Segunda y última parte de una extensa entrevista al prolífico guionista y editor.

Entrevista a Alejandro Farías (parte 2)

26/10/2014

| Por Javier Hildebrandt

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Tapa+Pending+IssuesJavier Hildebrandt: ¿Cómo balanceás el trabajo editorial con el autoral? Suele ocurrir que al dedicarse mucho a la parte editorial se empieza a descuidar el costado artístico. Pero veo que Loco Rabia saca muchos libros y vos también tenés mucha producción.

Alejandro Farías: Tenemos divididas las tareas muy específicamente. Marcos se encarga de todo lo que es diseño e imprenta y yo me encargo de la parte de cobranzas y controlar al distribuidor. Eso me lleva un tiempo, pero lo hago la primera semana de cada mes. Soy el que maneja ahora el sitio de historietas on-line (http://dropr.com/locorabia), subo la página todas las noches. Y me re-enamoré de la tarea de editor. Estoy todo el tiempo mirando historietas y leyendo. Pero yo quiero escribir. Escribo de noche, cuando se duermen mi mujer y mi hijo. De 11 a 2 de la mañana, ponele. Ese es mi lugar de escritura. Todo lo demás se lo ocupo a la editorial. Escribo mucho sin escribir, también. Cuando viajo. Me gusta mucho el transporte público por eso. Pienso mucho la historia, quizás termino escribiendo en un día algo pero hace un mes que lo vengo pensando. Trabajo los diálogos en la cabeza, discuto. A veces es un cagada, porque llego a lo que creo que es la perfección y no me siento inmediatamente. Y al otro día ya no es lo mismo. Lo perdí.

JH: O te quedan historias muy estructuradas, sin demasiado espacio para que surja algo espontáneo.

Tapa-Crónicas-frenteAF: Lo que aprendí ahora y trato de aplicar en el esquema es fijarme en los puntos a los que quiero llegar. “Empieza acá, tendría que pasar esto en algún momento, tiene que llegar acá”. Pero cuando me siento a escribir, de pronto me encuentro con algo de lo que no tenía ni puta idea. Quiero llegar adonde llego, pero me pasan cosas que no me las imaginaba. Y si no, no tiene gracia tampoco. Quizás, de golpe el personaje mismo te cambió, y está bueno eso. Siempre hay un riesgo, podés terminar en cualquier lado, pero es lo divertido también.

JH: En todo lo que hacés hay mucho y muy diverso. Hacés cosas muy distintas. ¿Encontrás en todo eso alguna temática, algún hilo conductor común, alguna intención o interés por cierto tipo de temas o cierto tipo de escenarios?

AF: A veces me tiene perdido eso. Porque yo veo a guionistas de mi generación que admiro que tienen una voz… Agrimbau creo que maneja muy bien el costumbrismo y la ciencia ficción. Santullo es una bestia con los géneros. Y yo no tengo… Creo que soy bastante irregular. Yo me juego por una idea y no sé bien qué es esa idea.

JH: ¿Eso lo ves como una falencia?

AF: No, es que no lo tengo. Ya está. Yo tuve una crisis muy grande después de escribir Crónicas del Lejano Oeste. Sentía que estaba medio perdido. Fue la primera vez que me enfrenté con algo así, hasta casi dejo de escribir. Un poco porque veía el mercado y decía “yo no encajo acá”. Crónicas… había sido un intento de probarme que podía hacer ciencia ficción, tratar de ver si manejaba las herramientas. Y estaba muy preocupado y muy enfocado en lo ajeno. “Tal guionista consiguió tal cosa y yo no podría…”. Con admiración, ojo, pero sintiéndome menos, en algún punto. Dejé de escribir tres meses y me di cuenta que lo necesitaba, no lo hacía por llegar a algo. Lo necesitaba, realmente estuve insoportable esos meses. En algún punto hay un montón de cosas mías, de temores, fantasías, que las saco por ahí. Y si no, me vuelvo un infierno, mi mujer ya no me bancaba. Me di cuenta que lo hacía porque lo necesitaba, y no sé si me hace falta una herramienta en particular, sino que la historia que se me ocurre es la que quiero contar, y hacia ahí voy.

zacarias156JH: ¿Cómo te destrabaste después de Crónicas…?

