Tercera y última parte de esta extensa entrevista al prolífico y exitoso historietista argentino.

Entrevista a Max Aguirre (parte 3)

01/10/2013

| Por Javier Hildebrandt

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alinaJH: Hablemos de “Alina y Aroldo”, tu laburo en Billiken. ¿Lo pensás como una historieta exclusiva “para chicos”?

MA: Alina y Aroldo surge de un pedido editorial. Billiken me pidió una historieta “para nenas”. A mí no me gusta esto de que las historietas sean sectorizadas, vengo de un planeta donde no era así. Entonces yo pensé algo para nenas y nenes, que tenga cierto protagonismo de una nena. Yo no sé para quién era Pi-Pío, o Pelopincho y Cachirula. Spirou quizás era más para varoncitos y Los Pitufos más para nenas, no sé. Y lo pensé para nenes “full-full”, digamos. Entre los 6 y los 11 uno es “nene-nene”, no es ni bebé ni pre-adolescente. Y las cosas importantes de los nenes a full son alucinantes. Es un período muy cortito. El nombre surgió de ver a mi sobrino trabándosele la lengua cuando se lo decía. Si yo logro que a un montón de nenes se les trabe la lengua voy a hacer reír a un montón de papás (risas). Y Aroldo –aunque está sin H por una cuestión visual- es por Haroldo Conti. El gato se llama Brumel por un personaje de Fidel Pintos (El hermoso Brumel, una película muy buena de los años ’40), Pepino es por Pepino el ’88…

JH: Todas referencias que ningún pibe va a entender.

alina2MA: No importa, pero tiene muchos personajes con nombre, cosa que en otras historietas mías no pasa. Mi intención es que todo lo que haga lo pueda leer cualquiera, en cualquier momento. Soy un defensor del ATP, pero no por pacato sino porque la mayoría de las cosa que a mí me han fascinado culturalmente son aptas para todo público, lo que no quiere decir que a todo el público le guste.

JH: Lo que veo en la historieta es que se apoya mucho en el texto y no tanto en lo visual, algo que es más común en la historieta infantil.

MA: El segundo libro es un poco más tranqui, con menos páginas. Y también tiene más historietas autoconclusivas. Pero yo creo que los pibes leen si encuentran algo interesante. La otra vez me mandó un mail un padre que me decía que por favor me apure con el segundo libro porque el nene ya había leído cinco veces el anterior (risas). Es uno de esos mails que te alegran el día. Por otro lado creo que uno tiene que intentar contar cosas en cada página, o en cada tira, y tiene que cerrarse sobre sí mismo. Si el tipo se compró esa revista y no va a comprar nunca más ninguna, que no sienta que le prestamos una parte porque somos unos vivos bárbaros que nos leemos todo junto. Me parece fulero eso. Porque los “continuará” no son todos iguales. Como autor me parece que es un plus para el que elije seguirte, para el que te hace ese mimo que no es obligatorio, está bueno que le hagas a ese un guiño. Pero eso no puede ser un desprecio para el que no me viene leyendo, porque ¿quién soy yo para que me lean? Entonces uno tiene que tratar de armar un arco argumental si quiere contar algo largo, pero intentar que cada instancia tenga una resolución porque capaz que al pibe ese se la compró el papá porque iban de viaje y no le compra nunca la Billiken, o no tiene plata para comprársela siempre.

canonJH: Además de tu producción, tenés una actividad bastante frecuente en blogs y redes sociales, y solés reflexionar sobre el medio y tu trabajo. ¿Hasta que punto te sirve –si es que lo hace- esa reflexión en el costado creativo, para el momento en que te sentás a dibujar o escribís tus guiones?

MA: A mí me parece que, en ciertos ámbitos, la historieta es bastante poco reflexiva. Tiempo atrás ha habido pocos autores que se han sentado a reflexionar sobre su trabajo -o su obra, depende cómo lo quieras mirar, yo prefiero el trabajo- pero también otros, desde [Oscar] Steimberg a [Umberto] Eco, pasando por Saccomano y Trillo. Yo me he hecho amigos de autores bastante reflexivos y polémicos, como Federico [Reggiani] o Roberto [Von Sprecher], que ha sido primero teórico antes que autor, y muy interesante. A mí me parece que reflexionar siempre sirve. No directamente, sirve para entender un poco más qué es lo que uno está haciendo. Es una actividad intelectual en el sentido más llano de la palabra. A mí la dinámica de los blogs me tiene, no cansado, pero sí preocupado, en términos en donde no suele abundar la reflexión, sino el grito irreflexivo. Difrencias de criterio son tomadas lisa y llanamente como agresiones. La disidencia es el gran motor de la reflexión. Si viene un tipo desde un lugar absolutamente respetuoso y disiente conmigo –que también existe eso y no se consigue mucho- es muy interesante. Un tipo que, hablando académicamente, me meta el dedo en el culo en alguna de mis supuestas verdades, no está mal, muy por el contrario. Nos vamos a pelear dialécticamente un montón, pero después está todo bien. Eso es el debate intelectual, y que no necesariamente está ajeno de una mirada popular, porque incluso la intelectualidad es una argucia intelectual. Cuando a mí me vienen a decir que la intelectualización por demás me aleja del rigor popular, de la sensación de que lo que se está creando o de lo que se está disfrutando, es una argucia absolutamente intelectual, porque eso no me lo va a decir el plomero al que le sobraban quince mangos y se compró la Fierro. Él se la compra y después la usa para el asado. Es más, le importa un carajo esa discusión.

