Primera parte de una nota que nos introduce en el atípico e impactante clásico de Akimi Yoshida.

Banana Fish (parte 1)

19/05/2022

| Por Sebastián Aguilera

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51c2Ri1mhUL._SX367_BO1,204,203,200_A mediados de los ´80 se publicó Banana Fish, un manga cuyo título es una clara referencia a uno de los cuentos clásicos del gran J. D. Salinger. Fue una propuesta arriesgada por parte Akimi Yoshida: hacer referencia a un autor y una obra de esa talla significa estar a la altura e impactar. A pesar de su mix de romance adolescente y género negro urbano, el manga logró hacerse su lugar como uno de esos clásicos que no conocimos en su momento. Fue gracias al boom que generó la adaptación tardía al animé en el año 2018, que al fin pudimos disfrutar de esta obra en español.

Sexo, drogas y sushi

Banana Fish es un manga al que muchos confunden con una historia yaoi. Esto hace que haya quienes se alejen y otros, que llegan en busca de esa historia de amor, se den con algo sórdido. La trama en realidad trata sobre el impacto de una droga en el mundo de las pandillas y la mafia. De cómo afecta a todos los que están involucrados, sobre todo a Ash Lynx. Él es un pandillero que está bajo la protección de Papa Dino, un mafioso que lo tiene de juguete sexual y lo hace trabajar como un taxi boy de lujo. Él está centrado en dos objetivos: descubrir qué es Banana Fish y escapar del control de Dino. Eso cambia cuando entra en escena un fotógrafo japonés que se va a volver su gran amigo y con quien van a abundar las escenas de tensión romántica o mero histeriqueo.

bananafishmanga-879x1024Si bien el concepto de lo sexual está muy presente, es algo que prácticamente no aparece de manera gráfica. Los personajes sufren las consecuencias de abusos y violaciones, pero no hay nada explícito. Esto le da mucha fuerza como eje dramático sin caer en lo vulgar.

La autora

Dentro del shōjo hay artistas que sobresalen por jugar con los límites del género. Autoras inquietas que buscan nuevos horizontes para expresarse dentro de estructuras narrativas aparentemente rígidas, como son las clasificaciones comerciales. Un caso particular es el de Akimi Yoshida, una mangaka bastante exitosa en Japón, que cuenta nada más y nada menos que con tres Premios Shogakukan:  El primero en 1983 por la obra Kisshô Tennyo; Yasha en 1996 y Umimachi Diary en el 2006. Es curioso pensar que a pesar de la popularidad que ganó Banana Fish, no supuso uno de estos galardones para la artista. Aún más llamativo es pensar que el grueso de su obra aún no se ha publicado en español, sobre todo si tenemos en cuenta la calidad e importancia de su aporte al manga.

banana-fish-mangaEdición

Es interesante ver la evolución del shōjo y cómo rompe esquemas al hibridarse con otros géneros. Banana Fish, por ejemplo, es un caso raro que tiene mucho de policial negro urbano. Esta serie fue publicada entre 1985 y 1994 por la revista Bessatsu Shōjo Comic. En esta antología surgieron obras que buscan justamente ir más allá de las historias re romance. Vale mencionar Poe Clan (Poe no Ichizoku) de la genial Moto Hagio, Hot Gimmick de Miki Aihara, o 7 Seeds de Yumi Tamura

Banana Fish fue recopilada en 19 tankoubons además de suplementos. Son historias cortas relacionadas con el manga que la autora publicó para expandir el universo de Banana Fish. Una de las más memorables es el epílogo oficial del manga, «Garden of Light»

Page4La edición en español corre a cargo de Panini. En México y España compilaron toda la obra en 10 tomos dobles con sobrecubierta. En Argentina recientemente salió el tomo 7 y la edición es muy similar a la mexicana, excepto por modismos locales que pululan en la traducción. Si piensan hacer un frankestein entre ediciones, debo decirles que en la española cambian la sobrecubierta y el diseño de tapa. Además, tiene mejor calidad de papel.

