Cuando se dice que los ´80 fueron una nueva Edad Dorada del comic-book americano, todos repiten siempre los mismos nombres: Watchmen, Dark Knight, Animal Man de Grant Morrison, Crisis, Thor de Walt Simonson, etc. Siempre material de Marvel o DC. Cuando justamente lo interesante de ese periodo era que la aparición del mercado de venta directa había dado la posibilidad de prosperar a un montón de compañías pequeñas que, a su vez, le daban muchísimo espacio a autores para hacer historias imposibles de sostener en lo comercial en otro mercado. El mercado directo propició ese boom editorial, donde se publicaron cosas que van desde lo deplorable hasta obras maestras. Pero claro, nadie parece recordarlas… Es hora de traerlas a la luz. Aunque sea para que, a la hora de buscar en tus comics digitales favoritos, puedas encontrar cosas que nunca antes se te habría ocurrido mirar.
Las reglas son las siguientes para que sepan:
1 – En cada nota hablaremos de cuatro editoriales independientes que tuvieron su importancia en la década de los raros peinados nuevos, los posters Pagsa y los trajes de corte italiano. Algunas pueden haber empezado un poco antes, otras seguido un poco después. Pero su momento de gloria lo tuvieron en los años en que el Austral era la moneda de curso legal en Argentina.
2 – Al final nombraremos al menos un título de toda la producción editorial a rescatar. A veces va a ser injusto nombrar uno solo, porque haya más cosas. Pero de última, investiguen, chiques.
3 – Algunas editoriales que empezaron en esta década (Dark Horse, Fantagraphics, etc) llevan demasiado tiempo y son tan importantes que merecen un texto más largo.
4 – En cada nota nombraremos una editorial que publicaba boñiga infumable, de esas que sentís que es una injusticia haber matado árboles para publicar esto. Aclaro que había muchas cosas así. Aunque me parece que, al lado de los ´90, la proporción bueno/mierda era mucho menos dispareja. Pero bueh, es mi opinión nomas…
Si hay un título que puede definir el auge, esplendor y caída del mercado de venta directa, ese es Cerebus, de Dave Sim.
Aardvark – Vanaheim, la editorial con la que ha autoeditado a su personaje (y otros productos de su autoria) todavía sigue. Sin embargo, en los´80, aprovechando el éxito de su personaje, Sim se arriesgó a editar a otros autores por un breve periodo de tiempo y eligió cosas maravillosas: desde el Ms Tree de Max Allan Collins y Terry Beatty hasta el Flaming Carrot de Bob Burden, desde el Journey de William Messner-Loebs hasta el Normalman de Jim Valentino. Pero la edición no era lo suyo: tras la separación con su mujer, Deni Loubert, Sim se concentraría solo en su creacion. Los títulos se irían mayoritariamente al sello de Loubert, Renegade Press (del que ya hablaremos)
El titulo a destacar: nada de lo editado acá era malo. Pero por nombrar un destacado, vamos con Puma Blues, una obra ecologista escrita por Steven Murphy y dibujada como los dioses por Michael Zulli.
Pacific Comics
Bill y Steve Schanes tuvieron primero una cadena de comiquerías en San Diego, luego una distribuidora a la que le iba bien. Como conocían a Jack Kirby, decidieron que el próximo paso era publicar una de sus creaciones, encima pagándole bien y dejándole los derechos. Cosa que hizo a Kirby (que puteaba mal a Marvel y DC por todo lo que habían explotado su creatividad sin darle un royalty a cambio) feliz.
Con el Captain Victory de Kirby como bandera, Pacific Comics se lanzó a una carrera de tres años donde aparecieron por primera vez series como Starslayer de Mike Grell (una de space opera que traía como historia de complemento el Rocketeer de Dave Stevens), la antología de terror Twisted Tales de Bruce Jones y un elenco muy grosso de dibujantes, la adaptación de Elric de Melnibone de Roy Thomas y P. Craig Russell, y un largo etcétera. Pero claro, los costos crecieron desmesuradamente y en tres años la empresa se fue a la B. Pero le nivel medio de sus títulos es impresionante.
El título a destacar: Somerset Holmes de Bruce Jones (guion) y Brent Anderson (dibujos), sobre una mujer amnésica que trata saber sobre su pasado mientras la persiguen. Un thriller muy cinematográfico que termino de publicar (como muchas otras de las cosas de Pacific) la editorial Eclipse (ya vendrá su reseña) y que entraba en esos años en todas las listas de lo mejor publicado en comics.
En 1984, Neal Adams va a aprovechar el nuevo mercado directo para lanzar su propia editorial. Que, vista a la distancia, parece el borrador de la primer Image noventera: énfasis en superhéroes unidimensionales, violentos e hiperrealistas; argumentos banales; preponderancia del dibujo; publicación errática. Ah, y un editor que creía que era Dios bajado a la Tierra porque había dibujado comics rompedores (que en eso lo copiaron varios de los de Image a Adams también).
Eso sí, aparte de Adams, dibujaron ahí tipos como Mark Texeira, Esteban Maroto, Mike Deodato, Tom Grindberg, etc. Parecía que había muerto para 1990, pero la explosión noventera la resucitó por un tiempo más, para ser sepultada merecidamente en 1994.
El titulo a destacar: Echo of Future Past, la antología de ciencia ficción de la editorial. Al menos las historias comienzan y terminan y hay cosas con un dibujo del mega-carajo
Duró un par de años pero sacó material bastante interesante: la serie de los Futurians de Dave Cockrum (continuación de la graphic novel que le editara Marvel), un especial de Evangeline de Chuck Dixon, Judith Hunt y Ricardo Villagrán y Code Name Danger , donde hubo un monton de tipos interesantes dibujando. Pero, se fundieron rápido, en parte por sacar sin permiso una nueva versión de los T.H.U.N.D:E.R. Agents con lo que se comieron un juicio de los propietarios y perdieron. Eso y prometer el oro y el moro y no poder cumplir.
El titulo a destacar: El ya nombrado Wally Wood’s T.H.U.N.D.E.R Agents. Cinco números con los personajes de Tower con nuevas historias hechas por tipos como Geroge Pérez, Keith Giffen, Dave Cockrum y Jerry Ordway. Y todas muy bien hechas.
La boñiga infumable de hoy
Creada por Gary Brodsky, el hijo del legendario jefe de producción de la Marvel Sol Brodsky (de ahí el nombre “Sol`s Son, el hijo de Sol”) y con Rick “te copio el estilo que sea” Buckler metido hasta las patas, la editorial aprovecho el boom del comic en blanco y negro para vender unas porquerías infumables, del nivel de Sultry Teenage Super Foxes, Code Name Ninja, Bushido Blade of the Zatoichi Walrus y (otra) versión de T.H.U.N.D.E.R. Agents que también detuvieron los dueños legítimos del copyright (aunque esta era un espanto). Ningún título duro más de tres números. Clara demostración de que en el mundo del comic también hay justicia.
El título a destacar: Por lo bizarro, es ineludible nombrar a Reagan’s Riders, donde Ronald Reagan (si, el vejete presidente yanki) se convierte en un superhéroe que lidera un grupo comando (de riguroso azul, blanco y rojo) para combatir a amenazas al American Way of Life. A ver cuando Frank Miller lo continúa…
(Muy pronto, la segunda parte)
Muchos más textos de Roberto Barreiro en https://arbolesmuertosymuchatinta.wordpress.com/
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