LA MUERTE LE SIENTA BIEN
En 1985 y después de varios años de apariciones tan escasas como esporádicas (destaquemos aquel final apoteótico de American Gothic, en la etapa de Swamp Thing escrita por Alan Moore), DC reedita todo el material clásico de Deadman en un formato más lujoso, con nuevas e impactantes portadas de Neal Adams. Las ventas son auspiciosas y eso facilita la luz verde para una miniserie 100% nueva, que sale en 1986, a cargo del coordinador y guionista Andrew Helfer y el siempre descomunal García López.
Esta saguita es una exquisitez. Helfer le da mucho más relieve a Rama Kushna, al sensei, a Cleveland Brand (hermano del protagonista) y a personajes hasta ahora menores como Vashnu y Maxwell Loomis. Es increíble cómo en menos de 100 páginas Helfer le pega un upgrade tan grosso al personaje, la cantidad de cosas que pasan y cómo avanzan tanto la historia como la mitología de Deadman. Sólo en los ´80 se daba este fenómeno de las miniseries de cuatro episodios que replanteaban de cuajo a personajes con una vasta trayectoria a cuestas. Sin embargo, la repercusión fue más bien poca, quizás porque a los fans no les importó tanto la calidad como que Helfer metiera mano en la continuidad del personaje y barriera abajo de la alfombra prácticamente todas las historias de Deadman posteriores a la Brave & the Bold n°86.
Helfer también tiene a su cargo un recuento del origen de Deadman que aparece en la revista Secret Origins, y que es básicamente una expansión repleta de nueva data y nuevos detalles a la historia de Boston Brand en el circo, previa al balazo que lo manda al otro lado del mostrador. Esta historia está dibujada por un inspiradísimo Kevin Maguire, pero nada se compara a lo que hace García López en la miniserie. Lástima que el colorista Tom Ziuko se limpió el ojete con sus dibujos…
SUPER ACCION
Como había pasado diez años atrás con Adventure Comics, en 1988 DC reformula Action Comics y la convierte en una antología de muchas páginas, con cabida para historias de varios personajes, pero con una innovación: la periodicidad semanal. En el n°601 de Action Comics Weekly reparece Deadman para una saga de 12 episodios de 8 páginas, escrita por Mike Baron (en aquel entonces, una especie de pulpo que escribía siete u ocho series mensuales) y dibujada por Dan Jurgens. El resultado no es malo (está un poco estirada la trama), pero tampoco descolla.
Tras unas semanas de descanso, Deadman vuelve en ACW n°618, ahora con la saga titulada “Grave Doings”, que se serializa a lo largo de ocho números y que cuenta con los escalofriantes dibujos de Kelley Jones, algo así como el Berni Wrighston de los ’90. Jones (como hiciera Adams en el ’67) rediseña a Deadman a su imagen y semejanza, lo hace esquelético, tétrico, casi putrefacto, como un verdadero cadáver sin enterrar. El impacto en los lectores es enorme (tanto entre los que lo aplauden como entre los que lo putean), pero Baron aprovecha este estilo más dark y más gore de Jones para centrar esta saga (y las que vendrán) en el género del terror sobrenatural.
En 1989, DC le apuesta fuerte a la dupla Baron-Jones, que lanza la saga llamada “Love After Death” en dos lujosos libritos prestige. Acá Deadman recupera elementos de sus orígenes (la tradición circense) y conoce –por primera vez- el amor carnal (o todo lo carnal que puede ser el amor entre fantasmas). Esta vez, calidad y ventas van de la mano y en 1992 sale una segunda saga de dos prestiges, “Exorcism”, no tan grossa en materia de guión, pero con un Jones inspiradísimo y las apariciones estelares del Phantom Stranger y Madame Waxahachie, la co-protagonista de “Grave Doings”. Las dos sagas se recopilaron en 1995 en un tomo titulado Deadman: Lost Souls.
TEMPORADA BAJA
Después de esta macabra experiencia, Deadman vuelve a vagar como alma en pena por distintas revistas de DC, como ocasional estrella invitada del Dr. Fate, el Spectre, Batman o Swamp Thing. En el ’95, uno de esos team-ups se edita a modo de especial unitario: Lobo/ Deadman: The Brave & the Bald, una parodia desopilante en la que Martin Emond recrea la estética ideada por Kelley Jones, mientras que Alan Grant se caga soberanamente en la condición de héroe trágico de Deadman. El resultado es realmente divertido y la aparición de Darkseid también suma.
Mucho más ambicioso, pero no por eso mejor, es el team-up con Batman de 1996, la novela gráfica titulada Batman/ Deadman: Death and Glory. A lo largo de sus casi 100 páginas, el guionista James Robinson y el ilustrador John Estes nos muestran a un Batman poseído por una entidad satánica, que masacra gente a lo bestia y luego pierde la memoria. Deadman tiene que ayudarlo a resolver este misterio y a combatir la posesión, en un festival de grim ‘n gritty nada fácil de digerir.
Y por supuesto, hay muchas más apariciones del fantasma de Boston Brand, desde historias cortas en antologías como Showcase o el segundo 80-Pages de Legends of the DC Universe, hasta secuencias importantes en sagas como Kingdom Come o Day of Judgement, además de los inevitables team-ups con los más variados personajes, en series como Superboy, Catwoman, Resurrection Man y Action Comics. Todo esto, hasta fines de 2001, año en que DC decide –una vez más- jugarle unas fichas a Deadman.
(Muy pronto, la cuarta parte)
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