Seguimos en ese inolvidable Enero de 1993, el mes en que el mundo conoció al sello
Además de las colecciones ya mencionadas, el listado de publicaciones que ofreció Vertigo en el momento de su lanzamiento incluye cuatro títulos, que marcarían cuatro tendencias muy distintas a futuro.
Mercy fue el primer prestige de Vertigo, en una época en la que ese formato se usaba mucho. Con el correr de los años, cayó en desuso, aunque este sello lo aprovechó bastante bien, con proyectos selectos, sin abusar. Karen Berger siempre fue conservadora en ese sentido y expresó varias veces que en un mercado tan fluctuante no convenía jugarse por formatos de lujo que encarecieran mucho a los productos. Su política era optar por los formatos caros, con lomito, papel ilustración y color directo “sólo si es la única forma en la que puede plasmarse la historia”. Podemos destacar en esta línea a Sandman Midnight Theatre, Users, I Die at Midnight, Mens Insana o Hell Eternal, por citar sólo a algunos. En cuanto a Mercy, se trataba de uno de los proyectos creator-owned que Art Young tenía en carpeta para el fallido lanzamiento de la línea Touchmark. El guión es obra del por entonces consagrado (y hoy medio olvidado) J.M. DeMatteis y los dibujos (a color directo) son de Paul Lee. No fuimos pocos los que lo leímos con onda y terminamos decepcionados.
Otra vertiente que arranca en Enero del ´93 y prosperará a lo largo de muchos años consiste en tomar a un personaje ya existente (obviamente en la línea de DC), que puede ser un secundario de una serie exitosa, o un personaje medio oscuro, alejado durante muchos años del spotlight, y ponerlo a protagonizar una miniserie. Con esa consigna, Neil Gaiman y Chris Bachalo lanzaron la miniserie Death: The High Cost of Living, centrada en el personaje secundario más atractivo de Sandman. El éxito fue arrollador y Vertigo arremetería con miniseries de personajes como Jonah Hex, Human Target, Unknown Soldier, la brujita Thessaly y hasta Chas, el amigo taxista de John Constantine.
Pero también en Enero del ´93 se inaugura otra vertiente que le dará buenos resultados a Vertigo: las miniseries creator-owned, pensadas para introducir conceptos 100% nuevos, con onda innovadora y con riesgos que habitualmente no se pueden correr cuando uno toma personajes clásicos de DC, o personajes secundarios de series exitosas. El primero de estos proyectos en ver la luz sería Enigma, también gestado por Art Young para Touchmark, con un guión alucinante de Peter Milligan y excelentes dibujos de Duncan Fegredo. Milligan volvería a impactar con otra mini creator-owned llamada The Extremist, y en esa misma línea Vertigo experimentaría con obras como Sebastian O, Egypt, Ghostdancing, The Unseen Hand, Industrial Gothic y We3, entre muchísimas otras.
Enigma tuvo ocho episodios y Death:THCOL tres, dos extensiones que en los ´90 no eran tan infrecuentes y que con los años fueron dejadas de lado en favor de la miniserie de seis episodios, que hoy es la más frecuente.
Y nos queda una sóla publicación de Vertigo lanzada en Enero de 1993, que iniciaría el largo peregrinar de este sello por el camino de las antologías: el Vertigo Preview fue una revistita de 32 páginas en las que se publicaban –a modo de anticipo, o de muestreo- dos páginas de cada una de las revistas que salieron ese mes con el logo de Vertigo, más un gancho irresistible, como para que nadie se ortivara a la hora de pagar los 75 centavos que costaba: una historieta inédita de Sandman, las siete bellísimas páginas de Fear of Falling, con guión de Neil Gaiman y dibujos de Kent Williams. En los dos años siguientes, este formato volvería con el Vertigo Rave (que mostraba páginas selectas de 12 publicaciones destacadas de 1994, más una historia inédita de Books of Magic) y el Absolute Vertigo, con fragmentos de seis historietas clave de 1995 (con Preacher a la cabeza) y un unitario inédito de The Invisibles.
Durante 1993 y 1994, Vertigo sumó varias propuestas más en materia de formatos y contenidos: los one-shots (tanto creator-owned como con personajes de DC), las novelas gráficas, las antologías compuestas de material 100% inédito y hasta las series regulares con conceptos que no se “heredaban” de DC, sino que eran creaciones nuevas, que permanecerían bajo el control de sus autores. Ah, y hasta experimentaría con uno de los trucos más gastados de los universos superheroicos: el crossover entre varias colecciones, orquestado a través de varios anuales y dos bookends. Pero de ese papelón nos encargaremos más adelante.
7 comentarios