AF: Mi temática es tratar de agotarme a mí mismo los recursos. En Silencio, hospital quise hacer una historia coral con muy pocas palabras y jugar un poco con los distintos registros del silencio. Al proyecto le tengo que encontrar un concepto. Una vez que tengo eso, ya está. Eso es lo que me preocupa. Ahora estoy escribiendo un libro de cuentos que va a tener una historieta, que se llama Fragilidad. Y es eso, son historias sobre la fragilidad. Lo que hago en el sitio de historietas con Pato Delpeche es correrme completamente de lo que venía haciendo. Me dije “quiero hacer una historia donde no haya un personaje principal”. El personaje principal de esta historia tal vez ni apareció. Voy creando un mundo, reglas y voy jugando un poco con todo eso. Necesito ponerme objetivos para desarrollar algo, digamos.

JH: ¿Soñás, alguna vez, con crear un personaje definitivo, con el que se te recuerde siempre? ¿Tu Nippur, tu Eternauta, tu Alack Sinner?

AF: Sí, creo que ese es el sueño de cualquier guionista y de hecho, los trabajos que más me gustan hacer son los que giran en torno a un personaje como es el caso de Roque Fuentes o el Hombrecito que actúa los sueños (ambos con Jorge Vildoza), Carlos Raymond (con Leo Sandler y que sale con la revista digital Kundra) o Zacarías y sus secuaces. Ahora estoy haciendo junto a Pato Delpeche y para el sitio online de Loco Rabia la historieta Transeúntes y la idea central es armar un universo en el que puedan caber muchas historias, es decir un universo que sirva como personaje principal. Pero sí, ese es uno de mis grandes sueños. Supongo, igual, que a eso se llega después de mucho trabajo y con mucha suerte de tu lado.

zacarias130JH: En ese sentido, la única historieta «de personaje» que tenés es Zacarías, además de ser uno de tus contados proyectos enfocados hacia los chicos. ¿Cómo laburás la tira y sus personajes?

Zacarías al principio fue medio caótico, iba pensando chistes sueltos y a la vez iban apareciendo personajes secundarios. Ahora estamos en un punto en el que hay un gran elenco armado y en el que trato de armar tiras autoconclusivas que, a la vez, armen una saga con principio, nudo y desenlace y en la que puedo estirar cada idea lo máximo posible aprovechando la particularidades de cada personaje. Por lo general, escribo unas ocho o diez tiras de un saque y se las mando a Leo [Sandler]. Cuando las tiene terminadas, me avisa y hago otra tanda. Ahora mismo estamos trabajando una saga en la que Raúl, el mono de peluche hippie, descubre que tiene etiqueta y los demás le dicen que por eso es industrial. Así que decide viajar con sus amigos a buscar a Silvio, el muñeco sabio, para develar su origen. Ya vamos como 10 o un poco más de tiras y apenas lograron cruzar un pasillo, porque cada chiste que encuentro me despierta una seguidilla de situaciones que van sucediéndose  con ese primer chiste como eje.

Si pasa algo con un muñeco horrible por ejemplo, me dan ganas de enfrentar a todos los personajes con esa aparición nueva y ver cómo reaccionan. Leo, muchas veces, también suma alguna que otra tira a las que yo le mando y la historia va ganando en espacio y en desarrollo.

teatro1Cuando agotamos una saga hacemos algunos chistes sueltos, que tienen que ver, casi siempre, con las personalidades de cada muñeco, mientras vamos pensando cómo encarar una idea mayor. A veces ocurre que la idea mayor se desprende de esos chistes; otras veces, de ideas que voy anotando o que me manda Leo. Tengo un Word lleno de estas ideas que en su momento no veo cómo hacerlas funcionar pero que tiempo después, y después de darles muchas vueltas, empiezan a germinar de forma exultante.

JH: Uno de los proyectos que más me gustan de Loco Rabia es Teatro en viñetas. ¿Cómo surgió eso?

AF: Soy muy desordenado en mis lecturas y en mis gustos. Me gusta todo, realmente. Desde que terminé el secundario, en el ’97, trabajo en teatro. Siempre me gustó mucho y soy un dramaturgo frustrado, en algún punto.

JH: Tenés algo escrito, ¿no?

