¿Es verdad que Cybersix quedó inconclusa? Veamos. En una entrevista de 1999, Trillo aclaró los tantos: "Por ahora se terminó. Es un final que no cierra todo, porque eventualmente se puede llegar a retomar. Pero es un final. La historia se termina". El Vol.44 es un flashback. TODA la novelita está ambientada en el pasado, antes de que Cybersix conociera a Lucas Amato. Con lo cual quedan sin resolverse TODAS las tramas que venían avanzando en las historias ambientadas en el “presente”. Y el Vol.45 es básicamente un volantazo grandilocuente para sacarse de encima a buena parte de los villanos de la serie, pero no le pone punto final a los conflictos centrales. O sea que más allá de las declaraciones de Trillo a la prensa especializada de Italia, Cybersix no tiene final. Es una telenovela que se corta por la mitad y te deja en bolas, con varios conflictos que no se resuelven jamás. Y ni siquiera le podemos preguntar a los autores cómo pensaban terminarla, porque ya no están entre nosotros.
La verdad es que, una vez superada la marca de las 30 ó 32 entregas de 96 páginas, Cybersix pierde el rumbo y las buenas historias escasean cada vez más. Es muy loco ver a Trillo, un guionista tan capo, tan sólido, que jugaba tan de memoria, prácticamente atrapado en un formato que (supongo yo) para esta altura ya lo condicionaba más de lo que lo estimulaba. El tema de que los villanos sobrevivieran siempre, el tema de no poder darle un cierre definitivo a las aventuras, el tema de la doble identidad de Cybersix, el del fatídico romance con Lucas, el de su hijito Gengis apropiado por sus enemigos… son todos elementos que van perdiendo sentido con el correr de las páginas, porque requerían una resolución más rápida, y probablemente más drástica. Eso de continuar las sagas hasta el infinito, que tan bien le sale a los guionistas yankis, para Trillo en un punto ya parecía haberse convertido en un calvario. Se nota también un contraste entre una Cybersix que (lógicamente) ya está muy hinchada las pelotas y no tiene más reparos en matar a sus oponentes, y los propios villanos, a los que Trillo hace pendular entre genocidas irredimibles y bufones tragicómicos que están ahí para meter chistes y situaciones desopilantes.
Y lo que menos cierra es el inagotable repertorio de excusas que maneja Trillo para que en todos los capítulos (incluso en los que no es en absoluto necesario) haya alguna escena de sexo, o alusiones muy explícitas a garches y/o violaciones. Entiendo que Cybersix era una serie apuntada al público adulto, pero precisamente por eso confío en que los lectores de esta historieta podían vivir sin ver tetas cada 12 páginas, sobre todo en aquellas ocasiones (muchas) en las que el sexo no suma nada al desarrollo de las tramas.
Realmente, entre los tomos decididamente flojos, los tomos a cargo de autores que no son ni Trillo ni Meglia, y el build-up infinito hacia un conflicto final que nunca llega, el último tramo de la serie se hace muy cuesta arriba. Por eso en un punto es lamentable, pero también muy lógico que nadie quiera publicar Cybersix completa en nuestro idioma. Leer la obra hasta el "final" es algo que solo le puede cerrar al fanático a ultranza de la superheroína-vampiro-androide-transexual, y a esos fans extremos no me tiembla el pulso a la hora de decirles “cúrtanse y léanla en francés o en italiano”.
En 1996, con Cybersix en pleno auge, Trillo y Meglia dejan de entregar los episodios semanales de 12 páginas y empiezan a enviar a la revista LancioStory de la Eura su nueva creación: Livevil. Se trata de una serie experimental, una aventura de "chicos y monstruos" narrada prácticamente sin extos, de manera muy descomprimida y apoyada en el dinamismo, la plasticidad y la expresividad de los dibujos de Meglia. En Argentina vimos apenas 30 páginas de Livevil, en la efímera revista Meridiana, pero en Italia se llegaron a publicar 26 capítulos de 12 páginas. Para los autores, Livevil sería una especie de boceto muy apresurado de algo que iban a pulir años más tarde.
Tras la ruptura con Eura de 1998, Meglia vuelca su producción primero al mercado de Estados Unidos, y más tarde al francés, donde obtiene un excelente contrato con la editorial Soleïl. A mediados de la década del 2000, Trillo y Meglia son convocados por la Disney Italiana (la editorial líder de ese mercado), que estaba por dejar de publicar aquel gran éxito global que había sido WITCH (una creación de los italianos Bárbara Cánepa y Alessandro Barbucci). La idea era que los creadores de Cybersix aportaran una nueva historieta de aventuras, moderna y atractiva para el público juvenil que había consagrado a WITCH. Era una producción enorme, de 64 páginas mensuales a todo color, por supuesto muy bien remuneradas. Trillo y Meglia presentaron una reversión de Livevil, ahora llamada "Red Song", que recuperaba el diseño de los personajes y bastante de la trama general de aquella serie aparecida en LancioStory. Los italianos se entusiasmaron, las negociaciones avanzaron, los autores viajaron a Europa con todo pago por la Disney, y ahí (según relata Diego Agrimbau, convocado por Trillo para asistirlo en los guiones) "entre los canapés y las copas, cayó un ejército de amables abogados con un contrato del tamaño de una guía telefónica y un bolígrafo rebosante de tinta, listo para ser usado en la firma de todas aquellas hojas". Los Carlos, en vez de firmar en el acto, se volvieron a Argentina con el contrato para hacerlo estudiar detalladamente por sus abogados, y enseguida constataron que había varias cláusulas que no estaban dispuestos a aceptar. "Los italianos no dieron el brazo a torcer -recuerda Agrimbau-, la negociación naufragó y el proyecto quedó en la nada".
Hasta que Meglia lo presenta en Soleïl, y los editores franceses, entusiasmados con el proyecto, le dan luz verde a la realización de seis álbumes de 48 páginas. Esto ya no se parece tanto a Livevil: conserva el vértigo de aquella aventura, pero baja un poquito el nivel de violencia, y por supuestos el agregado de los textos y el color, más la gran cantidad de viñetas por página que exige el mercado francés, imponen otra onda en la faz gráfica. El primer tomo de Red Song apareció en Francia en Julio de 2008, pocas semanas antes de la sorpresiva muerte de Meglia, quien estaba trabajando en el segundo álbum. A pesar de la muy buena repercusión, nunca se continuó ni se publicó en ningún otro mercado. "Es lo mejor que hicimos juntos", decía siempre Trillo.
Aquel triste 15 de Agosto de 2008, cuando Carlos Meglia fallece con apenas 50 años, se termina una de las mejores duplas de nuestra historieta. "Me gustó siempre mucho trabajar con Meglia -dijo el guionista- porque los encuentros de trabajo con él me despertaban cosas que yo no suelo desarrollar, más fantásticas, con trompeta en vez de con guitarra. Si uno se sentaba a escucharlo con una caña de pescar se iba con el carrito lleno de ideas. Meglia tenía una gran capacidad organizativa, trabajaba con enormes fondos de los que en cada viñeta usaba u pedacito. Fotocopias, miles de fotocopias, y ayudantes, muchos pero muchos ayudantes. La factoría Meglia, una genialidad para la producción".