Latinoamérica también tuvo sus vaqueros enmascarados. A veces fueron copias los moldes establecidos desde Estados Unidos, a veces se utilizó a los personajes análogos de cada uno de los países (o sea, tipos de zonas rurales llanas como gauchos o charros) en una adaptación localista de los códigos del western y, específicamente, del cowboy enmascarado. Probablemente no hayamos encontrado a todas estas variantes latinoamericanas, pero queremos llamar la atención sobre estos personajes creados en países de la región.
Por el lado de Chile tenemos un caso curioso,:El Jinete Fantasma (no confundir con el héroe español del que hablamos unas entregas atrás o con el Original Ghost Rider yanki del que hablamos ya hace bastante tiempo). Durante la década del ´60, la editorial chilena Zig Zag publicó una cantidad muy amplia de historietas en forma de comic book de muchos géneros, inclusive el western. El Jinete Fantasma fue una de las cabeceras, que contaba con varias historias, algunas traducciones de material extranjero (en general inglés) y otras hechas localmente, como es el caso de la historieta del mismo nombre de la revista, que ocupaba normalmente la mitad de cada número. Pero, curiosamente, el protagonista no estará enmascarado hasta bien avanzada la serie.
El nº 1 de El Jinete Fantasma, aparecido en Octubre de 1965, traía la primera historia del personaje, dibujada por Juan Araneda y escrita por no sabemos quién. Y tiene su miga: resulta que Bobby Noland es el hijo de 23 años de un poderoso estanciero del Oeste, pero ha sido criado como un petimetre que no sabe defenderse por sí solo. Y por eso su padre decide que es hora que vaya a recorrer el Oeste para endurecerse… después de haberlo criado entre rosas previamente. No sé si voy a defender mucho las habilidades parentales del quía. Eso sí, como sabe que, sin ayuda, Bobby va a terminar mal, decide contratarle a un ángel guardián. Vance, el capataz del rancho, debe proteger a Bobby para que no le pase nada… sin que éste lo sepa, como un “jinete fantasma” protector. Y es lo que Vance hará concienzudamente, hasta que, poco a poco, Bobby irá adquiriendo la destreza para ser un tipo que puede defenderse solo en la vida. Y ahí vuelven al rancho y Bobby terminará de sheriff del pueblo donde está el rancho. Pero hay más: resulta que Vance… es hijastro del padre de Bobby , que tuvo un romance con una nativa americana. O sea, es medio hermano de Bobby. Vance se quedará en el rancho con su padre y medio hermano, en teoría para ayudarlos. Y el Jinete Fantasma seguirá arreglando entuertos… pero ahora, cubierto con una capucha blanca (cosa que antes no hacía) y con un traje del mismo color, con guantes rojos. Estamos hablando que esot pasa alrededor del nº 100 de la revista. Los guiones de la serie en esta etapa estarán en manos de Gustavo Arenas, Agustín Fernandez y Gustavo Marín, mientras que en los dibujos las firmas más recurrentes serán el ya citado Araneda, Manuel Rojas y Onofre Diaz.
Todo se va a mantener igual… hasta que la llegada del gobierno de Salvador Allende en 1970 hace que el estado compre parte de los títulos de Zig Zag –incluyendo comic books – y funde la editorial Quimantú, que va a dar vuelta de manera contundente a muchos de los personajes de estas revistas. En el caso de El Jinete Fantasma, Vance se pelea con padre y hermanastro –debido al maltrato que hacen de los sioux– abandona la personalidad enmascarada y se va a México a pelear contra la invasión francesa de ese país. Eso si, rápidamente sus historias empiezan a perder espacio, reemplazado por otros personajes y ya para el nº 220 aproximadamente el personaje desaparecerá de su propia revista que –luego de cambios producto del golpe de estado de 1973 y el cambio del proyecto editorial– terminará varios años mas tarde, aunque ya sin el Jinete.
Mientras tanto, en Brasil, la ambientación para la próxima serie de la que hablaremos pasa por un espacio local: el Sertao, las tierras del nordeste de Brasil donde hay una tradición muy similar a la del Lejano Oeste tradicional, llena de un espíritu de frontera, de ley escasa y hombres listos para hacer justicia por su mano. Es de esperar que allí se generara un equivalente al western con personajes como Jeronimo, O heroi del Sertao, que en las décadas de 1950 y 1960 fue un éxito como programa radiofónico (todavía la televisión no era algo de peso en el país). Buscando competir con dicho serial, la estación radial Radio Piratininga de Sao Paulo pondrá al aire en 1959 a Juvêncio, o Justiceiro do Sertão, otro programa con un héroe protector de los débiles del Sertao, creado por el periodista Reinaldo Santos. La diferencia crucial es que Juvencio (a diferencia de Jeronimo y personajes similares) oculta su identidad con un antifaz al mejor estilo Lone Ranger. El programa fue un éxito muy grande: se mantuvo en el aire hasta inicios de la década del ´70, e incluso desafió a la censura gubernamental que, luego del golpe militar de 1964, pondría a Brasil por dos décadas bajo una dictadura, gente a la que no necesariamente le gustaban los defensores enmascarados de gente pobre.
El éxito fue lo suficientemente grande para que en Mayo de 1968, la editorial Preludio sacara una revista de historietas con las aventuras de Juvencio, que a veces adaptaban los guiones de la radio y otras presentaban historias originales. Entre los guionistas de la historieta estuvieron el mítico Gedeone Malagola, R. F. Lucchetti, Helena Fonseca y Fred Jorge. Por el lado de los dibujantes hubo un elenco muy importante de autores, de nivel muy reconocido dentro de la historieta “seria” brasilera, con gente como Sérgio Lima, Eugênio Colonnese, Mário Cafiero, el maestro argentino Rodolfo Zalla y Edmundo Rodrigues. La revista duraría poco más de un año hasta Julio/Agosto de 1969.
Tras este paso por Sudamérica, nos vamos a un país donde el cowboy enmascarado – o mejor dicho su versión local, el charro enmascarado – tuvo una cantidad enorme de representantes. Pero dejamos a México para la próxima entrega…
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