El pasado 25 de Marzo, la novela gráfica de Dolores Alcatena, ‘El fuego que purifica’, editada bajo el sello propio Jano Comics, obtuvo el premio a Mejor Obra Autoeditada de 2022, en la tercera edición de los Premios Cinder. En este marco, revisitamos las más de 210 páginas de la obra, para revisar y repensar esta fascinante historia cargada de una fuerte crítica histórica y social.

La portada del trabajo de Alcatena nos presenta a una cabra que parece intentar elevarse más allá de una arboleda para buscar ir hacia la luz, hacia el sol. Podemos llegar a intuir una cierta búsqueda desesperada por escapar, pero la pregunta es: ¿escapar de qué? Sin dudas, nos encontramos ante una portada bastante intrigante, y probablemente muy simbólica.
Nos sumergimos en la obra. Continúa el viaje. El colorido de la portada se desvanece, para sumergirnos en un mundo absolutamente acromático, en el que la luz y las sombras se encuentran completamente cargados de significado. Lo primero que aparece ante nuestro ojos es un árbol, probablemente de esa misma arboleda que ya vimos anteriormente. Esta vez, vemos a lo que parece también una cabra, aunque con un aspecto más antropomórfico, con unos ojos muy redondos, grandes e iluminados, los cuales contrastan con la oscuridad de lo que se puede presumir que es un bosque.

Nos adentramos aún más en las páginas en esas páginas, y lo siguiente con lo que nos topamos es con algo a lo que ya Dolores nos tiene acostumbrados y acostumbradas: los personajes, cada uno y cada con sus nombres. Particularmente veremos a Arro, quien será la protagonista de la historia y a quien podemos ver en diferentes etapas de su vida: de pequeña, de lo que podemos intuir que se trata de algún momento de su adolescencia y de su versión adulta.
Ahora sí, comienza la historia y vemos a alguien que se quema en una hoguera. Hay personas con un aspecto muy siniestro alrededor. La primeras viñetas de la obra de Alcatena nos remontan a imágenes ya muy conocidas en la historia, imágenes que atraviesan a la humanidad: la crucifixión y la caza de brujas llevada a cabo por la Inquisición. Vemos expresiones de terror y de miedo. Un grito mudo de horror se apodera de nuestros ojos. En el medio de la multitud que presencia lo que parece ser el peor de los castigos, vemos a la pequeña Arro que corre en busca de su madre. Escondida en una cueva, la madre le pide a Arro que proteja a su hermano bebé, puesto que van por ella, por ser Sabia, como también lo es la pequeña niña. Arro escapa son su hermanito y ve como ‘purifican’ a su madre al quemarla viva. Arro intenta escapar, y si bien lo logra, pierde a su hermano bebé en el intento.

Desde ese instante, la vida de Arro será toda una gran aventura siniestra, llena de horror, tristezas, miserias y secretos. Perdida en el bosque y rodeada de esas cabras antropomórficas en las sombras, Arro es acogida por un hombre ciego, un Rabadán, seguidor y fiel al Gran Invisible, llamado Taleryn, quien la confunde con un niño. A partir de allí, sin encontrar salida, Arro vivirá con Taleryn. A la vez que la convivencia le permitirá a la niña acercarse al conocimiento sobre la rivalidad entre los Rabadán y las Sabias, de una manera bastante torcida y perversa, Arro se sentirá cada vez más cercana a Taleryn. Si bien Arro es consciente de que Taleryn solamente la protege por creerla un niño, ella desarrollará una especie de Síndrome de Estocolmo en el que se mezclarán el espanto y la ternura. ¿Acaso Arro logrará librarse de su extraño captor y recuperar a su hermanito? ¿Quiénes son esas cabras que Arro ve en el bosque y cuál es su poder?
De una manera absolutamente fantástica como si estuviéramos en otra dimensión, la novela gráfica de Alcatena nos retrotrae a la dominación de género y a la coacción de un grupo sobre el otro, a la vez que expone la crueldad que muchas mujeres, por ‘brujas’, han tenido que vivir en el pasado. Las mujeres parecen tener en su interior el mal solo por el hecho de ser mujeres, son demonizadas sin razón aparente, probablemente por miedo, por ser ‘Sabias’. Al respecto, los hechos que se narran en la obra nos hablan de la necesidad de terminar con la opresión, en este caso de género, para alcanzar la superación y ser finalmente libres para dar todo de nosotros mismos y nosotras mismas. Las cabras están cabreadas y harán todo para romper sus cadenas e ir hacia la luz.

Asimismo, entre otras cuestiones que trata la obra, en las viñetas se pone en jaque aquellos convencimientos que llevan a que las personas hagan cualquier cosa en post de la creencias en un ser superior. Este es un aspecto que atraviesa toda la historia, puesto que sólo a través del fuego, las Sabias, es decir, las mujeres, podrán purificarse ante el Gran Invisible y solo la ceguera permitirá a los Rabadán la supuesta realidad. Este último aspecto, definitivamente es cuestionado dentro de la lógica interna del propio relato, puesto que la ceguera de Talery, no le permite ver que Arro en realidad es una niña, es decir, una Sabia.
La tapa y contratapa a color contrastan absolutamente con la acromía de todo el trabajo de Alcatena, escala de grises que, sin dudas, no limita en absoluto el relato que se buscar construir y resulta suficiente para transmitir la opresión, el terror, el dolor, el miedo, la tristeza, el paso del tiempo y hasta las mismas llamas de las hogueras y del fuego. La artista nos demuestra que no hacen faltan los colores para transmitir desesperación y lograr espantar. Al respecto, como ocurre en otros trabajos de Alcatena, aunque puede que la estética sea relativamente simple, el trazo que maneja está repleto de expresividad y de una intensidad que exceden al plano para lograr emocionar y hacer que el lector y la lectora no puedan para de leer sin parar hasta al final. En los personajes, se destacan principalmente los ojos, sean humanos o antropomórficos. Inclusive si allí no hay ojos, la expresividad sigue ahí y resulta imposible dejar de dirigir la atención hacia las miradas. Los ojos de Arro lo son todo en la obra, puesto que vemos en ellos el terror y la angustia. Los ojos falsos de los atuendos de los Rabadán también lo son, puesto que también dicen mucho de su culto y de sus intenciones.

A través de las viñetas, de una manera completamente alterna y lejana -o no tan lejana- a la realidad y a la historia de la humanidad, en ‘El fuego que purifica’ Alcatena nos recuerda que el mundo es injusto y que tenemos que pelear para que termine la dominación de género y de los/as unos/as sobre los/as otros/as en general, y para construir un futuro mejor y más igualitario. Sin dudas Alcatena logra tratar temas que tocan fibras muy íntimas de la humanidad y del significado de ‘ser humanos/as’ y de la dignidad.
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