JH: ¿Un poco de todo esto es lo que te motivó a hacer “El canon MacMillan”?

zitarrosa2MA: Sí. En ese momento yo tenía un debate con alguien que tiene que ver con la inspiración del personaje de Bertolotti, que es Quique [Alcatena]. No porque sea él, no tiene nada que ver, pero sí como imagen de tipo de otra generación, sumamente reflexivo, con el que se puede disentir y se puede ser amigo. También tipos como Lalia, Mandrafina, Trillo incluso… son todos ellos juntos, toda esa generacion. Pasó una cosa terrible –entre muchas- con la historieta argentina. Cuando aparece el punk en los ’70, los punkies querían hacer mierda al rock sinfónico, prenderlo fuego, pero los sinfónicos llenaban el estadio de Wembley. Era un parricidio simbólico, necesario y fácil de motorizar. No se sentían culpables. Pero cuando mi generación aparece en escena, la anterior era Phil Collins cantando con un teclado en un bar-mitzvah, por el morfi. ¿Encima voy a venir yo a pegarle un botellazo? ¡Soy un hijo de puta! Entonces medio como que eso no sucedió, no se sublimó. Al no suceder, durante muchísimo tiempo la figura del padre simbólico en el oficio se seguía manteniendo. Se habla de los Maestros, lo que hacía que todo se retarde. A eso se suma que no hay industria y la maduración propia era mucho más lenta. Robarle el espacio en el campo al otro era casi un acto de cobardía. Había una discusión sobre eso y sobre la relación “padre-hijo”. El canon… en un punto es eso. Ahora lo estoy re-escribiendo, para mí, no sé cuándo saldrá.

JH: Uno de tus últimos trabajos es “Zitarrosa”, que hace poquito se re-editó por Loco Rabia. Contame cómo llegás al proyecto, cómo lo encaraste desde lo gráfico, cuánto sabías de Zitarrosa antes y cuánto te enteraste mientras hacías la historieta.

Zitarrosa-TAPA-a-webMA: Llego al proyecto porque Santullo me lo propone. Yo primero le digo que sí y después, casi al mismo tiempo reflexiono lo tapado que estaba de laburo y le digo que no. Me acuerdo que luego me quedé solo pensando que si veía a otro dibujante hacer “Zitarrosa” iba a ser como ver a la mujer que te desvela pasar del brazo de otro tipo, así que lo llame a Rodolfo y le dije que sí, que lo hacía a como dé lugar. Y bueno, así fue.
De Zitarrosa sabía un montón, soy fana absoluto de su obra, me parece un artista indispensable para entender qué es ser de esta parte del mundo, como un hueso fundamental de ese esqueleto total que es Latinoamérica. Pensá que mientras mis coetáneos, a la hora de hablar de sus primeros discos, es probable que te nombren a Soda o a Charly o –ponele- The Police, yo te voy a nombrar a Zitarrosa, Rivero y Troilo – Grela. Así que Zitarrosa es parte troncal de mi educación sentimental, sin dudas. El tema es que hacer la historieta me hizo leerme todo sobre él y luego contactarme con amigos, conocidos y hasta la familia (uno de los regalos más lindos que me dio dibujar historietas) y allí descubrí un hombre íntegro pero a su vez frágil y sensible, descubrí a un hombre impar, imperfecto y humano. Me volví aún más admirador.
Gráficamente intenté hacer un personaje icónico, busqué no faltarle el respeto sino volverlo un personaje de historieta siempre en negro y fumando, engominado y de mechón rebelde y gesto taciturno. Espero haberlo logrado. Fue todo un tour de force hacerlo. Tanto a Rodolfo como a mí nos pasaba de laburar emocionados y con la sensación de estar pisando un lugar sagrado al que había que tratarlo con honestidad, cariño y absoluto respeto. Espero que nos haya salido. Al menos las ventas nos han acompañado y tanto su familia como sus allegados nos han agradecido el trabajo, lo que ya es un montón.

JH: Hace poco también publicaste “Mi amor, hoy tengo fútbol”, una especie de “manual” para el futbolista amateur, junto con Fede Reggiani. Contame cómo fue escribir tu primer libro en prosa, cómo fue el trabajo en colaboración y qué balance/ reflexión/ comentario hacés con el resultado final ya impreso.

mi amorMA: Un divertimento total. Una sorpresa. Una caradurez y sobre todo, aire fresco. Fue reírse hasta las lágrimas y lo mejor de todo, hacerlo casi jugando con un amigo enorme como es Federico. Trabajamos chateando y medio nos dividíamos qué escribir: yo solía meter pasos de comedia, Fede solía encuadrarlo en el discurso de un libro de divulgación y luego ambos le metíamos mano a todo hasta el punto de no recordar quién escribió qué cosa. El resultado final a mí me llena de orgullo y alegría. Recibimos muchos mails con comentarios del tipo “Llevo comprados y regalados siete porque me reí mucho y quería compartirlo». Eso es un mimo gigante. Es un libro sin dudas deudor de Fontanarrosa, Dolina y Soriano, pero Federico logró volverlo además deudor de Borges, Flaubert y Fogwill, lo que genera una interesante mezcla.

JH: La última: proyectos que tengas por salir, o con ganas de que salgan en el futuro y que no tengan que ver con nada que estés haciendo ya.

MA: Se viene un nuevo libro de “Jim, Jam y el Otro”, y calculo que más adelante uno nuevo de Alina y Aroldo también. Se viene un libro de “Control de Plagas”. Estoy trabajando en un libro con material casi totalmente inédito cuyo título tentativo por ahora es “Misantropía” y estoy en un proyecto musical con dibujo en vivo y cosas así que calculo en breve arrancará a rodar y que contra pronósticos, no será de tango, aunque incluya algunos, sino bastante más amplio y variado en el repertorio. Veremos

JH: Gracias, Max!

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