Christopher Chance, el investigador privado que resuelve casos adoptando identidades de hombres en peligro de muerte, debutó en 1972 en el n°419 de Action Comics y entre los ´70 y los ´80 acumuló apenas 21 apariciones, siempre como back-up de las revistas Action o Detective, o como invitado a algún team-up con Batman en Brave & the Bold. Los primeros en sospechar que el personaje daba para más fueron los productores de TV, que en 1992 lo convirtieron en protagonista de una efímera serie con Rick Springfield, seguramente para sorpresa de la propia gente de DC, que a esa altura ni se debía acordar que existía esta creación del maestro Len Wein.
Lo cierto es que en 1999, el grossísimo Peter Milligan logra que Vertigo le compre el pase a Christopher Chance y lo relanza en una miniserie impresionante, 100% adulta y moderna, que le debe poco a lo que habíamos visto tanto en la tele como en los comics de los ´70 (igual Wein figura como “consultor”, en un dignísimo gesto de respeto por el creador del personaje). La primera gran movida del británico es mudar a Chance a Los Angeles, capital mundial de la superficialidad. La segunda es enfrentar al Target con un enemigo tan grosso que ni llegamos a verle la cara. La segunda, y la más importante es preguntarse qué efectos tiene en la psiquis humana ese juego perverso de absorber la identidad de otro, de llevar la actuación y la simulación al punto de –literalmente- ser durante meses o días OTRA persona. ¿Cómo se vuelve de eso? ¿Qué secuelas trae? ¿Cuánto hay de patológico en esa habilidad innata de Chance y su nuevo asistente, Tom McFadden, de suplantar a otros sin que nadie sospeche nada?
Nueva ciudad, nuevos personajes secundarios, nuevos villanos y una nueva profundidad resultaron en que esta miniserie de Human Target tuviera éxito y Milligan fuera por más. Pero la desgracia metió la cola. El dibujante, el croata Edvin Biukovic, falleció repentinamente, poco después de finalizar el último episodio de la saga, con apenas 30 años. Un golpe durísimo.
Hubo que esperar tres años para que en 2002 Peter Milligan y el Human Target tuvieran revancha en forma de una extensa novela gráfica, 91 páginas sin respiro y sin concesiones. Ahora sí, el Blanco Humano se sumergirá en el mundillo rutilante e hipócrita de las estrellas del Séptimo Arte. Ahí, donde todos juegan a ser lo que no son, donde la ficción tiene más peso que la vida real, el Gran Simulador podrá sentirse casi a gusto y volver a encontrarle sentido a la profesión después de la tragedia de la saga anterior. Final Cut es una historia tremenda, cruel, retorcida, sórdida y perturbadora, salpicada de sexo, droga, rock´n roll, traiciones, mentiras y corchazos.
Para reemplazar al difunto Biukovic, llega un gran dibujante español: Javier Pulido. En el trazo de Pulido se ven vestigios de lo mejor de la línea clara valenciana (o sea, Daniel Torres), pero su manejo del pincel y su estilo adusto, austero y a la vez demoledoramente sólido nos remite también a Hugo Pratt y su narrativa tiene bastante de Dave Lapham. Pulido hace gala de un gran manejo de la acción, pero también de los climas más introspectivos. Su Human Target es reflexivo, serio, profundo, lleno de elocuentes silencios. El estilo de Pulido, rico en claroscuros e intencionalmente pobre en detalles, requiere un colorista especial, que entienda el planteo estético del dibujante y se acople a él armoniosamente. Ese enorme mérito le corresponde a Dave Stewart, el genial colorista que tantos premios cosechó, siempre dispuesto a apuntalar con su paleta mágica los laburos de buenos dibujantes.
Esta novela gráfica intensa, arriesgada, potente, capaz de arrancarte una sonrisa y de ponerte los pelos de punta, logra lo que parecía imposible: a partir de Octubre de 2003, Human Target se convierte en una serie regular, con Milligan y Pulido al frente. Christopher Chance se muda a New York y empieza a protagonizar historias de uno o dos capítulos, entre las que se destaca “The Unshredded Man”, muy vinculada al ataque a las Torres Gemelas. Entre los n°s 6 y 10, Cliff Chiang reemplaza a Pulido y Chance vive dos aventuras unitarias y una de tres partes: “Living in America”. Pulido regresará para dibujar otras tres historias unitarias (n°s 11, 12 y 18) y Cameron Stewart será el dibujante invitado en el n° 17.
Milligan y Chiang mantendrán altísimo el nivel con dos arcos argumentales. El primero, “The Second Coming” (n°s 13-16), gira en torno a la llegada de un nuevo mesías, que a la vez es un exitoso cantante pop. Y el segundo, “The Stealer” (n°s 19-21) marcará el retorno de Chance a Los Angeles para confrontar con alguien que se animó a lo imposible: robarle su propia identidad.
Lamentablemente la serie llegó hasta ahí. En Junio de 2005, ese n°21 sería también el último. En 2004 salieron dos TPBs que recopilan los primeros 10 números de la serie. Los otros 11, bien, gracias. En 2010, apareció una segunda serie de TV del Human Target, que esta vez duró dos temporadas. Para aprovechar la volada, Vertigo sacó un mega-TPB con la miniserie del ´99 y la novela gráfica, llamado Chance Meetings. Y poco después un segundo libro, Second Chances, con los n°s 1 al 10 de la serie regular. “Buenísimo –pensamos unos cuantos- Con un tercer mega-broli llegaríamos al n° 21 y tendríamos todo el Human Target de Milligan en tres tomos”. Eso nunca sucedió. El tercer tomo no llegó siquiera a anunciarse y los últimos 11 números de la serie regular aún hoy, 10 años después, existen sólo en revistitas.
Sin elementos fantásticos, sin desconocer ni ningunear nada de lo que habían hecho Len Wein y los guionistas posteriores con el personaje, Peter Milligan supo reversionar a Christopher Chance y convertirlo en protagonista de unas cuantas historias realmente memorables. Y si bien entre la miniserie, la novela gráfica y la serie regular deben juntar apenas unas 650 páginas, la calidad del trabajo de Milligan y los dibujantes que lo secundaron alcanza para poner a Human Target entre las joyas de la corona de los primeros 20 años de Vertigo.
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