Durante mucho tiempo miré con desconfianza todo aquello que mencionara las palabras “ninja” o “ninjutsu” en algún lado. Y es que estas figuras tan legendarias prácticamente habían perdido su dignidad (casi tanto como los vampiros, creo) en manos de autores y/o realizadores que los convirtieron en simples luchadores con pijamas negros, o peor aún, en personajes que parecían sacados de Dragon Ball o alguno de sus clones. Es por eso que el hecho de que finalmente podamos disfrutar de una de las mejores historias de ninjas de todos los tiempos (ya sea que veas el animé, leas el manga o bien la novela original) se convierte en un evento de mucha importancia para todos los que disfrutamos de este género.
Basilisk: The Kouga Ninja Scrolls es la adaptación de la novela de fantasía Kōga Ninpōchō, escrita por Futaro Yamada a fines de la década del ´50, y que forma parte de una serie de novelas de temática similar conocida popularmente como Ninpōchō. Y si a primera vista Basilisk les parece sospechosamente similar a la inolvidable Ninja Scroll, tanto en su atmósfera como en su estilo, no es porque se trate de un robo descarado; en realidad, la película de Yoshiaki Kawajiri estaba fuertemente inspirada en la obra de Yamada. De hecho, Kōga Ninpōchō ha sido la base de innumerables mangas y películas (incluida Shinobi: Heart Under Blade), aunque su influencia se extiende más allá de sus adaptaciones: esta obra fue una pionera, la inspiración de gran parte de la fantasía japonesa moderna, y Yamada puede, por lo tanto, ser considerado como el padre de la fantasía en Japón.
Si bien la historia de Basilisk está anclada en el terreno de la fantasía, también está ambientada en un período histórico específico, con figuras históricas entre sus personajes (como Hatori Hanzo o Ieyasu Tokugawa) y referencias a hechos y lugares reales. Y no cabe duda de que la era Tokugawa es el período histórico favorito de los narradores japoneses, y ofrece el contexto perfecto para esta historia. Porque en el corazón de este imperio residía la subcultura ninja, una sociedad en sí misma que, si bien era parte del régimen gubernamental de alguna manera, existía de hecho fuera de los confines del mismo. Es por eso que ha sido durante siglos objeto de mitos, leyendas y narraciones fantásticas; los propios ninjas sacaban provecho de las supersticiones del pueblo para crear la ilusión de que poseían poderes sobrenaturales. Muchas novelas, series y películas han combinado la historia con el mito, pero pocas se acercan a la intensidad y extrema imaginación de Kōga Ninpōchō.
Año 19 de la era Keicho (1615). Los clanes Iga y Kouga han sido rivales durante mucho más tiempo del que sus miembros actuales puedan recordar. Nadie recuerda por qué se odian entre sí, pero es un sentimiento que ha sido legado y nutrido a través de generaciones enteras. Danjo Kouga y Ogen Iga, líderes de sus respectivos clanes, habían sido amantes en el pasado, pero un feroz ataque a la villa de los Iga por parte de los Kouga causó que terminaran por convertirse en mortales enemigos; solamente la tregua impuesta por Hatori Hanzo fue capaz de evitar más derramamiento de sangre. Muchos años después, se espera que el matrimonio entre los herederos Gennosuke (del clan Kouga) y Oboro (del clan Iga) selle la paz definitiva. Sin embargo, cuando la historia comienza, el deseo del shogun Ieyasu Tokugawa de realizar una competencia obliga a Hanzo a abolir el tratado de paz, lo cualle da a los clanes la oportunidad de revivir su latente rivalidad.
El plan es simple: cada clan representará a cada posible sucesor del shogun. La guerra será declarada, y el próximo shogun será elegido en base a quién sea el vencedor de esta guerra. Esa es la historia oficial; la historia de fondo es la esperanza de eliminar a los miembros más poderosos de cada clan. Cada líder prepara un listado de sus diez mejores, quienes deberán enfrentarse entre sí hasta que solamente uno quede con vida. Así, un representante de cada clan parte desde Edo con la misión de llegar lo antes posible a su villa y comunicar la decisión del shogun a sus compañeros.
