La consagrada autora de Hark! A Vagrant da un salto cualitativo y narrativo con su novela autobiográfica.

Kate Beaton, en el pozo

08/05/2024

| Por Gregorio Guerrero

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El año pasado, el 2023, en el listado de los nominados a los premios Eisner resaltaban en varias categorías dos autoras en particular: Kate Beaton y Zoe Thorogood. Ambas competían entre ellas en las ternas de mejor escritor/dibujante y mejor memoria gráfica. La primera por  Ducks: Two Years in the Oil Sands, publicada por la editorial canadiense Drawn and Quarterly, y la segunda por It’s Lonely at the Centre of the Earth: An Autobiographic Novel, publicada por Image Comics.

La crítica ha hablado mucho de Zoe y de sus páginas cargadas de angustia adoslecente. Una novela gráfica sobria en contenido pero llena de narrativa y emociones, elogiada hasta el cansancio y con ediciones en varios idiomas. It’s lonely… cuenta en primera persona el vacío existencial y la alienación a la realidad que siente la autora, empujada a la depresión por diversos motivos personales. Disfrazado de argumento vemos cómo ella debe hacer un encargo para Image, no sabe de qué hacerlo, y como tantas otras veces se ha visto en este y otros medios, termina cayendo en el cómodo lugar de que el argumento va a tratar de ella contando que no sabe de qué hacer su comic. Simplista, pero efectiva si tenemos en cuenta que aquí, la historia es lo de menos.

Habrá lectores que se sentirán más o menos identificados con esta angustiante -a veces cansadora- obra, y con los constantes conflictos a los que se ve sometida. Particularmente a mi, me resulta un trabajo muy logrado desde el dibujo y la narrativa, pero olvidable desde el argumento. Lo que es innegable, es que Zoe se convirtió en un éxito absoluto de la noche a la mañana. Si bien ya era una autora con algunas publicaciones, It’s lonely… y su crítica positiva, generaron que ahora ella sea una de las voces de una nueva generación de historietistas de veintipoco, con mucho que contar y las herramientas adecuadas para hacerlo.

Pero, si la crítica la amó, y las ventas fueron más que buenas, ¿por qué no se llevó ninguno de esos dos Eisners? Podríamos decir que es culpa de un mal timing. El año en que se publica su primer gran hit, del otro lado de la frontera Kate Beaton también estaba abriendo su corazón sobre una experiencia desgarradora.

Esta autora canadiense de la que no muchos habían oído hablar hasta ese momento, se encontraba vigente desde el 2007. A fuerza de su webcomic histórico Hark! A Vagrant (también existen dos tomos editados por D&Q), Kate fue abriéndose paso en el medio hasta llegar a ser un referente cuasi exclusivamente vinculada con las tiras y algunas publicaciones infantiles. Luego de más de once años de dedicarse a esto, decide contar un capítulo personal de su vida. Algo que sucedió hace más de 20 años, pero que marcó a fuego su historia.

Como le sucediera a tantos otros chicos de su Nueva Escocia natal, una vez terminados los estudios eran pocas las opciones para juntar el dinero que necesitaba para pagar sus préstamos estudiantiles. Además, al dedicarse al arte, tampoco es que se le abrieran muchas puertas. La decisión fue ir a trabajar a los pozos petroleros de Alberta, donde en poco tiempo (años) iba a poder juntar toda la guita necesaria.

Se imaginarán que una chica de veintipocos, en un campamento de extracción petrolífera al norte de Canadá, no es una combinación que suene del todo normal. La obra que inicialmente comenzó también como un webcomic en el 2014, fue desarrollada en su totalidad en un libro de más de 400 páginas donde la autora da rienda suelta a contar su experiencia en ese ambiente sectario y machista, y se encarga de hacer una doble crítica.

La primera es más bien general acerca de las condiciones laborales y la situación social que te empuja a aceptarlas. En un país donde el trabajo de alta remuneración está centralizado en las grandes ciudades, todo aquel que no vive ahí está limitado en las oportunidades de trabajo. Así, muchas personas -particularmente hombres- se ven obligados a aceptar empleos lejos de sus hogares, en condiciones de alienación y de dudosa salud mental. Este acumulación de testosterona en espacios reducidos (viven en containers o instalaciones adaptadas para trabajadores casi golondrinas), lejos de cualquier vestigio de la civilización potencia toda clase de situaciones de violencia. ¿Hasta qué grado de deshumanización están dispuestas a llegar las personas con el objetivo de tener un trabajo?

Ni hablar de la violación constante a la tierra y a las normas de seguridad. Este método de extracción, no convencional, tiene similitudes con el fracking y la minería. Y la consecuencia directa es la contaminación de las napas de agua, la alteración de ambientes naturales de la fauna y por supuesto, de la flora. Al final del día, una vez que el crudo es extraído y el campamento se mueve al siguiente punto, lo que queda atrás es un cementerio.

La segunda, es una crítica sexual. Donde las empresas se encargan de vaciar y explotar la naturaleza, también aportan situaciones de deshumanización donde los hombres exponen su faceta más machista. En un lugar donde las mujeres no abundan y lo que sobra es aislamiento, alcohol y cocaína, el comportamiento frente a una persona de otro género es de un tono perverso y acosador, como poco. Kate, como tantas otras mujeres que han pasado por estos campos de petróleo, se va a haber expuesta a una cosificación constante, inhumana, que la dejara en varias ocasiones en una posición de jaque con respecto a cómo continuar. El abuso psicológico y físico está a la vuelta de la esquina.

Ducks es un retrato real de las situaciones a la que la sociedad capitalista puede empujarte, y juega con las dificultades de convertirse en un adulto en un mundo que puede darte la espalda muy rápidamente. Kate Beaton retrata con un trazo simple las complejidades y los matices a los que nos vemos expuestos en situaciones límites, de una manera magistral, con críticas precisas y justas. Sabe a su vez rescatar a las personas que cuidaron de ella en un momento donde lo más fácil hubiese sido ser cómplice del sistema sexista en el que se encontraba.

Por todo esto que expongo, y por otros tantos motivos que seguramente quedaron afuera, esta obra fue el medio a partir del cual Kate Beaton se llevó dos premios Eisner a su casa.

Aplaudimos sus logros, y agradecemos que haya decidido contarnos su historia.

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