Las Durmientes, la antología con guiones de María Eugenia Alcatena y dibujos y color de Muriel Frega, salió a la venta en 2024 de la mano de Leitmotiv Editora. Se trata de un trabajo de 48, en tapa blanda y a todo color. El libro se llevó el premio a Mejor Color en la quinta edición de los Premios Cinder, el pasado mes de Marzo.
¨La Siesta¨, la primera historia, comienza con dos amiguitas jugando en lo que parece una laguna. Felicidad pura, amistad total, inocencia. Sin embargo, un hecho cambiará el devenir de los acontecimientos para entremezclar emociones que, hacia el final, se fundirán en una historia cargada de angustia y oscuridad. Sin dudas, una primera historia que marcará el tono de toda la antología, con su carácter algo naif, pero al mismo tiempo absolutamente profundo y sombrío.
Mujeres, todas mujeres; en diferentes entornos, lugares y situaciones. Mujeres que parecen estar conectadas y que construyen un intersticio interminable entre una historia y otra, para transitar un solo camino en el que los momentos críticos serán el común denominador.
Ser, pasar de un estado al otro, trasmutación, intercambio de energías, deshacerse del error de la matrix para asegurar el continuum de las cosas; algunas de los temas con los que nos toparemos en La Siesta, pero también en las demás historias. Mujeres astronautas que se conectan en el espacio en ¨Felicidad¨, se unen en un proyecto más allá de lo científico, para influir en un mundo y en una sociedad que, en un punto, ya no podrá hacer caso omiso al cambio. En ¨El Conjuro¨, cuatro hermanas se adentrarán en la odisea de reencontrarse con una hermana perdida, lo que las llevará a desafiar a las leyes de la naturaleza. En «Extinción», nos cruzaremos con otro drama: la duplicidad, esto es, una existencia algo así como reflejada o quizás escindida, que llevará a sus protagonistas a un lugar muy oscuro en el que serán capaces de hasta lo más violento y truculento.
Dos historias de terror y dos de ciencias ficción. Todas historias que, sin dudas, tienen mucho en común, pero que también tienen sus particularidades y excentricidades.
El Conjuro y La Siesta no dividen sus páginas en viñetas, sino que despliegan dibujos más o menos dinámicos que relatan lo que acontece a través de la acción y la palabra. Pese a tener eso en común, mientras La Siesta apela a una inocencia que se transmuta a una oscuridad sin retorno, El Conjuro nace en la oscuridad para hacer rebrotar algo que parecía dormido y volver al plano de lo mundano.
En Felicidad, las viñetas no necesitan palabras para decírnoslo todo y hacerse entender con diferentes niveles de significado. Dibujos que se anclan en planos de existencia que se solapan y hacen zoom en diferentes sustratos y niveles del ser y el hacer. Extinción es puro estrés, caos y violencia. Viñeta a viñetas los gestos se tensan y se cargan de una preocupación extraña que se vuele un odio cuyo propósito último es el exterminio.
La antología maneja una estética bastante elocuente y reveladora. Esas niñas de La Siesta en ese entorno bello y totalmente naíf serán las encargadas de adentrar a lxs lectorxs en el plano oscuro, extraño y siniestro de Las Durmientes. Aunque a lo largo de las cuatro historias las ilustraciones se revelarán como eclécticas, será la colorimetría lo que las aúne para conseguir construir una experiencia que llevará a recorrer las páginas como una ola sin fin. A lo largo de las páginas, los tonos cálidos, naranjas y amarillos, se contraponen con una oscuridad que se apoya principalmente en los violetas, entremezclados con algunos tonos verdes.
El trazo de Muriel Frega es definitivamente exquisito y mantiene un nivel impecable a lo largo de las 48 páginas del libro. Las mujeres de la antología convencen; tanto por sus gestos como por su movimiento corporal, para conseguir ir de menos a más.
Probablemente sea Felicidad la historia más diversa desde lo visual, tanto por el tipo de dibujo como por el trabajo de color. La mancha desaparece bastante, para apelar a una estética más limpia, minimalista y futurista, una propuesta que deviene claramente desde el guion, cuya trama obliga a tomar esta decisión artística.
Las Durmientes es un trabajo muy cuidado y pensado por parte desde sus artistas. Ciertamente, con un guion de Eugenia Alcatena que se anima a mezclar variedad de temáticas y técnicas narrativas eficaces, y con el despliegue libre del trazo de Frega a lo largo de la página, capaz de negar cualquier tipo de represión, se trata de una antología repleta de capas de significado para la que no bastará con una única lectura.
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