El furor: ¡Viva la concha!
El número 8 de Cazador aparece en Mayo de 1995 y los cambios son evidentes a simple vista: páginas a color, papel ilustración y un llamativo trabajo, por ese entonces, en el coloreado y los efectos por computadora, obra de la nueva incorporación del grupo: Renato Cascioli. Pero en las historias, lo que antes era novedad y originalidad, ahora se vuelve fórmula. Con aventuras en su gran mayoría unitarias, la serie se vuelca hacia su costado más paródico y desfilan por sus páginas un sinnúmero de figuras de la farándula, políticos, deportistas (Maradona se vuelve un secundario recurrente) y personajes clásicos de la historieta argentina y norteamericana. Todo, por supuesto, bien recargado de sexo, violencia y el infaltable repertorio de puteadas. En un principio, las ventas acompañan y Cazador se convierte en un verdadero fenómeno editorial, con ventas a las que el resto de la producción argentina de los ´90 no podía siquiera aspirar. Además, la revista pasa a salir cada tres semanas, se suman al equipo Lucas Accardo (en el #29) y Fernando Calvi (#55).
Pero la joda, como la fiesta menemista, no podía durar por siempre. Para finales de 1999, Ediciones de la Urraca (ahora bajo el nombre de Buena Letra) había acumulado una deuda enorme con los autores que, ante esa circunstancia, deciden suspender la producción. En Noviembre de ese año sale a la venta el número 65, último de esta etapa. Inmediatamente, Lucas reaparece con una nueva revista, El Dié, bajo el sello de A4 editores, protagonizada –claro está- por el Diego y con Cazador como secundario invitado, en un intento por recuperar los derechos sobre el personaje, por aquel entonces en manos de Andrés Cascioli. La jugada, sin embargo, no llega muy lejos: apenas siete números, recopilados en 2002 en Invasión: el libro de oro de Cazador y El Diego.
Probablemente lo más interesante de esta época de Cazador lo encontremos fuera de su revista principal. Aprovechando el éxito del personaje, en noviembre de 1995 La Urraca da luz verde a una nueva publicación: Cazador Comix. Esta antología reúne, junto con breves historias del Paladín de las Puteadas, historietas de autores argentinos (Calvi, Adanti, Saichann, entre otros) y extranjeros, entre los que se cuentan Philippe Vuillemin, J. R. Williams, Charles Burns y Daniel Clowes. En sus páginas aparecen también otros personajes como Charly Bizarro (de Ramírez y Mauro Cascioli) y Megaman! (de Calvi), luego protagonistas de sendos títulos propios en comic-book, y hasta una fotonovela estelarizada por los Titanes en el Ring. Una aventura arriesgada e interesante que llega a acumular ocho números.
La decadencia: estamos en la B
En Noviembre de 2000, de la mano de editorial Perfil (aunque en los créditos sólo apareciera como editor Mauro Cascioli) llega una nueva etapa en comic-book de Cazador, con la misma impronta y estética de la anterior. Pero dura poco: el desastre político y económico de la época se la morfa de un bocado. El último número sale a las calles el 22 de diciembre de 2001. Sobre esta etapa, Mauro Cascioli hablaba en la Comiqueando extra de Invierno 2010: “Decidimos retomar con Claudio, pero faltaba la esencia, lo genuino de la revista que era el producto de este equipo. Y eso se nota bastante en los números que hicimos para Perfil, ya sin Lucas… Estuvo (Walther) Taborda, estuvo mi hermano (Renato) que hacía color con nosotros, pero fue una experiencia para olvidar. Duró un poco más de un año, o casi dos, no me acuerdo. Pero la etapa grossa terminó cuando quebró La Urraca y se disolvió el equipo. Después lo otro fue distinto. Con Claudio nos llevamos re-bien y nos cagamos de risa, pero el producto final quedaba relamido comparado con lo anterior”.
En 2008 entra en escena el amigazo Pablo Muñoz, quien a través de su sello Deux comienza a publicar la Biblioteka Cazador, una recopilación cronológica en tomos de las historias del personaje, que llega hasta el volumen 9. En paralelo, Lucas y Ramírez comienzan a producir nuevas historias que se publican en las páginas de la revista Deux y una saga en comic-books llamada “El infierno en la Tierra” que, como era de esperarse, queda trunca luego de dos entregas.
“La idea –cuenta Lucas- era hacer dos más y después reeditar todo en un libro de 64 páginas, como hacen los yankis. O en realidad no, porque los yankis reimprimen todo, y acá la reedición son los sobrantes reentapados”. “Y también estaba la promesa de Pablo de que después de esos cuatro episodios en blanco y negro, íbamos a hacer algo a color. Pero nunca pasó”, denuncia Jorge.
“A fines de 2010 –recuerda Ramírez- hubo todo un festival de promesas locas. Pablo nos llevó a cenar al lugar más caro de Buenos Aires: a Güerrín. Y pidió la cuenta ni bien terminamos la pizza, como para que no pidiéramos postre. Ahí nos prometió miles de cosas que nunca cumplió”. Y agrega: “Por supuesto, es un error nuestro, no es algo que nos esté pasando por primera vez. En la última etapa de Perfil, con Fontevecchia, teníamos un laburo de locos, porque la revista era quincenal, y después nos quedó un montón de guita adentro. Era un sistema de facturación muy raro, en el que no le facturábamos directamente a la editorial… una locura. Y cuando explotó lo del 2001, nos llamaron por teléfono, nos dijeron ‘la revista no va más’ y chau, a la mierda”.
Como cierre de esta etapa, en 2012 el sello Agua Negra edita Regreso a Arkham, una antología que retoma la estructura del nº27 de Cazador, en la que el protagonista le relata historias de terror a un grupo de niños, al mejor estilo Tales from the Crypt. Además de republicar (con nuevas páginas) ese número de la revista, el libro suma otras historietas de Lucas y Ramírez aparecidas previamente en diversos medios, e incluso un regreso del viejo Hunter. Aunque la participación de Cazador en esta antología es casi anecdótica, vale la pena para conocer la faceta de los autores más ligada al terror y el género fantástico, por la que siempre han declarado su amor incondicional.
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