La primera parte de la serie toma lugar en las respectivas villas de los clanes; debido a una serie de eventos inesperados, los Iga son los primeros en tomar conocimiento de la abolición de la tregua, y no desperdician la oportunidad de tomar ventaja sobre sus enemigos. Uno de los mejores momentos de la serie llega una vez que el clan Kouga se da cuenta de que se encuentran entre la espada y la pared: el arco argumental resultante es una fuerte mezcla de suspenso, drama, y viscerales escenas de batalla.
No pasa mucho hasta que los sobrevivientes emprenden un viaje hacia la capital, cada uno por distintos motivos: los Kouga, para averiguar el motivo por el cual ya no pueden vivir en paz; y los Iga, para continuar con la cacería de sus rivales.
Si tuviera que resumirlo todo en pocas palabras, simplemente les diría que Basilisk es asombroso de principio a fin. Es cierto que, a simple vista, la estructura puede parecer demasiado simplista y hasta repetitiva: luchan, uno muere, alguien más lucha, alguien más muere. Esta no es una serie a la que haya que encarar a la espera de una gran complejidad en el argumento o la caracterización, o a la espera de que la narrativa se explaye en el romance entre los líderes de los clanes; las feroces luchas entre ninjas son, claramente, su principal fortaleza. Pero… ¡qué fortaleza! Todo lo que Basilisk hace, lo hace bien. El formato “torneo de artes marciales” puede carecer de profundidad argumental, pero no de adrenalina y emoción pura. El ritmo se establece desde las primeras páginas, ya que lo primero que vemos es una pelea (de exhibición, pero no por eso menos emocionante) entre dos miembros de los clanes. A medida que la historia avanza, el reducido número de personajes permite que cada pelea se desarrolle con más detalle y que la tensión aumente; ya no hay enfrentamientos en masa, sino una serie de intensas luchas de uno contra uno. En ese sentido, los mejores tomos son los dos últimos; a esa altura solamente quedan cuatro combatientes de cada lado, un número ideal, suficiente para poder disfrutar de una rica variedad de estilos, pero no tanto que resulte confuso.
La acción siempre parece ser más difícil de representar en el papel que en la pantalla; sin embargo, este manga supera los problemas habituales al concentrarse en construir la situación que lleva a la batalla tanto como en la batalla en sí, agregando suspenso. Claro, eso no significa que la serie le escape a una buena pelea entre ninjas: el conteo de cadáveres y los niveles de violencia son impresionantes. Y como la mayoría de los personajes son de pocas palabras, no hay larguísimos diálogos aburridos; ese detalle, sumado a la inexistencia de episodios de relleno o constantes flashbacks, permite que el guión fluya rápida y libremente a lo largo de la historia. Para todos aquellos que sean capaces de disfrutar de una muy buena serie de lucha con muchas vueltas de tuerca, traiciones y venganza, ésta es una gran opción. Pero no se confundan: Basilisk es mucho más que eso.
Otro punto a favor es que ésta no se trata de una historia de buenos contra malos (aunque, sin duda, algunos personajes son más despiadados que otros), donde los buenos tienen la victoria asegurada. Mientras los personajes de acción y aventura en general tienen el mal hábito de regresar de la muerte, y mucho más en una serie de lucha donde el héroe siempre logra encontrar esa última reserva de energía a último momento, aquí no existe esa red de seguridad: el personaje muerto permanece muerto, e incluso su nombre es tachado de una lista (con su propia sangre, nada menos) para probarlo. Y si bien podríamos decir que Gennosuke y Oboro son los protagonistas indiscutidos por el simple hecho de ser los líderes, si consideramos la incidencia que tiene cada uno de los 20 en el momento de definir el futuro de su clan, no cabe duda de que cada uno de ellos tiene la misma importancia para la historia. Cada personaje está desarrollado de manera única, con su propia habilidad especial; descubrir cada uno de esos poderes se convierte en una emocionante aventura a medida que observamos a los personajes recurrir a trucos de los más variados para hacer frente a situaciones jodidas. La gran variedad e inventiva de las técnicas es uno de los principales atractivos de la serie, y cuando finalmente aparecen crean un espectáculo visual rara vez visto: por ejemplo, hay alguien que puede drenar la sangre de otros a través del contacto físico; alguien que puede copiar el rostro y la voz de otra persona; alguien que puede anular el poder de otros; etc.