AF: Sí, tengo una obra que se llama Simulacro. Se estrenó el año pasado, lo hizo una compañía under. Fue muy loco, porque fue ver el proceso contrario. Hicieron algo completamente distinto a lo que yo había imaginado. El personaje para mí era muy poético, y ellos lo hicieron un degenerado. Un montón de cosas que había escrito tomaban una dimensión perversa. Y por otro lado, en un momento me preguntaron “¿te gusta cómo va?”. Y es la lectura de ellos. Una cosa que tiene el teatro, que a mí me encanta, es que el texto tiene un montón de sentidos y depende de cómo lo representes. Me parecía que, en ese sentido, el guión de teatro uno lo podía representar en papel. En lugar de ponerlo en escena, ponerlo en un papel. Hace mil años que tengo esa idea, y sobre todo con Venecia. Yo ya lo había contactado a Jorge Accame para adaptar un cuento de él en La fábrica y habíamos quedado medio amigotes. Después salió lo de Venecia y a partir de ahí está saliendo un libro por año. Este año salen Chau, Misterix y Despertate, Cipriano. Es uno de los proyectos que más me gusta hacer y uno de los que más me enseña. No sé si puedo aplicar todo, soy muy lento en mis procesos internos. Quizás hay algo que veo y recién me doy cuenta cuatro años después que lo estoy aplicando.

A mí lo que me enseña un montón es a ver que los personajes actúan en la historieta. Eso a mí me cambió mucho. Después de hacer Venecia y Yepeto, el guión de historieta lo entendí de otra manera. Hay vida y hay movimiento ahí, no son textos. A partir de ahí empecé a usar menos la voz en off. Me corrí del lado literario del que venía a un lado más de la acción. Hoy en día pienso en una historieta y lo que trato de hacer es acción y evitar la voz en off de entrada, porque si no ya sé que me quedo atrapado ahí. Con el teatro te das cuenta que lo que uno piensa, lo hace. Los pensamientos se demuestran con acciones. En lugar de decir que tal se peleó con tal, hacés una escena de tres cuadritos en la que le tira el vaso por la cabeza y ya está. Es otra dinámica. La voz en off se volvió vicio, pero también está bueno, rompió con un molde. Hay que encontrar el equilibrio. Hay películas con voz en off que están buenísimas, pero es un recurso peligroso.

raymondJH: ¿Proyectos que estés haciendo ahora y/o que estén por salir?

AF: Ahora sale Teatro en viñetas 3. Va a salir por Mojito lo que hicimos con Jozz para Marche un cuadrito!, un policial que se llama Piedra, papel o tijera. Ese fue uno de los primeros guiones que escribí, pero el proceso entre que uno escribe y se termina de armar la obra, sobre todo si es novela, lleva tiempo. Novelas gráficas empecé cuarenta mil, pero muchas quedaron en el camino, porque no encontré dibujante o por lo que sea.

JH: Hay una que ya es famosa…

AF: Sí, la que tenemos hecha con Marcos. Se llama La vida está en otro lado y siempre le pregunto: “¿La vida?” “Está en otro lado”. Supuestamente la terminamos a fin de año o principios del año que viene.

JH: ¿Con miras de publicación?

AF: Sí, sí. Vamos a hacer el intento en Ediciones de la Flor, que en su momento se mostró interesada. No sé ahora, con el paso del tiempo. Y si no, siempre está Loco Rabia. Hace rato que tenemos ganas con Leo [Sandler] de hacer un Idea.me para Zacarías. Eso está en veremos, hay que armar el video. Tenemos casi 230 tiras, más extras. El libro que te comentaba, Fragilidad, que me gustaría saber qué hago con eso.

transeuntesY con Fabián Mezquita estamos haciendo una historia medio densa, muy rara, de un cura que se tiene que enfrentar a la muerte y descubre que está enfermo, durante la Guerra Civil española. Y todo el infierno que se le desata, sus creencias para enfrentar a la muerte. Una novela de 80 páginas, más o menos, que ya vamos por la mitad y Fabián está muy enganchado. Creo que a fin de año la tenemos. También las historietas que estoy haciendo para el sitio web, y lo que estoy haciendo con Daniel Perrotta para Marche un cuadrito! Esta también es una historia muy rara. Hasta que no las veo terminadas no sé si le emboqué o no. Esa en particular, por ejemplo, es como esas películas que a veces las ves y decís “todo bien, pero no pasó más de un clima”. Está siempre ese riesgo. Sobre todo porque es una historia medio enreverada.

JH: Para cerrar, dos líneas sobre la actualidad de la historieta argentina.

AF: A mí me encanta, pero es un momento peligroso, también.

JH: ¿Peligroso?

