Sólo los buscadores de tesoros, estudiosos y lectores despiertos se han dejado iluminar por esta maravillosa obra de los ´90, a la que hoy trataremos de rescatar.

Ikkyu (parte 1)

17/06/2013

| Por José Luis Gaitán

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Si bien su autor, Hisashi Sakaguchi, es bien conocido en Japón e Ikkyu Sojun lo es a su vez por los japoneses mas atentos, este manga no ha tenido la repercusión merecida  si lo comparamos con otras obras. Sólo los buscadores de tesoros, estudiosos y lectores despiertos se han dejado iluminar  por esta biografía, manga,  panfleto político y religioso que pasó como un huracán y dejó una obra maravillosa.

R032-Ikkyu1Los mil mundos y el maya

No se puede mencionar a Ikkyu sin hacer un poco de historia. El manga funciona como biografía de Ikkyu Sojun (1394–1481, nacido con el nombre de Sengikumaru en la era Muromachi, la más prolongada del Japón feudal) y se sabe, un hombre está tejido por la realidad en la que está enredado. Ikkyu fue entonces un monje zen iconoclasta, tomador de sake y amante de las mujeres al que era normal ver caminar ente la muchedumbre de los populosos pueblos con su espada de madera o una calavera estacada en un palo al grito de “vayan con cuidado, no confíen en nadie”.

Para él, toda enseñanza zen institucional estaba en contra de la naturaleza del hombre, el cual según sus palabras podrá alcanzar la iluminación con naturalidad sin coartar sus pasiones (vivir la vida directamente). Esto podría parecer un sacrilegio para los puristas pero sin embargo, y como bien lo documenta Sakaguchi en esta obra, toda la cúpula del zen era aún peor, escondiendo sus chanchullos en la oscuridad que crece tras la sombra de la corrupción, fruto de la dictadura a la que era sometida Japón por el clan de los Ashikaga. Asqueado de la situación Ikkyu deja de lado toda institucionalidad religiosa y métodos establecidos para hacer su propio camino lejos de la mentira en la que vivían todos. De esta manera, seremos testigos de la intransigencia, la fortaleza y el espíritu pasional que Ikkyu desarrolló a lo largo de su vida como monje itinerante.

ikkyuEl manga comienza con  la infancia de un Ikkyu sometido a la dureza de la vida. Hijo ilegítimo del emperador Adorgokomatsu Motohito y Motoko, Ikkyu fue obligado a vivir junto a su madre en Saga para protegerlos de ataques de otros feudos. Allí fue criado por su madre y por Tamae, la criada que acompañaba a los dos. A la edad de cinco años (1399) fue obligado a entrar al templo Ankokuji para convertirse en monje. Aquí el manga se basa abrumadoramente en el retrato de la cruda vida de estos monjes, en donde se mezcla el abuso, la miseria de sus líderes y maestros, la obligatoriedad de las relaciones carnales entre ellos como una violación ante la necesidad física, el castigo y la violencia a la que eran sometidos. A todo esto se le suma la angustiosa ignorancia de la gente en un Japón donde se cocía el caldo de una agitación campesina empobrecida, que veía a una cúpula religiosa y política cada vez más rica y corrupta y  que estallaría en plena vida de Ikkyu, quien pese a todo desde niño, sobresalía por sus respuestas inteligentes a los acertijos zen mas complicados que sus maestros tenía para él. Inmerso en este torbellino, Ikkyu busca igualmente la iluminación. Su apogeo llegará luego cuando se convierta en discípulo del duro e intransigente Kaso Sodon quien lo renombraría como “Ikkyu”. Alcanzado el despertar se convierte en monje itinerante, gran calígrafo y tardío poeta, dejando de lado todo nombramiento importante.

ikkyu-1Esta es una biografía que intenta ser objetiva, aunque embellecida. Las vicisitudes en las que Ikkyu se ve envuelto, sus genialidades, sus cobardías y su lucha contra las pasiones a las que accede luego, la truculencia de la muerte y sus hambrunas, los terremotos y sequías que asolaron Japón y cómo estas influyen en el camino de este sobresaliente monje y sus decisiones, son tratadas con inparcialidad pero felizmente embellecidas por el talento del autor.

Caminos del dharma

Las antipatías a la forma que tenia Ikkyu de transmitir el camino del Buda no se harían esperar: fue un directo antagonista de los Gozan o “cinco montañas”, los cinco templos que había nombrado la escuela Ranzai. Es así como Yoso, antiguo compañero, se convertiría en su peor crítico (destaca la escena cuando luego de muchos años se reencuentran ambos y Yoso se extiende en una cháchara sobre lo que para él es el Zen e Ikkyu le contesta con un pedo, brillante y espontánea respuesta) y a la vez como imagen oscura de Ikkyu, su némesis, algo que en el manga se ve exagerado por la necesidad de tensión narrativa.

ikkyu_27_miseenpageIkkyu también tuvo adeptos, y si bien su doctrina era como mínimo polémica, su trabajo codo a codo con el pueblo lo hizo ser querido y venerado entre ellos. De hecho llegó a tener su propia casa espiritual con algunos seguidores, totalmente hecha por ellos mismos, nada ostentosa, renunciando a todo lujo. Sin embargo a lo que nunca renunció fue a las mujeres y hubo una que sobresalió, una artista itinerante ciega llamada Mori a la que Ikkyu le dedicó una de sus poesías mas hermosas, una de las tantas que aparecen en el manga:

“Desnudo estaba el árbol, y le diste una nueva primavera.
Verdes retoños, flores nacientes, una promesa fresca.
Si alguna vez olvido, Mori, lo que te debo,
que arda en el infierno para siempre.”

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