Casi todos los personajes tienen un desarrollo bastante sólido, y el hecho de que algunos no lleguen a tenerlo se debe simplemente a que no estuvieron presentes tanto tiempo; es el caso, por ejemplo, de aquellos que mueren antes de finalizar el primer volúmen. A medida que la historia avanza, podemos llegar a conocer mejor a los sobrevivientes de cada bando a través de sus historias personales y sus relaciones con sus compañeros; de modo que, más allá de los ríos de sangre y las extensas secuencias de lucha, cada uno de ellos es capaz de encontrar su lado humano. Pero no todo son rosas, y quizás el personaje más flojo sea Oboro, que casi de inmediato es puesta en un rol más débil y por momentos parece que su única función es lamentarse y ser un estorbo para su clan. De todos modos, es un estereotipo al que estamos acostumbrados, y no resulta impedimento para disfrutar de la serie.
EL TALENTOSO SR. SEGAWA
Masaki Segawa, el artista responsable de la adaptación, realiza un trabajo espectacular al darles vida a estos personajes. Puede que por momentos te confundas con los nombres y las conexiones, pero nunca con los diseños; la apariencia de cada ninja es trabajada al extremo y con un estilo muy distintivo y expresivo, ya sea que se trate de una chica voluptuosa, un gordo, un deforme, o simplemente un viejo. Quizás este estilo de dibujo en particular no le caiga bien a todo el mundo, pero sin duda a este manga le sienta realmente bien. El mismo nivel de detalle se puede observar también en los fondos, que crean un escenario opresivo y envolvente donde la topografía y el clima son tan importantes como la arquitectura y la vestimenta del período histórico. Para acentuar el aspecto único que presenta el manga, Segawa recurre a imágenes fotográficas y efectos por computadora, que permiten texturas y variaciones de tonalidades que no se encuentran en otras obras.
Sin embargo, el punto máximo del trabajo artístico son las brutales escenas de acción que en muchas ocasiones se extienden durante varias páginas, y conforman alrededor de la cuarta parte de cada volumen, lo cual permite una lectura rápida de la serie en su totalidad. Estas escenas a veces pueden ser difíciles de seguir debido a su complejidad, pero ciertamente son algunas de las mejores que hayamos visto en una historieta. Cuadros y paneles espaciosos, intensas líneas cinéticas y violencia gráfica refuerzan la sensación de que todo aquí sucede a máxima velocidad, y con la máxima intensidad de poder. La calidad de ejecución general es lo que eleva a este manga por encima de la gran mayoría de otros títulos similares. Presentado en ricas tonalidades y con poderosas imágenes, el mundo de Basilisk es una experiencia única para el lector.
El manga consta de 5 tomos recopilatorios, publicados originalmente por Kodansha en 2003. La versión en inglés llegaría en 2006, y aquí vale la pena destacar el gran trabajo de la editorial Del Rey. Su adaptación conserva los honoríficos característicos del japonés, incluyendo formalidades arcaicas como “-dono”, e incluye al comienzo un glosario de los mismos con la correspondiente explicación de su uso. Los efectos de sonido están intactos en el arte, con apenas un pequeño texto a modo de subtítulo colocado a lo largo de cada uno; además de contener las obligatorias notas de traducción, muy útiles especialmente al otorgar algo de contexto histórico. El tamaño de página, mayor que el manga estándar, es ideal para permitir que se luzca el espectacular apartado artístico, y la calidad del papel de Del Rey es suave, pero lo suficientemente fuerte para soportar perfectamente los detalles y tonalidades únicas de este manga. Los scans circulan en internet desde hace mucho tiempo, pero considerando que su extensión es tan breve, comprarlo es una inversión que la mayoría puede hacer. Háganme caso, no se van a arrepentir.
