Una de las películas más bonitas del año, El Ilusionista (2009, 80 minutos, distribuida en Argentina por ZETA FILMS), se estrenó en esta última semana de diciembre, en 18 salas, una gran oferta para este tipo de películas de animación, no especialmente dirigidas a público infantil.

El Ilusionista

08/01/2011

| Por Paula López

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Una de las películas más bonitas del año, El Ilusionista (2009, 80 minutos, distribuida en Argentina por ZETA FILMS), se estrenó en esta última semana
de diciembre, en 18 salas, una gran oferta para este tipo de películas de animación, no especialmente dirigidas a público infantil.

Es la realización de una dupla de artistas que no se reunieron nunca: Jacques Tati, renombradísimo cineasta francés de comedias, escribió la historia original
hace más de 50 años y fue realizada en estos últimos cuatro por Sylvain Chomet, dibujante, escritor y director, el mismo del film «Las Trillizas de Belleville»
(2003), con una historia bastante más melancólica.

Un ilusionista clásico, esos de conejos y palomas, viaja por el Reino Unido ofreciendo su sencillo espectáculo en decadencia: a fines de la década del ´50 las
diversiones habían cambiado y los números tradicionales que ofrecía el music hall (como acróbatas, malabaristas o ventrílocuos) eran obsoletos. En una de sus
presentaciones en un pub escocés (divertidísima escena) conoce a una chica que cree absolutamente en la capacidad del prestidigitador para conseguir cualquier
cosa mediante la magia. Ella lo sigue a Edimburgo, ciudad encantada, perfecta para escenario de la historia, vinculados como padre e hija. El ilusionista,
orgulloso, le hace regalos cada vez importantes que la chica cree que provienen de la magia, mientras se transforma de nena en adolescente.


Es una historia en la colisión de dos mundos, uno más tradicional del pasado y uno más moderno de esa época, pero sobre todo es acerca de creer o no creer, sobre poner
fantasía en la vida cotidiana o vivir en el llano mundo material.

Este guión estuvo largamente guardado en los archivos del Centro Nacional de la Cinematografía de Francia, con el nombre de Film Tati nº 4, hasta que Sylvain Chomet, se
conectó con la hija de Tati, Sophie Tatischeff (verdadero apellido del cineasta, aplicado al personaje de la película) y propuso llevarlo a cabo en animación.

La animación parecía la forma artística perfecta para resolver al personaje, ya que Jacques Tati era el actor de sus propias películas: la creación de una versión animada
de Tati no haría depender de material filmado. En la película, el verdadero Tati aparece en una escena del film Mi Tío, que el Tati animado ve en la pantalla de un cine.

La técnica de animación es de dibujo hecho a mano, que le da «una fuerza que late», según Chomet, que sostiene que «esta técnica da un aire con más encanto y asegura que
cada momento sea un placer a la vista, incluso en los momentos sin acción. En mi opinión, la fuerza del 2D es que late, que es imperfecto, así como la realidad. Las
imperfecciones son importantes cuando se trabaja en una historia cuyos personajes son seres humanos». Para esto, se reunió un equipo de 80 personas y se creó un estudio
llamado Django que incluyó a dibujantes de la vieja escuela, después de mucha búsqueda, porque hoy el mercado produce todo en 3D.


Sin embargo, se usó esa tecnología para ahorrar tiempo en ciertos elementos: la mayoría de los accesorios como automóviles y camiones, fueron realizados en 3D y adaptados
para que puedan integrarse en 2D, que habría sido imposible dibujar a mano, con ese detalle, perspectiva y movimiento. Por ejemplo, una rueda de un coche es en 3D, pero las
manos de conductores están en 2D, haciendo gran cantidad de idas y vueltas entre el dibujo a mano y los procedimientos con los gráficos.

Sylvain Chomet, para El Ilusionista, quería que «la cámara se coloque en plano general, como mirar a alguien en el escenario de un teatro. De esta manera, se vive la historia
con los personajes, como si estuvieran a su lado, en la misma habitación. El público también puede disfrutar de la profundidad y tiene tiempo para observar los detalles de
los fondos, ya que la cámara no vaga inútilmente bajo el pretexto de impedir que los niños se aburran. Esta técnica experimental se prestaba bien a la producción de una nueva
película basada en una guión de Jacques Tati, que hizo muchos experimentos visuales».

A disfrutarla estos días en cine.

Para ver el trailer de la película: Aca

Para elegir salas y horarios de los cines, se puede consultar: Aca

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