No todo lo que editó Vertigo en sus primeros 20 años es maravilloso y Bite Club es claramente uno de esos casos.

20 años de Vertigo (parte 27)

17/10/2015

| Por Fede Velasco

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Official-Vertigo-Wallpapers-vertigo-comics-6894213-1600-120062826-10994-95822-1-bite-clubNo todo lo que edita Vertigo es maravilloso, no siempre los autores generan sus mejores laburos en este sello y este es claramente uno de esos casos.

Howard Chaykin es un capo, y los que lo conocimos en la última Comicopolis podemos dar fe de que además es un tipo muy copado, pero acá parece que se tiró un poco a chanta. No termino de entender el por qué; cualquiera en su sano juicio pensaría que cuando a un autor le dan la posibilidad de escribir para Vertigo, el tipo disfruta de ciertas libertades creativas que le permitirían hacer cosas que en otros lados no, y por lo tanto, dejar la vida en esos laburos suena algo lógico. No es que los autores involucrados no tengan con qué, si no más bien que su búsqueda fue para otro lado. Y por lo visto no alcanzó, porque siendo justos, se nota una intención de hacer una historia adulta pero parecen quedarse en la superficialidad de las puteadas y las tetas, sin llegar a profundizar en ninguna de las temáticas que se propone abordar.

Si la tenemos que sintetizar en una frase, podemos decir que Bite Club (2004) es El Padrino con Vampiros, pero la realidad es que esta lejísimos de la joya fílmica de Coppola y los vampiros son un elemento más decorativo que otra cosa, del que se podría haber prescindido sin que la historia cambie prácticamente nada.

hahn_david_bite_club_3El abordaje que hacen Chaykin y David Tischman (co-guionista de la obra) de los vampiros está lejos del glamour de Anne Rice, del romanticismo de Dracula, de lo gótico del juego de rol y por suerte de la imbecilidad de Twilight. Acá los vampiros son una minoría étnica que convive con el resto como una más, con su origen vinculado a un virus que pasó de los murciélagos a un grupo de humanos que fueron mordidos por estos en Sudamérica. Nunca queda muy claro cuáles son los pros y los contras de ser un vampiro en este universo, pero sabemos que disfrutan de fuerza sobre humana, vida eterna y si bien son sensibles a la luz, pueden salir de día sin problemas, lo mismo que reproducirse y tener hijos. Porque en este mundo existen trea clases de vampiros: los alfas (los originales a los que mordieron los murciélagos), los betas (hijos de vampiros que ya nacen infectados con el virus) y los omegas (tipos comunes que fueron “contagiados” mediante una mordida por algún vampiro). Podríamos decir que en cierta medida es un enfoque novedoso y que el hecho de que sean una minoría y sufran como tal abre un abanico infinito de posibilidades, que por desgracia la obra no toca en ningún punto y creo que ahí está su primera falla. El que llega esperando una de vampiros, se va defraudado, no sólo porque los vampiros de Chaykin no se parecen a otros, sino porque tampoco la historia intenta profundizar en los mismos.

BTCBVCU201La historia, como decía antes, es una de la mafia donde Eduardo del Toro, el padrino de Miami, es asesinado y deja al mando de la organización a Leto, su hijo menor, el renegado de la familia que perdió todo vínculo con la misma hace dos años para tomar los hábitos y ordenarse sacerdote. ¿Les suena de algún lado eso del hijo menor haciendo cargo del imperio criminal de su padre cuando este muere? Y así se desarrolla una suerte de drama familiar, con roscas y luchas de poder al mejor estilo Dinastía, con algunas pinceladas de policial.

Lo que sí se nota y mucho es que Chaykin y Tischman se conocieron escribiendo guiones para televisión, porque la fórmula y las formas de la serie son 100 % televisivas en todo: los tipos de conflicto, cómo avanza la narración, incluso cómo las cosas se resuelven. No lo podría afirmar porque no lo dice en ningún lado, pero no me sorprendería que fuera un proyecto para serie de TV que les quedó trunco y decidieron adaptarlo a historieta (lo que explicaría la poca explotación de los vampiros, por ejemplo, ya que en la tele los efectos salen caros o se ven horribles). Pero esto es toda especulación mía. Lo cierto es que la historia no llega a estar a la altura de lo que promete.

Por su parte, el dibujo en manos de David Hahn es competente y -sin mostrar un despliegue increíble- acompaña la historia de manera adecuada. Por ahí dibujada por el propio ChayKin la cosa hubiera sido otra y ni hablar si le hubieran dejado meter mano a Frank Quitely, que se despacha con unas portadas de la hostia y creo que son el motivo por lo que la miniserie vendió lo que vendió y dio lugar a una secuela.

bite-club-vcuAsí es como en 2006 sale Bite Club: Vampire Crime Unit, esta vez con cinco episodiose en ves de seis, y con la historia un poco más centrada en la unidad policial de Miami que se encarga de los crímenes cometidos por y perpetrados contra vampiros. Acá la cosa se vuelve un poco más policial y es casi como un capítulo de CSI, sin muchas ideas, con personajes poco interesantes. La secuela defrauda más que su predecesora y para colmo el dibujo cambia drásticamente: de alguna forma, en los dos años que pasaron entre una y otra saga, Hahn se cebó mal con 100 Bullets y se transformó en un clon choto de Eduardo Risso, copiándole muchísimo el diseño de personajes pero sin el increíble manejo del claro oscuro que tiene el maestro argentino.

En definitiva, estamos ante una obra (¿o debería decir dos?) muy menor dentro de Vertigo y en la carrera de los involucrados. La verdad, una pena, porque muchas veces uno se engancha con estas cosas por quién las hace y quién las publica, pero está claro que nada garantiza calidad todo el tiempo.

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