajaba en Caliber, escribiendo un comic llamado Inferno, y enviaba a Alisa Kwitney (editora de Vertigo) cada número que escribía junto con una carta que decía, básicamente, “quiero trabajar con ustedes”. A Alisa le gustó mi trabajo, y me invitó a proponer ideas para The Dreaming que nunca llegaron a concretarse. Luego, cuando empezaron con los The Sandman Presents querían de hecho comenzar con Lucifer. Tenían una propuesta muy potente de un escritor consagrado, y la aceptaron. Pero fuera cual fuese la razón, la propuesta no se concretó en un guión que pudieran usar. Pienso que la sensación era que Lucifer resultaba demasiado pasivo, y que esta característica persistió a lo largo de varias reescrituras hasta que concluyeron que, simplemente, el enfoque del guionista en cuestión era equivocado. Así que decidieron empezar de nuevo, sólo que con muchísima más presión y ningún escritor a mano. Y entonces, con muchísima suerte por mi parte, los ojos de Alisa se posaron en la abandonada pila de lecturas y en mi último envío (no de Inferno, sino de una novela grafica llamada Doctor Faustus). Entonces me llamó y me preguntó si estaba interesado en realizar una propuesta para una miniserie de Lucifer. Y dije que sí. Sí estaba interesado. Sí, sí, sí, sí, sí. Lo primero que propuse fue la idea de un “Dios que no habla”, le gustó, y bueno… el resto es historia. Me ofrecieron la miniserie y después optamos por hacer una mensual. Fue un proyecto de ensueño, más que nada porque soy un absoluto seguidor de The Sandman y porque siempre había tenido una obsesión recurrente con las ideas de libre albedrío y predeterminación; ideas que parecían ajustarse muy bien al espacio que Lucifer ocupó en el Universo de The Sandman”.

tumblr_n11dkl1m8X1rcp7bmo1_1280Por supuesto, cualquier revista que tuviera que continuar Sandman tenía unos zapatos muy grandes que llenar y siempre iba a estar a la sombra de la obra de Gaiman. Lucifer es un spin-off del comic The Sandman y como éste, tiene como protagonista a un personaje tan inmenso, tan poderoso y tan alejado de la Humanidad, que las historias podrían irse para cualquier lado o ser un plagio de las de Neil. Ningún escritor prestigioso podía arriesgarse a perder por goleada en la comparación, por eso Carey es convocado y se le anima al desafío. Tras esa miniserie ‘piloto’, lanzan una serie regular que habría de alcanzar los 75 números. Pero no todo fue un jardín de rosas. No era Sandman. Carey no era Gaiman y Lucifer es un personaje muy difícil de escribir, principalmente porque era el Lucifer de Gaiman, no un Diablo cualquiera; Carey tardó varios meses en tomarle el pulso al ambiente que quería transmitir, y en poder darle las características correctas a su personaje principal.  Como si esto fuera poco, tanto Scott Hampton (dibujante de la miniserie original que ni llegó a pisar la regular) como Chris Weston (dibujante en los primeros números) se cayeron del equipo creativo. Recién con la entrada de Peter Gross (con quien lanzó en 2009 la extraordinaria The Unwritten para Vertigo) y su inseparable entintador-colaborador Ryan Kelly en el número cinco, la serie empezó a encontrar su identidad visual, que despegó definitivamente a partir del segundo año. Aunque las ventas claramente no acompañaron a la revista, alguien en Vertigo –o quizá el propio Neil- apostó por el proyecto y lo bancaron.

th_ormstonCarey sobre Gaiman: “Neil se implicó muy activamente al principio, leyendo resúmenes de las tramas, aconsejando en el desarrollo de los personajes y, en ciertos casos (por ejemplo donde aparecen Muerte, Destino y Delirio) supervisando diálogos. Fue realmente generoso con su tiempo y de mucha ayuda en realidad, y siempre le estaré agradecido por ello. Luego, cuando la serie progresó optó por quedarse más y más en un segundo plano, pero fue porque ya había aprendido que podía confiar en mis instintos y se sentía feliz de dejarme tomar decisiones importantes. Por supuesto siguió teniendo un papel de asesor donde quiera que Los Eternos se vieran envueltos, pero mi Lucifer evolucionó siguiendo su propio camino, a pesar de que seguía siendo en esencia el de Neil. Por otra parte, estar a la estela creativa de Neil fue difícil. Quiero decir, el problema no es que sepas que no podés parecer bueno al lado suyo, sino que tenés que persuadir a los lectores de que cuando los personajes hablan en tus historias siguen siendo reales. No puedo ni recordar la de veces que un comic que me encantaba había cambiado de equipo creativo y el nuevo guionista había sido incapaz de mantener la voz de la obra de forma correcta… y con ello perdí mi fe y mi interés también. Y es que cuando escribís a Muerte o a Sueño sabés que existen como parte de una obra maestra que ya ha terminado y que tenés que mantener una línea con ella que no debe romperse. Dicho todo esto, el primer arco argumental de la serie regular fue un error, y ahora lo haría de una forma diferente si tuviese la oportunidad. Estaba imitando a Neil, creo, y lo hice francamente mal. No sé cuántos lectores pudimos perder al principio, pero hasta el número cuatro no encontré mi voz.”.

3006La miniserie se publicó entre marzo y mayo del ’99, y la serie regular entre junio del 2000 y agosto del 2006, con un one-shot en agosto de 2002, todo en Vertigo, todo por Carey y con varios dibujantes como Peter Gross, Ryan Kelly y Dean Ormston, entre los que marcaron su impronta. Las tapas corrieron por cuenta de Christopher Moeller (gran laburo), Duncan Fegredo y más tarde, unas pocas por Michael Wm. Kaluta, que ya no estaba en su mejor momento.

(Muy pronto, la segunda parte)

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