Estilo
Los personajes de Banana Fish hablan mucho. Incluso el protagonista, Ash Lynx, quien se supone es reservado y un tanto misterioso tiene sus buenos masacotes de texto. Más allá de la información que comparten a medida en que van descubriendo más y más sobre lo que es Banana Fish o en qué van a usarla, son bastante transparentes en cuanto a sus intenciones y eventualmente sus sentimientos. Esta frontalidad es algo que va a establecer la dinámica entre las interacciones: van por todo, sin barreras y sin medir consecuencias. A veces tienen que dar un paso atrás, pedir perdón o arreglar metidas de pata. Esto hace que esas relaciones crezcan y se preocupen por ellos con un grado de verosimilitud notable. Lo que sí llega a hacer ruido es la parte romántica, que se torna un tanto forzada. La inocencia y dulzura que hay entre Ash y Eji contrasta a veces de manera tosca con lo sórdido del manga.
02912b1848df3514fc3328a5f7b0251aEl nivel gráfico está remarcado por el género y la época. Los rostros y expresiones son típicos del shōjo. Allí abundan los peinados y las ropas ochentosas. En las páginas en las que pesa más el diálogo, hay muchísimos planos medios sin fondos. Viñetas simples a más no poder, un tanto vacías. Ahora sí, cuando hay que pasar a la acción, la autora compensa muchísimo. Los fondos aparecen mágicamente. Es un cambio de chip que la hace saltar de la estática de los espacios cerrados a una narrativa cinematográfica, con una dinámica alucinante. El dramatismo y las tensiones se acentúan enormemente y el manga alcanza niveles alucinantes.

New York en los ochenta
El fanatismo de Akimi Yoshida por lo estadounidense la llevó a investigar y ahondar en las interacciones sociales y los conflictos tanto internos como internacionales que afectaban el día a día en esa década. Más allá de tópicos que hoy suenan a clichés ochenteros como el uso de las drogas para financiar a la contra guerrilla, hay una mirada muy interesante de los entrecruzamientos de los distintos estratos socioculturales. El eje está puesto en las pandillas y las mafias y la manera en la que sus acciones impactan en otros ámbitos. Las interacciones son brillantes y terminan por configurar un ecosistema narrativo. Es allí donde la investigación de la autora comienza a brillar y así logra darle una identidad única dentro del manga. Es algo que se ve pocas veces tan logrado, incluso con los errores o la visión distorsionada de esa realidad por parte de la mangaka. Si son amantes de los ochenta, van a dar saltos.

Tras la pista de Banana Fish
Vietnam 1973. Un soldado norteamericano enloquece en la base Dong Tam. Dispara a sus compatriotas desprevenidos y mata a tres antes de que lo logren abatir. Está perdido, solamente repite una y otra vez “Banana fish”
518c4012050ec2a8e7fb49cd702536b4Desde ese prólogo que nos deja en claro cuál es la tónica del manga, hay un salto a 1985. Aquí no hay lugar para el glamour de los pelos batidos o esos robots primitivos que daban vueltas mientras repetían frases pregrabadas. En los primeros tomos la gran pregunta es ¿Qué es «banana fish» y cuál es su origen?
Ash Lynx busca entender qué es Banana Fish, para así ayudar a su hermano que está en estado catatónico. Los años de moverse en este entorno lo convirtieron en un ser frío y cínico capaz de hacer cualquier cosa en pos de conseguir lo que quiere. Esto es algo que la autora acentúa, porque es literal. No le importa destrozar su moral o dignidad para conseguir objetivos.
La llegada de Eji Okumura marca un punto de inflexión tanto en la historia como en el protagonista. El marco de la guerra de bandas se agranda para abarcar otro tipo de entornos y Ash encuentra en Eji algo especial.
La primera saga está centrada justamente en la investigación para descubrir qué es ese compuesto y, por otro lado, para dejar en claro el nivel de sadismo y brutalidad a la que pueden llegar los villanos. En esa búsqueda de respuestas, tanto Ash como Eji la van a pasar mal. Si el protagonista es un personaje que roza lo gris, los antagonistas como Arthur –contraparte pandillera de Ash- o Papa Dino y sus esbirros hacen lucir lo peor del ser humano sin caer en la caricatura. Son personajes muy bien construidos que van a poner en jaque a los protagonistas. La mayoría de las veces de manera violenta y cruel, cosa que obliga al rubio a desplegar su inteligencia para salvarse y evitar que sus amigos tengan un destino fatídico.
La primera saga termina con respuestas y muertes. Saber qué es Banana Fish era lo de menos. Lo importante es para qué la quieren Papa Dino y los suyos. Eso es algo que veremos en otras sagas y otra entrega de este artículo.

(Muy pronto, la segunda parte)

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