AF: Sí. Mentiroso, en algún punto. Creo que hay muy buenas editoriales, se está editando muy buen material. Las tiradas siguen siendo bajas. No sé si es peligroso, pero la realidad de la historieta es que es un arte para minorías. Como termina siendo todo, a la larga, cuando deja de ser popular. Yo no creo que desaparezca, pero es muy difícil vivir de esto. Y como editor, más todavía. Nosotros ya tenemos publicados cuarenta libros. El otro día analizaba el Excel de las ventas, y hay libros como Acero Líquido que ya van por la tercera edición. Y uno ve la línea de los costos y de la entrada -y después la diferencia- y siempre estás arriesgando más de lo que vas a ganar. Siempre. Entonces, será negocio para las editoriales grandes… Pero no es algo que vivo como algo malo, es la realidad de la historieta. Entiendo que hay mucha gente que quiere vivir de esto y a mí me encantaría, pero… es muy difícil.

Acero liquido tapa1JH: ¿Por qué decís que es mentiroso? ¿Porque se habla de un supuesto éxito que no es tal?

AF: Es un éxito, pero no es un éxito. Para mí, no se va a volver atrás, a la época en la que había una editorial en la que la gente iba a trabajar todos los días. Y a veces pienso –me voy un poco por las ramas- en las nuevas tecnologías y adónde vamos a ir cuando todo esté en el mundo virtual: hay un montón de puestos de trabajo que no se van a reemplazar. Se van a perder, directamente. Creo que cada vez vamos a un mundo más reducido. Y con las artes pasa lo mismo. Hay gente que vive muy bien en el teatro, pero siempre es una minoría. Y está bien, es el mundo de hoy. Con la historieta pasa eso: hay gente que vive de la historieta, pero… Veamos: está Llantodemudo, está Hotel de las Ideas, y otras que están sacando material bueno, pero estamos todos en la misma, más de 500 ejemplares, o 1000, no los hacés porque no se venden. A veces escucho análisis y hay gente que dice que hay que tirar 2000 ejemplares, darle prensa… No te agarran las librerías, pasan seis meses y te sacan. No es un material que está en condiciones para que les interese a los libreros. Le interesará a alguno que otro, pero… en la literatura pasa lo mismo, no se vende como se vendía cuando existían los Cortázar. ¿Una editorial cuánto tira? ¿3000? ¿2000? Antes tiraban 30.000. Eso no vuelve. Pasa con algo puntual. El libro de Cóppola, por ejemplo. Es el libro del momento y después se tira a la basura. Igual, se encuentran nuevas maneras: está la pre-venta, las tiradas por demanda. Pero son procesos que uno no sabe hasta dónde van, hoy en día.

dropr_htbzSSFjwgABd7mXUKqWLwXZpfVu4lz5_r1_920x1840Creo que es un momento genial de la historieta, pero dentro del contexto de hoy en adelante. Uno se compara con Francia, pero es como hablábamos al principio: están las grandes editoriales francesas, pero las otras son como nosotros. Acá Comic.ar edita Dago. ¿Se venden 2000 ejemplares? Y es uno de los títulos más populares. No es de pesimista, ojo. A mí me encanta editar y que haya un montón de editoriales, y hay muy buen material. Miro cuando empecé, en 2003 y ahora, y hay una calidad superlativa de autores. Y una variedad enorme, con gente ya formada. Y también mirás los semilleros, las escuelas de Salvador [Sanz], Diego [Agrimbau], Sótano Blanco y ves las carpetas y los nuevos fanzines… y hay material.

JH: ¿Pensás que tal vez con más difusión se puede abrir el espectro? Lo que a veces pasa es que el público potencial no llega siquiera a conocer lo que se está haciendo.

AF: Con la literatura pasa lo mismo. Las editoriales de nuevos autores con renombre, como Interzona, por ejemplo, tiran entre 500 y 1000 ejemplares. Y de ahí saldrá algún nuevo clásico y otros autores que quedarán en la nada, como pasa en todas la artes. A mí me preocupa, no tanto eso, sino ver cómo sería el panorama si uno edita un Savarese… A nosotros nos pasa con Alcatena. Acero Líquido vende muy bien, pero eso significan… 1000 ejemplares. No me la puedo jugar, sacar 10.000 y ponerlo en los supermercados. Creo que ni Astérix hoy en día llega a eso. Después habrá autores que la peguen y serán nuevos clásicos y venderán 3.000; 5.000; 10.000. Pero tampoco se puede esperar que la peguen editoriales jóvenes que editan autores jóvenes. Algunos autores serán más clásicos que otros, es así.

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