INFORIA
Cuando en la primera mitad de los ‘90 el mercado del comic de superhéroes se ve doblemente sacudido, por la aparición de los especuladores y la explosión de Image, tanto Marvel como DC necesitan pegar manotazos para mantenerse a flote. Y en la desgracia se conocen los amigos, dice el refrán. Para 1996, los genios tras los timones de las dos compañías señeras del género no dudaron un segundo en aunar fuerzas para levantar billetes y pergeñaron lo que el abogado Lionel Hutz podría describir como “el caso de publicidad fraudulenta más inaudito desde La Historia Sin Fin”: Marvel vs. DC / DC vs. Marvel. La miniserie que enfrentó a los personajes de ambos universos resultó un fiasco en lo artístico pero un éxito en lo económico. La excusa para el enfrentamiento y la resolución del mismo, las peleas controladas por los guionistas y los efectos de las votadas por el público dieron por resultado una bochornosa desilusión de proporciones cósmicas, omniversales, si se me permite un término vernáculo del género.
Pero, ¿no hay nada rescatable de este penoso intento por sacarles todo el dinero a los incautos lectores coordinado por Mark Gruenwald para Marvel y Mike Carlin para DC?
Bueno, la miniserie en sí, arrancó en Marzo de 1996, a razón de una entrega por quincena, pero la pegada vino cuando al final del nº 3, el guionista Ron Marz, en complicidad con Dan Jurgens y Claudio Castellini, hace que las dos entidades que representan a los multiversos de Marvel y DC se fundan en uno solo, un único universo amalgamado y aparecen personajes fusionados de las dos compañías: Dark Claw, Super Soldier, Spider-Boy, Doctor Strangefate y unos cuántos más que veremos más adelante en detalle. La miniserie de las compañías enfrentadas hace un parate y durante dos meses DC y su eterna rival co-editan comics como si fueran de una antigua editorial preexistente llamada Amalgam Comics, con 12 one-shots a $1.95 y un nivel artístico general muy por arriba de la media del mercado.
Este nuevo universo refleja las complejidades de Marvel y DC desde la Golden Age al presente, sus retcons, sus reboots, sus macrosagas y una cantidad increíble de personajes fundidos, nuevos personajes con características de dos o más personajes de las dos compañías, para darle una fescura y un toque nerd a doce revistas de una calidad artística muy superior a la miniserie original.
En el número final de la miniserie, el Living Tribunal y el Spectre, con ayuda de Access, el héroe propiedad de las dos compañías, separan nuevamente a los dos universos y Amalgam deja de existir. Los ‘Hermanos’ están nuevamente distanciados y el único que recuerda la fugaz existencia del universo amalgamado es Axel Asher (Access), pero ya no tienen sentido las peleas y todo se acaba ahí. A pesar de esto, la patética excusa para sacarle el dinero a los lectores logró ganar en 1997 el Comics Buyer’s Guide Fan Award como la mejor Serie Limitada. Entonces, ¿por qué no volver?
En junio de 1997 –entre las dos miniseries de Access que revisaremos más adelante-, sin más excusa que divertirse y generar billetes, DC y Marvel lanzan una nueva camada de títulos de Amalgam, doce nuevos one-shots, muchos con nuevos personajes, algunos explotando los grandes éxitos de las ediciones anteriores. ¿Y terminó ahí? ¿Eso es todo lo que existe de Amalgam? Ojalá. Pero no, inocente amigo que cree que una buena idea puede dejarse tranquila sin ser explotada hasta convertirse en un bofe sin sentido. Hay más Amalgam, más Access y más choreo. Pero antes…
EL PASE DEL SIGLO
Engolosinados en este juego de compartir universos, Carlin y su ex mentor Gruenwald empezaron a flashear posibilidades locas que nunca antes se habían barajado y que podían hacer Historia. La más demencial que llegaron a elevar fue la que proponía que –tras la re-separación del Universo Amalgam en sus dos respectivos ‘Hermanos Cósmicos’, un personaje de DC quedara atrapado por un tiempo en el Universo Marvel y viceversa. Chau. Cerrame la Cuatro. Concepto limado y fabulantástico si los hay, los dos amigos le plantearon a los capos de las editoriales que personajes que no se lucían mucho en sus respectivos universos podían lograr un impacto tremendo varados en el Universo de la ‘competencia’. Por el lado de Marvel, Gruenwald planteó ‘exportar’ a She-Hulk que para ese momento no tenía mucha participación en los comics de Marvel y era una especie de Hulk cómica con peluca. Mientras que Carlin postuló para el pase al Martian Manhunter, que lo veía como una especie de Superman verde sin onda. She-Hulk se pasearía durante un año por el DCU -hasta planeaban que se uniera a la Justice League,- mientras que J’onn J’onzz sería miembro de los Avengers durante su estadía en el MCU.
“Hubo muchas conjeturas de los fans en su momento. El público estaba convencido de que iba a pasar- dijo Tom Brevoort, editor de Marvel de larga data.-Había una comunidad naciente de internet por aquel entonces, y muchos fans estaban convencidos de que esto iba a pasar”.
“Creo que Carlin y Gruenwald tenían un plan- dijo Paul Levitz, el por aquel entonces capo de DC.- Recuerdo que se discutió la idea, la posibilidad de intercambiar personajes.No sé si duró más de una reunión conmigo o alguien más, que al verlo sobre la mesa dijo ‘Por Dios, esto es mucho más trabajo de lo que puede reportar’. Recuerdo conversaciones sobre esto. Pienso que la idea era elegir personajes que no íbamos necesariamente a extrañar, pero que pudiesen ser mucho más rentables al generar un nuevo interés en el otro universo”.
Era el momento ideal. Los Universos se separaban pero algo salía mal. Atrapados en mundos desconocidos, She-Hulk y J´onn debían rearmar sus vidas entre los personajes de la competencia. Al año, otro gran evento y volvía cada uno a su respectivo universo. Muy tentador, pero…
“A medida que avanzábamos en la construcción de la historia, tuvimos más conversaciones al respecto. ¿Tenemos que hacer que esto pase de alguna forma en el último número?- planteaba Ron Marz-. Al final nos dijeron que no iba a pasar; la parte de legales de ambas compañías encontraron que era demasiado pesadillesco”. Seguramente se dieron cuenta de que las apariciones de los personajes del otro universo molestarían a la hora de reprintear esas apariciones y durante un año debían estar pidiendo permiso y citando a la competencia en cada fuckin’ aparición del ‘invitado’.
La idea más explosiva –y desenfrenada- de los amigos coordinadores que por un breve tiempo corrió como pólvora renovadora y excitante, no pudo hacerse realidad por temas legales y económicos que son en verdad quienes dominan a los grandes Hermanos Cósmicos.
(el lunes, la segunda parte)
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