La versión animada llegaría de la mano de estudio Gonzo, con 24 episodios emitidos en 2005 en Japón. Y éste es uno de los mejores ejemplos de cómo debe adaptarse un manga al formato animé. Los animadores simplemente tomaron escenas del manga y expandieron la acción de las tomas principales. Las alteraciones con respecto al manga son menores y sutiles, y sirven para proveer más información de fondo a la historia, enriquecen la atmósfera general y fortalecen las historias personales, motivaciones y presencia de los personajes.
La animación es muy buena y fluida, y se muestra desde el comienzo, con una presentación idéntica a la del manga, donde se ve a una serpiente arrastrándose por el césped antes de lanzarse sobre un halcón. Muchas de las escenas de acción presentan la misma fluidez; mechones de cabello vuelan por los aires, trozos de tela se desparraman en la superficie, y los movimientos de las armas son seguidos hasta el mínimo detalle, al igual que el movimiento de los rivales en medio de las luchas. Todo esto es un acierto de parte de Gonzo, ya que obviamente gran parte del atractivo de una serie de este tipo reside en los enfrentamientos a muerte entre rivales. El opening recuerda mucho a los viejos dramas de ninjas, pero con un ritmo pop contemporáneo. El sonido acongojado de la voz y el acompañamiento de flautas lo hace apropiado para una historia tan intensa que presenta un romance condenado al fracaso.
Con gran acierto, Del Rey adquirió también los derechos para la versión en inglés de la novela original de Futaro Yamada, publicada en Diciembre de 2006. Esta es la primera novela de fantasía japonesa que esta editorial ha publicado en inglés, y no podría haber hecho una mejor elección. El estilo de prosa que usa Yamada es muy distintivo, y no se parece casi nada al de autores occidentales de fantasía; incluso es diferente de muchas de sus adaptaciones. Yamada basó sus guerras ninja en la historia japonesa, y las citas de documentos reales referidos a ninjas o guerras son un recurso frecuente en el texto; incluso recurre a la poesía. Además, al haber estudiado medicina, el autor se basa en la física y la biología para “explicar” los poderes sobrenaturales de los ninjas. Una de las cosas en las que profundiza la novela es el hecho de que las deformidades y mutaciones de algunos personajes fueron originadas por una especie de cría o reproducción selectiva, practicada por ambos clanes durante años con el fin de lograr desarrollar habilidades extraordinarias; Oboro y Gennosuke no solamente buscan unir a sus clanes para acabar definitivamente con los feroces enfrentamientos, sino que también quieren mezclar la sangre de sus familias con la esperanza de acabar así con el daño genético que han sufrido. Estas explicaciones son fascinantes de leer, y van mucho más allá de las explicaciones simplistas de las habilidades superhumanas tan comunes en los comics occidentales. Además explora una serie de temas complejos, como la obediencia ciega al líder, el propósito de la guerra, etc., de una manera tan sutil que el lector casual puede llegar a pasarlos por alto. El estilo de Yamada es tan rico y complejo que es muy difícil de ser capturado apropiadamente, incluso por sus adaptaciones al manga, y eso nos da un motivo más para explorar y disfrutar de esta historia tal cual fue concebida originalmente.
Finalmente, no me queda más que recomendarles que, si disfrutaron de esta serie, no dejen de leer The Yagyu Ninja Scrolls: Revenge of the Hori Clan, otra espectacular adaptación de una obra de Yamada realizada por Masaki Segawa, también disponible en inglés a través de la editorial Del Rey.
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