15. VOLVER PARA RENOVAR
Estamos a fines de 1986 y Green Arrow no tiene espacio para sus aventuras en ninguna revista de DC, y ni siquiera forma parte de la Justice League of America. Pero la tortilla se iba a dar vuelta en poco tiempo.
El 1º de Enero de 1986, DC contrata como Coordinador Senior a Mike Gold, quien durante años ejerció como Presidente y Jefe de Coordinadores en la editorial First. La tarea de Gold en DC consistía en desarrollar nuevos proyectos y lógicamente, lo que hizo fue tentar a los autores que la venían descosiendo en First para que se sumaran a las filas de la editorial de Superman y Batman. Entre los autores emblemáticos de la editorial con sede en Chicago estaba Mike Grell, ascendido al Olimpo de los autores fundamentales de los ´80 gracias a su labor al frente de Jon Sable: Freelance, una serie de su propia creación. Jon Sable era un comic de aventuras pero con un perfil más adulto, ambientado en un mundo 100% real, al que le iba muy bien tanto en ventas como en aceptación por parte de la crítica. Y por la cifra correcta, Grell estaba dispuesto a dejarlo en manos de otros autores.
Decidido a regresar al siempre lucrativo universo de los superhéroes, Grell se pone a trabajar junto a Mike Gold en un relanzamiento de Green Arrow. Era la época post-Crisis de DC, en la que más de un autor le impuso a la editorial SU versión de un personaje clásico, incluso cuando esto implicaba desconocer décadas de historias previas. Y Grell pudo haber hecho eso con Oliver Queen, pero prefirió respetar todo lo anterior y construir sobre eso.
“Ollie sabe que Speedy tuvo una hija, y eso lo convierte en una especie de abuelo –decía Gold-. Lo vamos a definir como un tipo de 43 años que pasó buena parte de su vida siendo un superhéroe poco serio y la última parte siendo demasiado serio, como para tratar de compensar. Le preocupa que los valores que él sostiene hoy sean un tanto anacrónicos, pero no le vamos a cambiar las convicciones políticas, sino que las va a expresar de otra manera”. Obviamente en 1987 nadie se hacía cargo de que un superhéroe pudiera cumplir 43 años, ni que envejeciera en tiempo real (Grell le hacía cumplir años a Ollie cada 12 meses posta). Pero “Iron Mike” queria eso: un héroe entroncado en el mundo real, donde no existían los superpoderes, ni los supervillanos, ni las flechas con truquito. Y donde la relación sentimental con Black Canary no dejaba para nada de lado la interacción sexual.
“Al final de esta miniserie –decía Grell- nos vamos a encontrar con un Green Arrow que se hace cargo de estar más viejo. Un tipo que sabrá mucho más acerca de sí mismo y tendrá mucho más claro por qué hace lo que hace. Estará mucho más satisfecho consigo mismo y mucho más orientado hacia el mundo real”.
- JUSTO EN EL BLANCO
El humo se empieza a disipar en Agosto de 1987, cuando sale a la venta el primer tomito de Green Arrow: The Longbow Hunters, una miniserie de tres entregas en el formato prestige (que DC había inaugurado nada menos que con el Dark Knight de Frank Miller), con Mike Grell como guionista y dibujante, asistido por Lurene Haines en el dibujo y Julia Lacquement en el color.
Y no, esto no se parece para nada a los otros comics de superhéroes de esta época. Grell nos ofrece un festival de violencia inusitado, con sangre, violaciones, torturas y primeros planos de ojos atravesados por flechas. Tanteando desde el primer momento el terreno para una serie regular, el autor abre puntas por todos lados, principalmente a través de la incorporación de dos personajes que serán importantísimos más adelante: la implacable arquera japonesa Shado (con la misma habilidad que Ollie, pero sin ningún problema a la hora de matar enemigos a sangre fría) y Eddie Fyres, turbio agente de los servicios de inteligencia de EEUU.
Así, entre espías, armas, drogas y garches, Ollie recorre una aventura de gran intensidad, en la que nadie le dice nunca “Green Arrow” y en la que lo vemos asentado en una nueva ciudad (Seattle) y con un nuevo traje, más afín a este nuevo perfil de “cazador urbano”. Un flashback del Vol.1 recuenta el origen del personaje en pocas viñetas, y Grell aprovecha para modificar el relato que apareciera 10 años antes en el nº 17 de DC SuperStars, esta vez para cambiar a los piratas por traficantes de marihuana y para eliminar las flechas con truquitos, quizás el cambio más resistido por los fans tradicionales de Green Arrow.
Antes de que se editara el tercer librito de The Longbow Hunters, Mike Gold y Mike Grell ya sabían que la serie era un éxito de ventas y que había que poner en marcha una serie regular. Este Ollie veterano, que ya no se ceba discutiendo de política con los otro enmascarados de la Justice League y que no tiene drama en quedarse con un bolso lleno de dólares que no son suyos, parecía funcionar bien en ese mundo real post-Guerra Fría, donde el cinismo garpaba más que el idealismo. La apuesta de Grell por dejar cabos sueltos en la miniserie resultaba una pegada, porque de ahí saldrían argumentos para lo que vendría después.
En la próxima entrega nos vamos a sumergir en la extensa serie regular que aparecerá en Febrero de 1988, pero antes de cerrar el tramo dedicado a The Longbow Hunters quería subrayar varias cosas: 1) el hermoso trabajo de Grell y sus asistentes en la faz gráfica, al que extrañaremos muchísimo en la serie mensual y 2) el riesgo enorme que asumió Grell al decidir ambientar esta historia en la continuidad canónica de DC. Imaginate que este Green Arrow “realista”, adulto, de 43 años, después va a aparecer junto a decenas de otros personajes en comics pedorros tipo Millennium… y eso obviamente va a hacer ruido. Y esta versión de Black Canary, también más seria, hasta más trágica, contrastaba groseramente con la que aparecía en la revista de la Justice League en la época en que era casi una sitcom. Claramente el Ollie y la Dinah que quería escribir Grell no tenían un choto que ver con un universo poblado por superhéroes… pero de hecho formaban parte de uno de los más grandes.
(Muy pronto, la novena parte)
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