Llegamos a las obras del ídolo más conocidas y populares: Opium y Roco Vargas.

Daniel Torres (parte 2)

31/07/2023

| Por Gregorio Guerrero

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Roco Vargas: el camino a la gloria

En 1982, entre los números 4 y 7 de la revista Cairo, vería la luz Opium, el primer trabajo de Torres que lo pondría en el ojo de todos. Con un dibujo mucho más refinado al que estábamos acostumbrados, el autor implementa trazos más delgados y relega el uso de las tintas. Ya no veremos viñetas tan cargadas de negros y se abrirán paso los patrones tanto en los fondos como en las ropas. A su vez, Torres juega con el tiempo y hace de la obra algo imposible de definir históricamente, ya que la misma se sitúa en una sociedad tecnológicamente avanzada pero con una estética de los años ´50. El retrofuturismo llegó para quedarse.

Fiel a sus obras anteriores, Opium hace homenaje a los pulps, y donde hay un villano no hay otra alternativa más que este sea un chino. Con esta excusa incluye en su historia conceptos místicos y esotéricos. El argumento en sí es relativamente simple: un protagonista (Rubén Plata) intenta evitar que el villano (Opium) ejecute sus planes. Aún así, la historia es tan humanamente incongruente, tan ingeniosa, que se transforma en una hermosa locura. Es un constante absurdo manejado con elegancia y estilo, y una sátira que se burla de todos, incluso de las editoriales de comics. No hay ninguna duda de que Opium sería la piedra fundacional de lo que apenas un año más tarde sería el mayor éxito de Torres: Las aventuras siderales de Roco Vargas.

Entre 1983 y 1987 se publicarían en las páginas de Cairo los primeros cuatro álbumes de este excéntrico personaje, y Torres se transformaría en un sinónimo de la revista. En sintonía con lo visto en Opium, las aventuras de Roco Vargas están ambientadas en un universo retrofuturista. A diferencia de obras anteriores, Torres comienza a utilizar el color, y este se transforma en una herramienta fundamental. Si bien el dibujo es aún mejor que lo que veníamos viendo, la inclusión de una paleta estridente le imparte majestuosidad a la historia. Con fondos hiper-cargados, edificios del estilo Art-Déco, personajes ultra-estilizados, Roco Vargas impone un estilo artístico que produce un quiebre en el cómic español. Es importante reflexionar aquí sobre la enorme influencia que tuvo el Spirit de Will Eisner en Torres, al punto de que Sansón es una fiel réplica de Ebony White, no sólo en su diseño sino en su rol.

El primer álbum –Tritón-, es una hermosa historia de folletín de ciencia ficción. Nuestro protagonista es un héroe espacial retirado y devenido escritor de novelas, y a causa de su pasado como héroe de acción, se ve inmiscuido en una situación que involucra la peor sequía de la historia en la Tierra, y su posible solución. Es así como a fuerza de golpes, tiros, y batallas espaciales, Roco resolverá este complejo asunto del faltante de agua que afecta a toda la Humanidad.

Esta historia será el puntapié inicial de una larga saga, y a través de sus páginas nos introduciremos a un complejo y fantástico mundo. También harán su primera aparición varios personajes relevantes para el futuro como el ya mencionado Sansón, el doctor Covalsky y su hija Jill. No quiero dejar de mencionar que los villanos parecen chinos, algo bastante recurrente en la obra de Torres.

Entre 1984 y 1986 salen los siguientes dos álbumes –El misterio de Susurro y Saxxon-que deberían ser considerados como una sola historia. Todo lo que Torres hace bien en Tritón, aquí lo replica y expande. Es decir, vamos a ver piñas, tiros, batallas espaciales, tramas dentro de tramas y conspiraciones galácticas. Lo más enriquecedor de esta historia a nivel argumental es la ampliación del conflicto como tal. El autor nos guía por un universo expandido donde cada planeta cumple un rol clave en la historia, y los asuntos pasan de menor a mayor con extrema celeridad.

En esta ocasión Rea (un satélite de Saturno) se encuentra en el ojo de la tormenta, ya que ahí se fabrica el Krop, una sustancia que luego de ser refinada se obtiene una droga alucinógena de alto valor. El problema radica en que Rea era una colonia de Venús que, y al perdela, se quedó sin el lucrativo latifundio de Krop. Cabe aclarar que esto es solo el puntapié inicial de la historia, y que Torres suelta un excelente argumento de tramas políticas y guerra, con ciertos paralelismos a la guerra de Vietnam, sin dejar de lado el humor que caracteriza a sus comics.

La primer mitad de la historia nos sitúa en el contexto galáctico, e introduce a nuevos personajes como Cosmo, un nuevo comic relief para la historia; Chico Panamá, clave para entender el por qué Roco Vargas abandonó su vida de héroe galáctico; Linx, una periodista que cubre la crisis de Rea y el fantástico Archí Cúper, el detective que todos quisiéramos contratar por su hermosa capacidad de relatar sucesos como si viviese en una novela pulp.

La segunda mitad de la historia nos traslada a Rea donde se desenlazan los conflictos restantes, cierran algunos hilos pero se abren nuevos interrogantes. Conforme pasan las páginas, más dudas sobre el pasado de Roco nos azotan y más información queremos socavar de estas espléndidas viñetas. No es el objetivo de este repaso revelar la trama, pero el final nos dejará un sabor semi-amargo y una sed de más, que por suerte no tardaría en saciarse.

Es así como en 1987 sale el último álbum -de la primera tanda-, La Estrella Lejana. No hay palabras para definir lo que a ese momento fue el mejor trabajo del autor. Si hasta ahora Torres nos deleitaba con historias policiales dotadas de ligeras pinceladas de sci-fi, finalmente rompe la brecha y se cruza en su totalidad a las historias espaciales. Comienza con un fascículo de la enciclopedia galáctica donde nuevamente sigue expandiendo su universo mediante el contexto histórico, pero esta vez utiliza paralelismos con la segunda guerra mundial para explicarnos la situación socio-política actual.

En el resto del álbum es Roco le narra a su secretaria, a Sansón y a Cosmo su pasado. Su infancia; su intervención en la guerra galáctica; cómo conoció a los distintos personajes que vimos en los álbumes anteriores; la formación de Los Chicos Siderales, un grupo de tres muchachos que cambiarían la historia del universo, etc. Si bien no profundiza en su totalidad, y la historia cierra en un punto no definido del pasado de nuestro héroe, el racconto es más que satisfactorio y esclarecedor para dejarnos aún más enganchados con este personaje.

Dotado de muchísima nostalgia, vemos humanizado a nuestro héroe, y entendemos algunas de las situaciones que padeció en su vida y que lo llevaron a formar esa coraza de Adonis a la cual estábamos acostumbrados.

A nivel narrativo, la historia no posee muchos diálogos y se enfoca más en los bloques de texto, con los que un Roco omnisciente nos cuenta sus días pasados. Gráficamente se observa la clara influencia de Moebius y El Incal, la cual llevaba ya cinco álbumes publicados para ese momento.

Y así termina la primera gran saga de Roco. Sin bombos ni platillos y abriendo más puertas que cerrando tramas. Recién 13 años después, con la publicación de El Bosque Oscuro, Torres volvería a este universo. Pero en el medio, pasaron cosas.

(el lunes, la tercera parte)

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