Estamos en 2008 y ahora David Lapham decide separarse un poco de su obra más famosa (aunque sostuvo que no fue el caso), y así comienza a serializar Young Liars en el sello Vertigo. Es realmente difícil de sintetizar esta obra que solamente duró 18 números. Para empezar, es Lapham a color, lo cual no está mal pero tampoco está del todo bien. Se nota que quiso meter un montón de conceptos juntos, y funciona de a ratos. De a momentos parece que estamos leyendo Red Rocket 7 por la enorme influencia musical, luego pasamos a una novela de David Foster Wallace o Thomas Pynchon, por el nivel de complejidad argumental, y al final todo parece ser una película de David Lynch. Si esto estuviese bien ejecutado, debería detonarte el cerebro instantáneamente, pero la realidad es que termina por ser algo muy complejo y con muchos altibajos. Número a número, vas a preguntarte si lo que leés es un sueño, es la realidad, o es el relato del relato, y esa confusión persiste hasta el final. Lapham deja todo en el dibujo, pero las ideas no son lo suficientemente claras como para engancharse del todo. Es posible que si hubiese tenido el tiempo necesario, toda la construcción que venía armando hubiese explotado en algo armonioso y espectacular, pero a sabiendas que la serie iba a ser cancelada David se vió obligado a cerrar todo lo que pudo en dos números. Young Liars voló demasiado cerca del sol, nos propuso tantas cosas que al final nos dejó con apenas un final semi abierto y sabor a poco.
Otros trabajos menores de Lapham para Vertigo incluyen lapices en: American Splendor nºs 1 y 2 (Lapham a blanco y negro siempre garpa), Fables nºs 59, 92 y 93 (más del montón para una serie un tanto demasiado larga), DMZ nº59, House of Mystery nº38 y un one-shot en la antología The Unexpected (muy divertida y recomendada). Y en la vereda de DC tenemos un guion para The Spirit nº5 con dibujos de Mike Kaluta, y lápices en Dial H, con guiones del novelista China Mieville. Todo trabajo para darle de comer a su familia, sin mucho más en mente que eso. Su relación con DC terminaría en el 2011 con un one-shot adaptación de Driver, el videojuego de Playstation. En este caso, sus guiones funcionarán como un nexo entre la primera entrega del famoso juego homónimo y su secuela.
Luego de este paso en falso en Vertigo, Lapham volvería con la cola entre las piernas a la casa de las ideas. Primero escribirá una miniserie titulada Terror Inc. para Marvel MAX sobre un clásico personaje creado por Dan Chichester. Con dibujos de Patrick Zircher, Lapham cuenta una historia bastante gore con una mezcla interesante entre policial negro y espada y brujería. Si, esta mezcla no suena para nada digerible pero de alguna manera funciona armoniosamente. No sé si es porque el dibujo es brillante, o porque el guion se las ingenia para que todo fluya, pero de alguna extraña forma esto está bueno.
La secuela llegaría al año siguiente con Terror Inc.: Apocalypse Soon. Esta vez el dibujo es de Koi Turnbull y en comparación con la primera miniserie, parece que la dibuja un niño sin manos. Es bastante más pochoclera, ya que abandona el concepto de espada y brujería para reemplazarlo con espionaje, y lamentablemente, no funciona. Olvidable por todos los frentes.
También en el 2008 publica Wolverine: The Amazing Immortal Man and other bloody tales. Aquí habrá tres historias cortas donde nuevamente Wolverine es una excusa para contar algo. Las primeras dos son simplemente geniales. Argumentos brillantes y hermosamente narrados, mientras que la tercera es bastante aburrida. Empezamos a notar la fascinación de Lapham por las historias de terror (muy ligeramente tocado en Terror Inc.), algo que en unos años explotará en su totalidad de una manera poco elegante.
Ese mismo año escribirá guiones en Spider-Man: With Great Power…La historia es bastante sencilla, y en base a una premisa al estilo Untold tales of Spider-Man, nos cuenta qué sucede entre que a Peter lo pica la famosa araña y la muerte de su tío Ben. Si bien el guion no es brillante, tenemos la suerte de que el dibujo es de un Tony Harris prendido fuego. La miniserie dura cinco números (en uno dibuja Lapham) y es suficientemente interesante como para darle una chance, sin llegar a ser un gran trabajo.
Luego de esto llegan algunos trabajos cortos más, como Mystic Comics 70th Anniversary donde le pone guion y dibujo a un homenaje a los 70 años de la Timely Comics, The Immortal Iron Fist nº27 donde colaborará con dos páginas e Immortal Weapons nº5 donde le pondrá guion a una historia del montón. También hará un one-shot de Punisher (Tinny Ugly World), con dibujos de Dalibor Talajic, el cual es realmente muy bueno pero también bastante perturbador. Similar a los one-shots de Wolverine, Frank Castle la juega de visitante casual.
En el 2010 se produce un quiebre en nuestro querido amigo, y le toca la…¿suerte? de poner guiones y lápices a una historia breve en el Deadpool nº1000. Esta breve y graciosa historia era solo el primer paso en lo que se venía, porque al mes siguiente se estrena Deadpool MAX.
Esta maxiserie dura 12 números y tiene dibujos de un Kyle Baker inspiradísimo. Este delirio fantástico, dibujado de manera bellísima (con homenajes a Jack Kirby entre otros), debe ser una perla escondida en este personaje. Lapham despacha guiones brillantes llenos de humor, situaciones absurdas perfectamente representadas por ese estilo al que Baker nos tiene acostumbrados. Y como si fuera poco, al ser una serie dentro del sello MAX, la cantidad de personajes que vamos a ver pasar por estas páginas, en roles totalmente inverosímiles, es asombrosa. Nunca en nuestras vidas vamos a ver a Cable, Domino, Black Widow y la Taskmaster (si, femenino, como en la película de Black Widow) en representaciones tan geniales como en esta maxiserie. Creo que lo único malo es que el final queda abierto y la serie continúa en Deadpool MAX II. Está vez son solamente 6 números, y si bien está bueno, es un poco más de lo mismo. Es muy posible que si el dibujo no estuviese a cargo de Kyle Baker, no hubiese tenido ninguna clase de sentido que existiese una segunda parte de esta serie. Lo último que este dúo dinámico hace con este personaje es Deadpool MaX-Mas, un especial de navidad que además cuenta con lápices de Lapham en alguna de las historias cortas que lo componen. Podríamos decir que funciona como cereza del postre, pero ya se siente el hartazgo por parte de todos en este especial.
Finalmente, sus últimas dos colaboraciones con Marvel son Wolverine: Debt of Death, nuevamente con dibujos de David Ajá (en un altísimo nivel, muchísimo mejor que su aparición anterior) y sus historias para X-Men. Lo primero sobre los mutantes es una historia corta para Point One. Con dibujos de Roberto de la Torre, hacen una muy breve introducción de lo que luego iba a ser la nueva serie de Age of Apocalypse. Aquí, Lapham retoma el universo de AoA de los ´90, y a lo largo de 14 números nos cuenta cómo continúa la lucha de los mutantes para salvar a la Humanidad luego de que Wolverine se vea infectado por un virus y se convierta en un tirano. Este trabajo por encargo es bastante pobre a nivel argumental y transcurre en una época donde los mutantes no se caracterizaban por tener comics de calidad. Es mejor pasarlo de largo, y enterrarlo en el fondo de nuestra pila de lecturas.
Y así, sin pena ni gloria, Lapham se iría silbando bajito en busca de nuevos horizontes donde pudiese explotar su talento, y a la vez cobrar algún cheque jugoso.
(el lunes, una nueva entrega)
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